El alza de los precios y la escasez de las mascarillas que se vivió en los primeros meses de la pandemia, dieron cuenta de la relevancia que ese producto tendría para el resto de la crisis sanitaria. En sitios como Mercado Libre y Yapo.cl, en marzo, por ejemplo, era posible encontrarlas incluso a precios que superaban los $2.000.000.

Hoy, con valores más razonables, diversos informes detallan los beneficios que su buen uso implica para reducir la transmisión del virus Sars-CoV-2. Y seguirán siendo importante incluso en un contexto con vacuna.

Al parecer ellas llegaron para quedarse. Porque junto con las otras medidas de cuidado para prevenir Covid-19, están ya incorporadas dentro del comportamiento de la población. Así lo comprobó un estudio de la Universidad Diego Portales, que indica que existe bastante disposición en las personas a mantener conductas preventivas: un 93% dice que es muy probable que siga usando mascarilla.

Otro 90% asegura que es muy probable que siga lavándose las manos por 20 segundos. Mientras un 82% dice que es probable que procure mantener un metro de distancia con otras personas en la calle.

Seguir usando mascarilla

El estudio EIS-COVID UDP tuvo una cobertura nacional e incluyó 3.592 personas y combina una muestra encuestada a través de un cuestionario online y una encuesta telefónica. Macarena Peña y Lillo, de la Facultad de Comunicaciones UDP participó en la investigación, que se orienta, dice, en el área de comunicación de la salud y conocer cómo la gente consume información en contexto de Covid-19.

La información de salud en un contexto común no es tan relevante, asegura Peña y Lillo, pero en pandemia lo esperable es que sí lo sea. Y a través de este estudio, consultaron sobre el conocimiento de las campañas de salud, sobre las medidas, y el acceso y uso de información, percepción de riesgo y comportamiento preventivos, y también sobre las intenciones de mantener esos comportamientos.

Al consultar sobre intenciones de autocuidado y proyectándose en tres meses más o a futuro, comenta la investigadora, “encontramos que efectivamente la gran mayoría de las personas dice que esta dispuesta a seguir usando mascarilla, a seguir manteniendo distancia, lavándose las manos, lo que es bastante promisorio, esos tres comportamientos están muy establecidos y se proyectan haciéndolos por mucho tiempo”.

Con respecto a la información oficial acerca de la pandemia, el estudio revela, que un gran porcentaje en estos momentos se reconoce “sobrecargados de información”. Así, un 85% de los consultados declara haberse topado con información sobre el coronavirus en los últimos 30 días, y un 67% considera que, después de un tiempo, toda la información sobre Covid-19 empieza a sonar igual. Esa información, explica Peña y Lillo, se refiere a las campañas y comercial realizados por el Ministerio de Salud.

Un 38% reconoce que ha buscado información, y de ellos, dice la investigadora, “la mayoría dicen que el tema más frecuente por el cual han consultado es el número de contagios y fallecidos, en segundo lugar medidas para prevenir el contagio, junto con eso la vacuna, y síntomas de Covid-19 está en último lugar”.

En esa misma línea, más de un 90% de los consultados declara haber visto, leído o escuchado comerciales acerca del lavado de manos y de mantener un metro de distancia física con otras personas. En tanto, un 86% declara haberse expuesto a mensajes sobre el uso de mascarilla. Un porcentaje menor (73%), dice haber recibido mensajes sobre la disponibilidad de residencias sanitarias para acudir en caso de ser diagnosticado con Covid-19.

Peña y Lillo señala que las personas tienen bastante disposición a mantener conductas preventivas de Covid-19. Sin embargo, comenta que ese porcentaje baja cuando se les consulta acerca de qué tan probable es que se pusieran la vacuna en caso de que estuviera disponible. De ser así, un 54% señala que es muy probable, mientras que un 21% señala que no es probable.

Crédito: BioNTech.

“La certeza de la vacuna es menor a la certeza a la mascarilla. Y son esos comportamientos lo que podrían enfatizarse en los siguientes mensajes masivos”, destaca Peña y Lillo.

Algo similar ocurre con la disposición a acudir a una residencia sanitaria provista por el gobierno. Ese porcentaje también baja, indica Peña y Lillo. Mientras un 35% dice que es probable que acceda a estos espacios en caso de ser diagnosticado, otro 35% dice que no es probable. Además, un 12% de los consultados señala que no es probable que se aísle dentro de su casa en caso de ser diagnosticado con Covid-19.

Existe de algún modo un discurso respecto al comportamiento sobre el cuidado y conocimiento de la enfermedad, que a la hora de ponerse en práctica, dice la investigadora, cambia. Por ejemplo, las personas presentan una alta percepción de riesgo sobre el Covid-19 (62% señala que es una amenaza grave para la salud), pero un solo un 49% se considera en riesgo de contraerlo.

“La población tiene una percepción bastante alta de la amenaza el Covid-19, la consideran como una amenaza para su vida y su salud, pero eso al pensar si están en riesgo de contagio. Es muy propio del ser humano pensar que no le pasará nada y que el riesgo es para los otros”, subraya Peña y Lillo.

¿Qué fuentes de infomación son más confiables? El estudio muestra que los médicos u otros profesionales de la salud están en primer lugar en cuanto a confianza (58% de mucha confianza) y el Colegio Médico (42% de mucha confianza). Además, un 30% señala que confía mucho en el Ministerio de Salud y un 17% confía “nada en absoluto” en la autoridad sanitaria.