Ad portas de una nueva celebración de la festividad religiosa que recuerda el nacimiento de Jesús, puede surgir la nostalgia de nuestra niñez relacionada con la magia del color, figuras brillantes y adornos en los hogares que nos sensibiliza de manera especial.

Para los niños la Navidad es una fiesta mágica llena de símbolos y regalos, los cuales esperan con alegría y expectación. Sin embargo, es importante recordarles que recibir algo no es lo más relevante de esta fecha, sino que lo fundamental es el valor de estar juntos en familia.

Podemos realizar muchas actividades que nos brinden la posibilidad de compartir de manera especial con los más pequeños. Ejemplo de ello es confeccionar adornos para el árbol de Navidad y decorarlo juntos, escribir un mensaje para cada uno de los integrantes de la familia y leerlos en nochebuena, hacer la corona de Adviento y el pesebre, hacer veladas de cuentos navideños, enseñar y cantar villancicos, y preparar las típicas galletas de Navidad para regalarlas a quienes ellos más quieran.

Lo más importante de esta festividad y sobre todo en el contexto actual, es enseñarles a nuestros hijos a ser agradecidos y a valorar lo que somos y tenemos; a reflexionar sobre nosotros mismos y cómo podemos mejorar; a renovar la fe y nuestros sentimientos hacia los demás; y por último a profundizar la unión a través de la generosidad, el amor y la paz.

*Directora de carrera Educación Parvularia, U. de Las Américas