Aunque nada desde pequeña, fue hace 15 años, cuando conoció al legendario nadador Víctor "Tiburón" Contreras que, Julieta Núñez (58) se dedicó a andar en aguas abiertas y a competir en esa categoría.

Lagos, ríos, mar han sido sus escenarios de competencia. Ha cruzado a nado el lago Titicaca, el Estrecho de Magallanes, unió la Base Gabriel González Videla y la isla Lemaire en la Antártica, en Chañaral se encontró con ballenas orcas que no la dejaron seguir con su recorrido y la obligaron a detenerse y subir a uno de los botes que la acompañaban en su travesía.

Hace unas semanas compitió en el torneo de aguas abiertas en el río Toltén donde hizo un recorrido de 13,5 kilómetros.

Además del deporte, Julieta es hace seis años, presidenta de la caleta de pescadores San Pedro de Concón, organización que está innovando y diversificando su oferta. El último proyecto: cultivar truchas arcoíris en estanques de agua reciclada para venderlas a los restoranes de la Quinta Región.

La trucha arcoíris es un pez carnívoro de agua fría que vive preferentemente en agua dulce. No es nativo y en Chile, generalmente se cultiva en las regiones del sur. Nuestro país se ha convertido en uno de los principales productores a nivel mundial y por el precio que alcanzan, son varias las personas y organizaciones que intentan su cultivo y engorda.

Gracias a la iniciativa Fondo de Administración Pesquera del Ministerio de Economía, un grupo de pescadores de esta caleta ganaron un proyecto de engorda y posterior comercialización de estos peces. "Teníamos que diversificar. La merluza está muy escasa, la reineta entra y desaparece, tampoco hay mucha jibia. Había que buscar otras fuentes de trabajo y llegó esto del cultivo de las truchas. Es una de las innovaciones que tenemos. También tenemos criadero de lapas, locos, caracoles", explica la presidenta del sindicato.

Las truchas las reciben cuando éstas no tienen más de 70 gramos de peso. Su misión es la engorda, las alimentan hasta que cada una mide unos 20 cm y alcanza un peso de 350 a 380 gramos cada una.

"Con las primeras aprendimos mucho. Como que hay que cambiarles el agua regularmente y bien seguido, que si hay muchas en el estanque no crecen tanto, porque ensucian mucho el agua, y que lo mejor es alimentarlas una vez al día. Ya vendimos las truchas que teníamos en el primer estanque. Ahora tenemos otros dos en el que están creciendo y que a fines de febrero estarías listas para la venta", indica Núñez.

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Piletas de truchas[/caption]

Un plato con una unidad de trucha puede costar entre 12 mil y 15 mil pesos, en un restorán.

Las truchas, lapas y locos no son la única innovación que tienen los pescadores de esta caleta. Instalaron paneles fotovoltaicos para alimenten la pequeña planta desalinizadora de agua de mar para mantener a las truchas.

Aunque no tienen más espacio físico para instalar más estanques, están analizando la posibilidad de adquirir un terreno para ampliar el cultivo.