Nació en la Unión Soviética, su padre es nigeriano y su madre ucraniana: ¿Quién es Anna Makanju, la mujer tras ChatGPT?
En entrevista con Qué Pasa, la representante de OpenAI cuenta cuáles son los siguientes pasos de esta herramienta que revolucionó la década y cómo se preparan ante regulaciones y potenciales sesgos provocados por esta inteligencia artificial.
De regulaciones y avances. ChatGPT ha sido una herramienta tecnológica que cambió la forma de relacionarnos con el mar de información que habita en la web. Nos llenó de facilidades y al mismo tiempo de dudas sobre las posibles vulnerabilidades que puede traer un sistema que, por más que conocemos cada día, no terminamos de entenderlo a cabalidad.
Para explicar eso y más está en el país Anna Adelola Makanju (47), abogada experta en políticas públicas y vicepresidenta de Asuntos Globales de OpenAI, la cara visible de esta revolucionaria aplicación: ChatGPT. El año pasado fue reconocida como una de las 100 personas más influyentes del año en materia de IA por la revista Time.
Anna Makanju, la persona detrás de ChatGPT: “Nosotros ya cambiamos el futuro”
Nació en Leningrado -hoy San Petersburgo- en la antigua Unión Soviética, en una familia de padre nigeriano y madre ucraniana. A los 11 años se mudó junto a su familia a Alemania, luego a Phoenix y luego a Kuwait, donde se establecieron hasta el comienzo de la Guerra del Golfo, para posteriormente llegar a vivir a Texas, Estados Unidos.
A los 16 años comenzó sus estudios en Lingüística y Francés, entre las universidades Western Washington y de Nantes, en Francia. Entre todos los idiomas que maneja también está el español, que lo habla y escucha con fluidez.
Posteriormente recibió su título de abogada en la Universidad de Stanford y ha trabajado en tribunales penales internacionales en La Haya, en el Tribunal de Apelaciones del Tercer Circuito y en el grupo de arbitraje internacional de Cleary Gottlieb Steen y Hamilton LLP. Incluso se desempeñó como profesora en la Universidad de Princeton.
Antes de llegar a OpenAI, en septiembre de 2021, Makanju trabajó como asesora política en temas relacionados a Rusia y Eurasia para el entonces vicepresidente Joe Biden, bajo la Administración de Obama. También trabajó en instituciones globales como la ONU, la OTAN y Facebook.
En esta ocasión fue invitada por la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile para participar de un conversatorio titulado “Oportunidades y desafíos de la Inteligencia Artificial”. La visita de ella, tanto de otros representantes de OpenAI, a Chile se enmarca en la convocatoria a su primera hackaton “IA Camp” en América Latina, realizada en nuestro país.
En conversación con Qué Pasa, Makanju habló acerca de los últimos logros y desafíos de la empresa que representa, así también sobre cómo ve que esta tecnología cambió y seguirá cambiando la vida de las personas.
- ¿Cree que OpenAI va a cambiar el futuro?
Sí, yo pienso que ya lo hicimos.
- ¿Cómo ha visto el impacto de la IA en la vida de las personas?
Cuando inicié en OpenAI teníamos el ChatGPT-3, y pensaba que si hubiésemos tenido esa tecnología cuando trabajaba en el gobierno de EE.UU. habríamos tenido posibilidades de hacer mucho más.
Pero eso, a veces no me gusta mucho el término “Inteligencia Artificial generativa” porque pienso que una de las cosas más importantes de esa tecnología es que usted puede leer y analizar muchos datos y mucha información. Yo ahora uso ChatGPT todos los días, no para escribir las cosas, sino para leer y entender cosas que antes no teníamos tanto acceso.
Por otro lado, los gobiernos tienen los proveedores de servicios más importantes que existen. Si podemos imaginar que ellos pueden salvar la mitad de su tiempo usando estas tecnologías, estos servicios pueden llegar dos veces más rápido a las personas. Eso puede ayudar a crear abundancia y mejorar la calidad de vida de la gente que no necesariamente use estas tecnologías diariamente en sus vidas.
- En cuanto a la educación ¿Cómo visualiza el papel de la IA en esta materia para las siguientes generaciones?
Una cosa que estamos observando es que les gusta usar mucho la tecnología para pensar cómo planificar un día con los estudiantes, qué preguntas hacer en las salas de clases. En EE.UU. sabemos que las escuelas que tienen menos recursos y más alumnos, ChatGPT es lo más popular.
