Muerte: ¿cuánto tiempo estamos conscientes antes de morir y la vida realmente pasa ante nuestros ojos?

IQUIQUE: Aumenta ocupación de camas UCI
Imagen referencial. Foto: Agencia Uno

Ver la propia vida pasar ante nuestros ojos antes de morir podría ser nuestro último intento, por desesperado que sea, de encontrar una respuesta, necesariamente acelerado porque se nos está acabando el tiempo. Neurocientífico explica lo que la ciencia sabe de los instantes antes de la muerte.


La primera vez que superé el horror absoluto del concepto de la muerte y me pregunté cómo sería la experiencia de morir, tenía alrededor de 15 años. Acababa de descubrir aspectos espantosos de la revolución francesa y cómo las cabezas fueron cortadas limpiamente del cuerpo por una guillotina.

Las palabras que recuerdo hasta el día de hoy fueron las últimas de Georges Danton el 5 de abril de 1794, quien supuestamente le dijo a su verdugo: “Muéstrale mi cabeza a la gente, vale la pena verla”. Años más tarde, cuando me convertí en neurocientífico cognitivo, comencé a preguntarme hasta qué punto un cerebro repentinamente separado del cuerpo aún podía percibir su entorno y quizás pensar.

Danton quería que se mostrara su cabeza, pero ¿podría ver u oír a la gente? ¿Estaba consciente, aunque sea por un breve momento? ¿Cómo se apagó su cerebro?

d
Ejecución de Dantón. Grabado de Charles Barbant según un dibujo de Frédéric Lix , siglo XIX

El 14 de junio de 2021, me recordaron violentamente estas preguntas. Partí hacia Marsella, Francia, después de que mi madre me llamara a Avignon porque mi hermano estaba en un estado crítico, unos días después de que le diagnosticaran repentinamente un cáncer de pulmón terminal. Pero cuando aterricé, me dijeron que mi hermano había fallecido hacía cuatro horas. Una hora más tarde, lo encontré perfectamente quieto y hermoso, con la cabeza ligeramente girada hacia un lado como si estuviera en un profundo estado de sueño. Solo que ya no respiraba y estaba frío al tacto.

Por mucho que me negara a creerlo ese día, y durante los meses que siguieron, la mente extraordinariamente brillante y creativa de mi hermano se había evaporado, solo para permanecer palpable en las obras de arte que dejó atrás. Sin embargo, en el último momento que me dieron para pasar con su cuerpo sin vida en una habitación de hospital, sentí el impulso de hablarle.

Y lo hice, a pesar de 25 años de estudiar el cerebro humano y saber perfectamente que unos seis minutos después de que el corazón se detiene y se interrumpe el suministro de sangre al cerebro, el cerebro esencialmente muere. Luego, el deterioro llega a un punto sin retorno y la conciencia central, nuestra capacidad de sentir que estamos aquí y ahora, y de reconocer que los pensamientos que tenemos son propios, se pierde. ¿Podría quedar algo de la mente de mi amado hermano para escuchar mi voz y generar pensamientos, cinco horas después de su muerte?

Algunos experimentos científicos

Se han realizado experimentos en un intento de comprender mejor los informes de personas que han tenido una experiencia cercana a la muerte. Tal evento se ha asociado con experiencias extracorporales, una sensación de profunda dicha, un llamado, ver una luz brillando arriba, pero también profundos estallidos de ansiedad o completo vacío y silencio. Una limitación clave de los estudios que analizan tales experiencias es que se centran demasiado en la naturaleza de las experiencias mismas y, a menudo, pasan por alto el contexto que las precede.

Algunas personas, que se han sometido a la anestesia mientras estaban en buena forma o que han estado involucradas en un accidente repentino que les ha llevado a una pérdida instantánea del conocimiento, tienen pocas razones para experimentar una ansiedad profunda cuando su cerebro comienza a cerrarse. Por el contrario, alguien que tiene un historial prolongado de una enfermedad grave podría tener más probabilidades de tener un viaje difícil.

No es fácil obtener permisos para estudiar lo que realmente sucede en el cerebro durante nuestros últimos momentos de vida. Pero un artículo reciente examinó la actividad eléctrica del cerebro en un hombre de 87 años que había sufrido una lesión en la cabeza en una caída, ya que falleció luego de una serie de ataques epilépticos y un paro cardíaco. Si bien esta fue la primera publicación de tales datos recopilados durante la transición de la vida a la muerte, el documento es altamente especulativo cuando se trata de posibles “experiencias de la mente” que acompañan la transición a la muerte.

d
Imagen rerefencial.

Los investigadores descubrieron que algunas ondas cerebrales, llamadas alfa y gamma, cambiaron de patrón incluso después de que la sangre dejó de fluir al cerebro. “Dado que el acoplamiento cruzado entre la actividad alfa y gamma está involucrado en los procesos cognitivos y la recuperación de la memoria en sujetos sanos, es intrigante especular que tal actividad podría respaldar una última ‘recuperación de la vida’ que puede tener lugar en el estado cercano a la muerte,” escriben.

Sin embargo, tal acoplamiento no es infrecuente en el cerebro sano, y no significa necesariamente que la vida esté pasando ante nuestros ojos. Además, el estudio no respondió a mi pregunta básica: ¿cuánto tiempo transcurre desde que cesa el suministro de oxígeno al cerebro hasta que desaparece la actividad neuronal esencial? El estudio solo informó sobre la actividad cerebral registrada durante un período de aproximadamente 15 minutos, incluidos algunos minutos después de la muerte.

d
En su investigación los científicos utilizaron un electroenencéfalograma, similar al de la imagen.

En ratas, los experimentos han establecido que después de unos segundos, se pierde el conocimiento. Y después de 40 segundos, la gran mayoría de la actividad neuronal ha desaparecido. Algunos estudios también han demostrado que este bloqueo cerebral va acompañado de una liberación de serotonina, una sustancia química asociada con la excitación y los sentimientos de felicidad.

¿Pero qué hay de nosotros? Si los humanos pueden ser resucitados después de seis, siete, ocho o incluso diez minutos en casos extremos , teóricamente podrían pasar horas antes de que su cerebro se apague por completo.

Me he encontrado con una serie de teorías que intentan explicar por qué la vida pasa ante los ojos de alguien mientras el cerebro se prepara para morir. Tal vez sea un efecto completamente artificial asociado con el aumento repentino de la actividad neuronal cuando el cerebro comienza a apagarse. Tal vez sea un último recurso, un mecanismo de defensa del cuerpo que intenta sobreponerse a la muerte inminente. O tal vez sea un reflejo profundamente arraigado, genéticamente programado, que mantiene nuestra mente “ocupada” mientras claramente se desarrolla el evento más angustioso de toda nuestra vida.

Entrenar-cerebro-2608340.jpg

Mi hipótesis es algo diferente. Tal vez nuestro impulso existencial más esencial sea comprender el significado de nuestra propia existencia. Si es así, entonces, ver la propia vida pasar ante nuestros ojos podría ser nuestro último intento, por desesperado que sea, de encontrar una respuesta, necesariamente acelerado porque se nos está acabando el tiempo.

Y ya sea que tengamos éxito o no, o nos hagamos la ilusión de que lo hicimos, esto debe resultar en una dicha mental absoluta. Espero que futuras investigaciones en el campo, con mediciones más largas de la actividad neuronal después de la muerte, tal vez incluso imágenes cerebrales, respalden esta idea, ya sea que dure minutos u horas, por el bien de mi hermano y el de todos nosotros.

* Guillermo Thierry, profesor de Neurociencia Cognitiva, Universidad de Bangor

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.