Sin registros gráficos y perdido en el mar de Bering, entre Alaska y la parte más despoblada de Rusia, un gigantesco meteorito explotó a solo 25,6 km de la superficie de la Tierra, con una energía de impacto de 173 kilotones, la misma potencia de 10 bombas de Hiroshima.

Pese a su magnitud, lietralemente nadie vio el impacto. Científicos solo lograron predecir su presencia gracias a las perturbaciones que el impacto provocó en la atmósfera, la que fue advertida por satélites militares diseñados para detectar explosiones nucleares, al igual que más de 16 detectores de infrasonidos en todo el mundo. De acuerdo a la energía liberada en el cielo, se asume que el bólido tenía unos 10 metros de diámetro, y que se desintegró poco antes de tocar la superficie del mar.

Los científicos estiman que este tipo de eventos ocurren con una frecuencia no mayor a tres o cuatro veces por siglo.

Pese a que se creía que no había registros del impacto, la semana pasada apareció un inédito video captado por el satélite japonés Himawari 8, que tomó imágenes del rastro de hollín de polvo extraído del meteorito durante su paso a la atmósfera.

Ahora fue el turno de la Nasa, la que dio a conocer un nuevo video del meteorito cayendo a la Tierra, captado por uno de sus satélites.