Las mujeres representan el 53% de toda la matrícula en la educación superior, pero en áreas de las ciencias, tecnología, la ingeniería y matemáticas (STEM por sus siglas en inglés), las mujeres representan una de cada cuatro matrículas. De tres personas haciendo investigación en Chile, sólo una es mujer. Además, en promedio, ganan menos que sus colegas varones. Si solo consideramos las carreras STEM, el porcentaje de mujeres matriculadas en primer año es de 19% mientras que los hombres llegan al 81%.
Es por estas cifras que desde el año 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas invita a que cada 11 de febrero el mundo reconozca el papel clave que desempeñan las mujeres en la ciencia y la tecnología y además, apoye a las mujeres investigadora, promueva el acceso de las mujeres y las niñas a la educación, la capacitación y la investigación en todos los ámbitos del conocimiento y especialmente en la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas.
En Chile como en el mundo, existen investigadoras y científicas que hacen una labor realmente importante, que por años ha sido invisibilizada y que la población y sobre todo, las niñas y jóvenes, deben conocer. La invisibilización de las mujeres se ha expresado en que sus contribuciones no sean reconocidas, no ser incluidas en los currículums escolares y universitarios, entre otras acciones que las han borrado de la historia del conocimiento, y eso impacta en cómo nos vemos a nosotras mismas y nuestra posibilidad de contribuir.
La menor presencia de mujeres en investigación ha tenido efectos concretos en la existencia de sesgos de género en medicina por ejemplo, incluso afectando los diagnósticos, o en tecnología, donde los algoritmos reproducen sesgos hacia las mujeres. Por lo tanto, relevar y promover su participación es una medida de justicia social que busca romper una exclusión histórica basada en estereotipos de género. Esto nos permitirá incentivar a las nuevas generaciones a interesarse por la ciencia, así como también avanzar hacia la generación de conocimientos más diversos y completos, que no reproduzcan desigualdades.
Nuestro compromiso como Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación es avanzar en eliminar los obstáculos y violencias que han reproducido las desigualdades de género en el sistema CTCI. La evidencia indica que mostrar el trabajo de investigadoras en distintas áreas del conocimiento se transforma en una inspiración para que las niñas y jóvenes se interesen y dediquen a la investigación. Visibilizar a las mujeres investigadoras es abrir una ventana de posibilidades para las niñas y jóvenes que persistentemente ha estado bloqueada y que han impedido que muchas mujeres puedan elegir el camino de las ciencias como una forma de vida o una profesión.
Estamos empujando los cambios estructurales que se requieren para que aquellas mujeres que han logrado ingresar a las ciencias, ciencias sociales, artes y humanidades, permanezcan y desarrollen su carrera académica o como investigadoras de manera completa y no existan fugas en este proceso.
¿Cómo? Poniendo el foco en la igualdad sustantiva de género. En marzo presentaremos la actualización de la Política Nacional de Igualdad de Género en CTCI y, a través de ANID, hemos implementado algunas medidas que buscan emparejar la cancha, como la paridad en becas y una mayor asignación de puntaje a algunos proyectos que cuenten con mujeres directoras. Hoy, 28 universidades cuentan con proyectos InES de Género, iniciativas que buscan fortalecer la institucionalidad en materia de género en el ámbito de las I+D+I+e en las universidades chilenas acreditadas.
Nuestro objetivo es avanzar tanto en tener más mujeres en investigación como resguardar que su desarrollo, en las respectivas áreas en que se insertan, sea en igualdad de condiciones y ambientes libres de violencia.
*Subsecretaria de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación.