Niños con Síndrome de Down en Chile: estudio establece que desarrollo lector es más lento que en otros países del mundo

niña sindrome de down leyendo

Analfabetismo, método de enseñanza ineficiente y un rezago de más de seis años en habilidades necesarias para leer son las claves a las que llega un estudio de la Universidad de los Andes y la Universidad Católica.


Este martes se celebró el Día Internacional del Síndrome de Down, conmemoración que cobra mayor importancia ya que Chile es el país latinoamericano donde nace la mayor cantidad de niños y niñas con esta condición al año, con una tasa de 2,5 niños con Síndrome de Down por cada mil, según señala la fundación Chile Crece Contigo del Ministerio de Desarrollo Social y Familia. En comparación, la cifra mundial es de 1,4.

A inicios de este mes, una investigación denominada “Estudio de un conjunto de precursores de la lectura en niños chilenos con Síndrome de Down” encontró que el desarrollo lector y las habilidades para aprender a leer en niños y niñas con Síndrome de Down en Chile son más lentas que en otros países del mundo.

Esta investigación fue llevada a cabo por psicólogos y académicos de la Universidad de los Andes y de la Universidad Católica, en conjunto con el Instituto Milenio para la Investigación del Cuidado (Micare) y el Centro de Desarrollo de Tecnologías de Inclusión (CEDETi UC).

A pesar de tener altas cifras de personas con este síndrome, Paulina Arango, coautora del estudio y académica de la Escuela de Psicología de la Universidad de los Andes e investigadora de MICARE, señala a La Tercera que “la cantidad de personas con Síndrome de Down -y con discapacidad intelectual en general- que lee en Chile es muy baja. Tenemos una estimación de alrededor del 20%, mientras que en otros países hay reportes de que el 95% de la población con estas condiciones lee”.

Es por ello que en el estudio se exploró el rendimiento en precursores lectores, es decir, las habilidades necesarias antes de iniciar el proceso lector propiamente, en 42 niñas y niños chilenos con Síndrome de Down entre seis y 10 años. “Quisimos enfocarnos específicamente en los precursores que son la conciencia fonológica y el vocabulario, porque sabemos que estas son las habilidades que sirven como base para el aprendizaje lector y donde muchas veces están las principales diferencias”, afirma Arango.

Por su parte, Pelusa Orellana, académica de la Facultad de Educación de la Universidad de los Andes y directora académica del Centro de Investigación e Innovación en Lectura de la misma casa de estudios, señala que los niños con Síndrome de Down aprenden a leer distinto en comparación a los niños de desarrollo típico. “Estos últimos aprenden con un método fonológico, es decir, relacionan los sonidos de las letras con su forma gráfica para así poder decodificar mediante el principio alfabético”. Mientras que a los niños con Síndrome de Down se les enseña a leer la palabra completa, usando la ruta visual, “por eso se llama método global”, explica Orellana.

Método de enseñanza obsoleto

Arango señala que “en Chile no estamos trabajando las habilidades fonológicas, pues estas no se están desarrollando como deberían y entonces los procesos lectores se están viendo afectados. Además, el método global no está siendo efectivo, porque tenemos niños de 10 años que no leen o que no son capaces de decodificar palabras sencillas”. Añade que esto influiría en el desarrollo lector y afectaría el alfabetismo de la población chilena.

Marcela Tenorio, autora del estudio y académica de la Escuela de Psicología de la Universidad de los Andes y directora Alterna de Micare, sostiene que además del modelo educacional, hay dos factores que inciden en el desarrollo de los precursores de la lectura en estos niños.

El primero es la creencia de los adultos que educan y acompañan a los niños y niñas con Síndrome de Down, ya que “hay evidencia que muestra que el logro lector tiene directa relación con la expectativa y creencia de logro de los adultos que acompañan. Esto quiere decir que si profesores y padres creen que una niña o niño con Síndrome de Down aprenderá a leer, su probabilidad de lograrlo es muy superior en comparación con quienes no creen que pueda conseguirlo”.

El segundo hace referencia al acceso a oportunidades culturales y recreacionales. “La evidencia muestra que a mejores oportunidades de contacto, mejor desarrollo lector. Libros en casa, títeres, teatro, cine, paseos en la ciudad son elementos vitales para apoyar el desarrollo lector de todos los niños”, señala Tenorio.

Por su parte, Arango coincide y agrega que el desarrollo de la lectura va a depender en gran medida de la escolaridad, “porque hay una instrucción explícita. Se les enseña a leer, pero hay un montón de cosas que tienen que pasar desde el nacimiento. No hay que esperar a que el niño aprenda a leer o a hablar para leerles”. Añadiendo que en el jardín ya se empiezan a trabajar de “manera explícita todas las habilidades fonológicas, incluso en los niños que no hablan, ya que esto no es algo que depende del habla, sino del desarrollo del lenguaje, que es algo mucho más complejo”.

Sin embargo, reconoce que “estos ambientes de literacidad temprana en las familias de niños con Síndrome Down -y en realidad en general en las familias chilenas- no son tan enriquecidas como podrían ser, entonces ahí hay un factor que trabajar. En eso Chile Crece Contigo ha hecho una labor importante”.

Las conclusiones del estudio

Para realizar la investigación se utilizaron tareas experimentales, sin recurrir a pruebas estandarizadas.

El primer resultado muestra que los precursores de la lectura aún no están consolidados a la edad de 10 años en los niños con Síndrome de Down, sugiriendo que el nivel de rendimiento observado no alcanzó el mismo nivel que debería esperarse para niños con desarrollo típico y que tampoco fue el esperado para niños con Síndrome de Down que recibieron aprendizaje fonológico.

“Este hallazgo concuerda con nuestra hipótesis general y proporciona evidencias de un retraso generalizado de los precursores de la lectura dentro del grupo evaluado, indicando que los niños con Síndrome de Down necesitan aún más tiempo para consolidar estas habilidades y así avanzar en el proceso formal de aprendizaje de la lectura. En casi todas las variables exploradas también observamos una mejora progresiva en el rendimiento, lo que demuestra que los niños con Síndrome de Down pueden aprender estas habilidades”, señala el artículo.

Por otro lado, se encontró evidencia de que estos niños presentan una mejora significativa del rendimiento después de cumplir los siete años de edad, lo cual vinculan a la escolarización y a la memoria de trabajo: “El retraso en la aparición de los precursores en la lectura -en el grupo evaluado- está relacionado con el retraso documentado en el desarrollo de la memoria de trabajo”, se concluye.

La investigación finaliza señalando que es “relevante incorporar la estimulación de la conciencia fonológica en la práctica diaria de enseñar a leer a los niños con Síndrome de Down, así como la instrucción específica en otros precursores relevantes de la lectura, como el vocabulario y el conocimiento de las letras”.

Para Tenorio, esta ruta fonológica es fundamental para el proceso lector, sin embargo, señala que en Chile “se privilegió por muchos años el método global, entonces, nuestros hallazgos que documentan rezagos de más de seis años en el desarrollo lector en esta población deberían ser una invitación al Ministerio de Educación a mirar este proceso de más cerca y avanzar en una propuesta más clara y alineada a la evidencia para niños, niñas y adolescentes con esta condición”.

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