En los años recientes, la tecnología ha dejado de ser un bien exclusivo del mundo adulto y herramienta laboral. Por cierto, la masificación de los medios de comunicación y el gran desarrollo informativo que estamos viviendo ha alcanzado parangones que, tal vez, sólo puedan compararse al crecimiento exponencial que tuvo la técnica en la Revolución Industrial en la Europa del siglo XVIII.
Estas herramientas digitales han permeado el mundo infantil y hoy no es de extrañarse que un niño de un año, o un año y medio, sepa manejar un aparato electrónico. Tendencia que es, por un lado, favorable, en el sentido que estimula el aprendizaje y desarrollo si es que se usa de forma adecuada, con acompañamiento, guía y limitación en su tiempo de uso. Sin embargo, esto también tiene su aspecto riesgoso.
El fácil acceso a la información nos abre muchas puertas, incluso puertas que no queremos que se abran en nuestros niños aún. Por obvio que parezca decirlo, es necesario recordar que, si un menor sabe usar estos aparatos, es porque de pequeños los padres se los facilitan. Hoy en día el niño promedio ocupa horas al día una Tablet, celular, consola o computador, lo cual tiene diversas consecuencias.
El empleo de tecnología digital a temprana edad desencadena una escasa comunicación entre los miembros del sistema familiar, disminuyen las instancias de resolución de conflictos, hay una baja en las habilidades comunicativas del menor, empeoramiento de notas en el colegio y agresividad a la hora de pedirles que dejen de jugar con los aparatos electrónicos.
No se trata, en ningún caso, de satanizar los aparatos electrónicos en los niños. Las nuevas tecnologías aportan mucho y nuestro contexto actual nos obliga a tener un correcto manejo de ellas. Por ende, aprenderlas es algo fundamental. Pero lo importante, para los padres, es no confundir que la crianza la deben dar ellos y no los aparatos electrónicos. Y que éstos sólo pueden ser un plus o ayuda, si es que los papás los manejan y están pendientes de lo que quieren que vean y aprendan sus hijos.
Es importante que los padres sean conscientes de la importancia del correcto manejo de estas herramientas. De lo contrario, exponemos a las familias a la dificultad en la comunicación cara a cara: las relaciones interpersonales, que no son detrás de una pantalla, se pueden ver afectadas.