La mujer antivacuna que casi vio morir a su hijo de sarampión y ahora se arrepiente
Declarada activista antivacuna vio como su hijo estuvo muy próximo a sufrir daño cerebral y perder la vida por no haber sido vacunado. "Jugué a la ruleta rusa con la salud de mi hijo, de lo que no estoy orgullosa", dijo.
Pese a la abrumadora evidencia científica y a las incesantes campañas santitarias, científicas y hasta políticas por detenerlos, el movimiento antivacuna cada día suma mas adherentes en todo el mundo.
El movimiento tiene su origen a 1998 cuando el doctor británico Andrew Wakefield publicó una investigación que vinculó la administración de la vacuna triple vírica y la aparición del autismo, además de ciertas enfermedades intestinales.
Pese a que esta investigación fue calificada de fraudulenta, hoy, más de 20 años después, esta criticada ideología tiene adeptos y seguidores en todo el mundo, a pesar de que continúan apareciendo casos de muertes y situaciones graves por no utilizar vacunas.
El último ocurrió en Nueva Zelanda, cuando Ally Edward-Lasenby, una reconocida activista reveló en un programa radial que uno de sus hijos casi murió debido a que no tenía la vacuna contra el sarampión.
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Ally Edwards-Lasenby.[/caption]
Su argumento para no inocular al menor, fue que había visto una serie de investigaciones que asociaban las vacunas con el autismo. "Pensé que era una decisión informada en ese momento y decidí no inmunizar a Cameron. Mi mayor error fue no haber revisado bien esa información, y en consecuencia mi hijo contrajo el el virus de sarampión, no fue una experiencia muy agradable", explicó.
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El movimiento antivacunas comenzó en 1998.[/caption]
Inicialmente, tras tener ciertos síntomas, el niño fue diagnosticado de gripe, sin embargo, tres días después, su condición empeoró. La madre lo llevó de emergencia al hospital, donde los médicos de turno confirmaron que tenía sarampión.
"Inicialmente, tenía manchas blancas en la boca. Estaba realmente mal y continuó deteriorándose, incluso hablaron de daño cerebral y la posibilidad de que perdiera la vida", señaló angustiada.
Luego se le preguntó si ella consideraba que las vacunas era importantes, y a pesar de que no recomendó públicamente que la gente vacunara a sus hijos, admitió que había aprendido la lección. "Jugué a la ruleta rusa con la salud de mi hijo, de lo que no estoy orgullosa", dijo.
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