Eso ayuda a los estudiantes analfabetos o con discapacidad visual, porque también se puede operar con la voz y aprender de todas formas.
- ¿Cómo podría ayudar la IA a contrarrestar la desigualdad en América Latina? ¿Cómo podemos asegurar que estos beneficios se distribuyan de manera equitativa?
Nosotros trabajamos mucho para asegurar que exista una versión muy efectiva, gratis, sin anuncios, que todos puedan usar y que funcione bien en muchos idiomas. Pienso que eso es lo más importante, pero también estamos pensando constantemente sobre qué proyectos podrían asegurar cosas que sean más fáciles para las personas.
Por ejemplo, en Brasil hemos hecho un proyecto donde instalamos en Río de Janeiro, junto con la alcaldía, GPT-4 en las favelas de la ciudad para facilitar el primer acceso a la inteligencia artificial. Pero también creemos que hay un papel importante para los gobiernos, donde los países deben discutir cómo va a existir esa gobernabilidad que permita que los beneficios se compartan y todas las personas se puedan beneficiar de la inteligencia artificial.
-En Chile se está desarrollando un Plan Nacional de Inteligencia Artificial ¿Cómo ven ustedes este tipo de iniciativas y regulaciones?
Creo que lo más importantes es que debería haber una coordinación mayor entre países para realizar ese tipo de regulaciones. Si en cada país hay que hacer algo diferente, eso es más difícil. A veces eso quiere decir que algunas compañías no van a poder estar ahí o tendrían que operar de manera diferente, sin un incentivo financiero, por ejemplo.
Pero en general, es muy importante tener regulación y para nosotros es central garantizar que la tecnología que desarrollamos sea segura y responsable. Eso sí, no creo que como OpenAI podamos asegurar por completo que esta tecnología va a ser siempre bien utilizada.
Ya existe mucha regulación que nos aplica a nosotros, como en la obtención de datos o privacidad, fraudes, etcétera. Lo importante es saber dónde están las brechas de lo que ya existe y de lo que necesita ser creado.
- ¿Qué opina de las miradas científicas que no les gusta la inteligencia artificial?
Nosotros también sabemos que hay preocupación, por eso siempre estamos pensando cuándo es el momento en que algo es bastante seguro para ser lanzado. Por ejemplo, tenemos una tecnología que puede replicar la voz de cualquier persona en 15 segundos. Lo tenemos de hace dos años, y que puede servir para que personas con enfermedades degenerativas puedan recuperar su voz.
Pero, al mismo tiempo sabemos que hay muchos riesgos para esta tecnología y no la estamos vendiendo a cualquier persona. Hay que tener algunas preocupaciones, pero debemos ver una manera equilibrada para pensar los riesgos.
Construimos esa tecnología porque creemos que vamos a poder encontrar soluciones a los problemas más importantes que tenemos como humanos, y que tal vez no podamos solucionar con esa tecnología. Tenemos que asegurar que podemos llegar a ese objetivo.
-¿Qué pasa con el futuro de la IA, sobre todo con el nuevo concepto sobre Inteligencia Artificial general? ¿Cómo nos va a impactar en los próximos años?
La idea es que tú puedas imaginar una colega que te pueda ayudar en cualquier trabajo que tengas, y eso quiere decir que si necesitas ayuda en una investigación, esto te va a brindar ayuda. Si yo quiero leer todos los papers que mis colegas han escrito, lo puedo hacer tres o cuatro veces más rápido con esta tecnología.
La idea es que cada persona pueda hacer las cosas con más facilidad, y así utilizar mejor el tiempo.
-En una creación artística apoyada con inteligencia artificial ¿Cuándo el arte deja de ser humano y cuándo es considerado como arte IA?
Creo que siempre vamos a preferir el arte que hacemos los humanos. Ahora hay muchas cosas que las máquinas pueden hacer mejor que nosotros, pero la gente paga mucho más para tenerlas.
-Y sobre los sesgos de género o de raza en la IA ¿Cómo se pueden solucionar?
Yo pienso que no existe algo sin sesgos, pero tengo mucha esperanza en esa área. Esta tecnología es muy diferente a la IA de otras generaciones, como la visión computarizada. Porque no es que los datos que tiene el modelo son los únicos que van a determinar completamente qué va a erigir. Podemos realmente dirigirlo.
Tal vez vamos a ver algo que tiene menos sesgos que los humanos, y que va a ayudar a hacer decisiones sin sesgos. Hay que construir esta tecnología para todos, y nosotros estamos aquí para escuchar y entender lo que hacemos mejor para poder servir a todos.
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