¿Cómo es el nivel de endeudamiento entre hombres y mujeres en Chile? A principio de año los resultados del Informe de Endeudamiento 2020 de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), mostró una radiografía al endeudamiento de las personas naturales en Chile, y estableció que la deuda promedio de los clientes bancarios es de $2.200.105. Además, dio a conocer que por género el número de personas deudoras es 51,3% hombres y 47,1% mujeres.
En el monto de deuda promedio también hay diferencias: la de las mujeres es de $1,5 millones y la de hombres alcanza los $ 3,1 millones.
Datos del estudio Género en el Sistema Financiero del año 2019 realizado por la CMF, señalan que el 60% de la deuda bancaria de las mujeres se asocia a financiamiento hipotecario para la vivienda, mientras que en el caso de los hombres la cifra es de 57%. Ellas además ahorran más dinero para ese ítem: en 2018, 3,1 millones de mujeres tenían cuentas de ahorro para la vivienda, número muy superior al 1,9 millón de hombres que también contaban con una.
Las mujeres, además, en lo que se refiere a indicadores de morosidad evidencian un mejor comportamiento de pago que los hombres. Lo mismo ocurre en los indicadores de protesto de cheques segregados por género, aunque el producto ha disminuido su uso, la tasa de protestos femenina sigue siendo menor a la de los hombres: 16,6 protestos por cada mil cheques presentados a cobro en el caso de los hombres y para las mujeres es de 14,8 unidades.
Sin embargo, pese a esas diferencias en nivel de endeudamiento y montos, las mujeres son las que principalmente se manifiestan más preocupadas por el tema.
Los recientes resultados de la tercera ronda del estudio Termómetro de la Salud Mental en Chile, de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) y el Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales indican que el 40,8% de las mujeres se reconoce medianamente complicada en tema de deudas, y las que se reconocen complicadas en esa materia son el 16,2% (31,8% y 17% en hombres respectivamente).
Endeudamiento como salida
¿Cómo entender el mayor efecto en salud mental en ellas? José Antonio Bolumburu, Gerente de Desarrollo de Producto y Cultura de Nesto apunta para entender aquello al problema de brecha de género importante en Chile, que se traduce en que las mujeres tienen una menor inserción en el mercado del trabajo, “siendo de las más tardías y de menor participación en Latinoamérica”.
La pandemia profundizó esas brechas con un importante impacto económico en ellas. En el trimestre móvil noviembre 2019 a enero 2020, previo al inicio de la pandemia, la participación laboral femenina alcanzó su valor máximo, 53,3%, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Luego el confinamiento y el cierre o suspensión de negocios, implicó una caída en las tasas de participación y ocupación tanto de hombres como de mujeres.
En los peores meses de la pandemia para mujeres y hombres las tasas de participación alcanzaron 41,2% y 62,7%, respectivamente dicen cifras INE. En el mismo periodo las personas que declararon “razones familiares temporales” para no buscar trabajo aumentaron en 172%, presentando un alza de 593% para mujeres.
Lo anterior repercute, indica Bolumburu en un menor acceso a créditos bancarios, “las mujeres que solicitan créditos tienen un 14,8% más de probabilidades que los hombres de ser rechazadas”. También, aunque se ha disminuido la brecha de acceso a créditos para las mujeres, todavía hay una brecha en el monto, “dándoles un menor monto a mujeres que a hombres”. Pero al mismo tiempo, “la experiencia dice que son mejores pagadoras y menos morosas que los hombres”.
Efectivamente sus deudas son menores que las de los hombres, pero están más preocupadas. Eso, dice Claudia Mora, directora del eDiplomado en Enfoque Interseccional de Género y Políticas Públicas de la U. Mayor e investigadora del Centro Sociedad Tecnológica y Futuro Humano de la misma universidad, se entiende, porque tal como las investigaciones y encuestas indican, ellas en pandemia reportan más síntomas de depresión. “Los estresores vinculados a esos síntomas de estrés es la sobrecarga del trabajo remunerado y doméstico, lo que genera un nivel de ansiedad mayor y la autopercepción de la situación en tiempos de crisis es más estresante”.
Pero además se suma que el desempleo ha tenido un mayor impacto en población femenina. Datos INE del trimestre diciembre 2020 - febrero 2021, muestran que la tasa de desocupación de mujeres se situó en 11,0% y la de los hombres en 9,8%.
Hay sectores productivos como comercio mayorista y minorista; las actividades comunitarias sociales y personales; hoteles y restaurantes; actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler, y las manufacturas, donde hay un mayor desempleo, dice Bolumburu.
El INE muestra en ese sentido, que en el trimestre móvil mayo-julio de 2020, respecto al mismo trimestre del año anterior, se habían perdido aproximadamente 3 de cada 10 puestos de trabajo de mujeres en la categoría de “servicios y vendedores de comercio y mercados”, y casi 4 de cada 10 puestos de en la categoría “ocupaciones elementales“
Frente a este escenario, el endeudamiento, dice Bolumburu, es el único medio para subsistir de algunos hogares: “Hay compras que se pueden dejar de hacer, pero cuando ya son temas básicos como salud o alimentación, no queda otra posibilidad que endeudarse”.
Estresor
Cualquier situación que nos haga sentir que tenemos algo pendiente o no resuelto, y que además pensamos que no vamos a poder resolver o tener el control, como en el caso de las deudas, se puede transformar en un estresor que afecta a la salud mental, explica Daniela Muñoz, psicóloga y académica de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad San Sebastián.
“Muchas veces este tipo de situaciones pendientes generan problemas de insomnio, desórdenes alimenticios irritabilidad y otras emociones como la ansiedad y mucha frustración cuando son deudas asociadas, por ejemplo, a la educación de nuestros hijos que debemos pagar y de lo cual no podemos prescindir”, aclara Muñoz.
Cuando no están los ingresos para resolver esas deudas esa situación gatilla mucho estrés, a diferencia, dice Muñoz, de una deuda que está planificada como puede ser un crédito hipotecario o el pago de cuotas de algún bien de un costo mayor, “porque sabemos que en algún momento lo vamos a poder pagar”.
La sintomatología asociada al estrés en estos casos se expresa, indica la psicóloga de la Universidad San Sebastián, como ansiedad, irritabilidad y problemas de insomnio además de sobre ingesta de alimentos que son gratificantes y altos en grasas, “como una forma de poder clamar esa sensación de inquietud, pero al mismo tiempo aumentan la ansiedad y problemas para dormir”.
Salir de las deudas
En general de deudas y dinero poco se conversa, dice Muñoz, “no sólo porque sean mujeres, sino que creo que es un tema que las familias y la sociedad lo tiene bastante oculto”.
Las personas normalmente no quieren compartir o hablar específicamente de deudas porque está asociado a un mal manejo financiero y genera vergüenza. No se discute ni transparenta habitualmente. Más bien se guarda entre pocas personas y en el caso de madres solteras, por ejemplo, “asumen por sí solas esta responsabilidad lo que provoca un alto nivel de presión para resolver esta deuda. No se tiene la posibilidad de asumir esta carga en forma compartida”, explica Muñoz.
“Ni mujeres y hombre ponen ese tema en el tapete, se vive individualmente”, señala sobre las deudas Mora. Sin embargo, lo que la pandemia ha evidenciado es que la fuente y el origen de esos problemas es social. “Tiene una fuente social importante, donde la mayoría de las personas ganan menos de 500 mil pesos, y en pandemia muchas personas han perdido su trabajo o han visto reducido sus ingresos. Hay algo estructural de la crisis que hace que las personas no puedan pagar sus deudas, es un tema que tiene que ser abordado de manera social”.
Las deudas como tema fue se vio de alguna manera con los diversos retiros de 10% de la AFP, “con eso hubo un reconocimiento tácito a que es un problema generalizado de la población, y ha hecho que se hablé más del problema económico”, asegura Mora.
¿Es posible salir de las deudas? Alivianar las deudas o definitivamente salir de ellas, explica Bolumburu, va a depender de cada caso. Hay deudas que son buenas inversiones, como es un crédito hipotecario. Pero también hay deudas que disminuyen el bienestar de las personas.
Muñoz indica que si son deudas planificadas con un plan de pago y se puede resolver en el mediano y corto plazo, ese nivel de incomodidad mental se puede calmar o superar, “el nivel de angustia disminuye bastante”. Pero cuando son deudas que se van acumulando y que no existe la visión de cómo se pueden resolver, “eso sí es una carga importante que impacta en nuestra calidad de vida”.
“Para salir de una deuda primero hay que tener conciencia de la deuda, eso es saber qué debo y qué ingresos tengo” indica Bolumburu. Lo segundo, agrega, es no profundizar la deuda. “En Chile el 45% de las personas que tienen deudas recurren a otras deudas para seguir pagando, lo que se conoce popularmente como ‘la bicicleta’”, dice sobre una práctica que no recomienda. Finalmente, recomienda realizar un plan de pago realista de la deuda.