La familia, la escuela y el barrio, son espacios muy importantes de desarrollo de niños, niñas y adolescentes. Y para niños migrantes son también los lugares donde viven en gran medida su proceso de integración al país de destino.

Esa vivencia, ¿es igual para todos los niños, niñas y adolescentes que llegan a Chile? Lamentablemente no. Es lo que relata, por ejemplo, un niño colombiano, 14 años, de la comuna de Santiago, que admite que la discriminación le produce mucha impotencia y rabia, en especial cuando es de parte de profesores.

“Una vez recuerdo hicimos un torneo de fútbol y el grupo de los que iban a jugar eran malos pues, yo los consideraba malos. Entonces yo le dije al profesor ‘profe deme una oportunidad de jugar un ratico, cinco minutos de los veinte que vamos a jugar’, ‘no, usted no puede jugar’, ‘¿por qué?’, ‘no, usted es negro’. Eso me dijo. Me pareció súper injusto, porque siendo profesor debía de haberme ayudado más que haberme agregado al montón que me decía cosas”, admite.

En la escuela, si bien es un espacio importante socialización, existe discriminación: 1 de cada cuatro de niños, niñas y adolescentes migrantes afrodescendientes considera que las autoridades de su colegio siempre discriminan a los alumnos de otra nacionalidad.

Esos resultados y el relato del niño de 14 años, son parte del Estudio Exploratorio de Caracterización de Niños, Niñas y Adolescentes (NNA) Migrantes de América Latina y el Caribe y sus Familias en Chile, realizado por el Centro de Estudios Justicia y Sociedad de la Universidad Católica, Fundación Colunga, WorldVision y Unicef.

La investigación, que se inscribe en la creciente importancia de la migración de niños, niñas y adolescente en Chile dada su especial situación de vulnerabilidad, consideró una encuesta a núcleos familiares migrantes y chilenos con niños entre 8 a 17 años, con una muestra final de 317 familias chilenas y 732 familias migrantes.

En la escuela, si bien es un espacio importante socialización, existe discriminación: 1 de cada cuatro de niños, niñas y adolescentes migrantes afrodescendientes considera que las autoridades de su colegio siempre discriminan a los alumnos de otra nacionalidad.

Al consultarles si consideran que en el colegio se promueven que estudiantes chilenos y de otras nacionalidades sean amigos, los niños, niñas y adolescentes migrantes no afrodescendientes indican en un 67% estar de acuerdo con esa frase, lo que en el caso de migrantes afrodescendientes es de 56%.

Al preguntar si consideran que en la escuela se discriminan a alumnos que son de otras nacionalidades, solo el 13% de los alumnos no afrodescendiente está de acuerdo, porcentaje que sube a 26% en el grupo de afrodescendientes. Si el colegio se esfuerza porque todos los niños aprendan independiente de su nacionalidad, el 75% del grupo no afrodescendiente indica estar de acuerdo y lo que para el grupo afrodescendiente alcanza el 56%.

Otro testimonio de un niño de 14 años, de nacionalidad colombiana y residente en la comuna de Santiago, da cuenta de esa vivencia. “Nunca faltó el que le caía mal y que me aplicaba la xenofobia y el racismo y esas cosas. Pasé mucho por el tema de que me discriminaban. Claro, cuando yo llegué, los colombianos no eran, no estaban en tan masa, entonces yo era de los pocos”, indica.

Cuenta además que en su primer colegio, solo de hombres, “todos eran blancos, muy blancos, ellos me veían a mí y me decían ‘esclavo’, unos me lo decían con mi confianza, con mi cariño, con mi consentimiento por así decirlo, y otros ya lo tomaban de un punto por así decirte racista y se burlaban de mí y trataban de oprimirme, como de bloquearme”.

Maltrato y discriminación

Quienes deben sortear una mayor cantidad de dificultades en todos los ámbitos, añade el estudio, son los niños haitianos y bolivianos. Son los que declaran ser más recurrentemente maltratados o discriminados en todos los servicios, ya sea de salud, educación, entre otros.

El relato de un niño boliviano, de 17 años, de la comuna de Antofagasta, da cuenta de aquello: “Me han tratado igual que cualquier chileno, pero hay uno que otro digamos que se burla por el motivo que según dicen de la historia y todo eso que Chile nos quitó nuestro mar y todo eso, entonces a veces se burlan, pero a veces es burla no es tanto insulto…

Un 39% de las familias migrantes afrodescendientes han sufrido maltrato por parte del personal de salud, versus un 10% de las familias migrantes que no se consideran afrodescendientes.

Los niños y niñas son sujetos de protección reforzada. Es decir, los Estados deben tomar medidas especiales para asegurar el ejercicio de sus derechos, de manera de corregir cualquier situación de desventaja o practica discriminatoria que puedan enfrentar, resalta Paula Pacheco, especialista en Políticas Sociales de Unicef, y una de las autoras del estudio.

Quienes deben sortear una mayor cantidad de dificultades en todos los ámbitos, añade el estudio, son los niños haitianos y bolivianos. Son los que declaran ser más recurrentemente maltratados o discriminados en todos los servicios, ya sea de salud, educación, entre otros.

“Tener más información sobre la realidad que viven los niños, niñas, y adolescentes migrantes, y sus familias, cuando llegan a Chile”, dice Pacheco, es lo que el estudio entrega. Además, levanta varias alertas respecto de la desigual situación que enfrentan, “las que deberían tomarse en cuenta al momento de elaborar las políticas públicas que afectan a este grupo de la población”.

Vulnerabilidad

Chile hoy si sitúa como uno de los principales países de destino de la migración dentro del escenario sudamericano. Un proceso que ha experimentado una considerable alza desde la década de los 90, y que tuvo un importante aumento desde 2001 en adelante.

Actualmente, según indican datos del Instituto Nacional de Estadísticas, 1.492.522 personas extranjeras son residentes habituales. De ellos, 149.666 son niños y niñas migrantes entre 0 y 14 años, lo que equivale al 10,0% de la población extranjera.

La mayor parte de los menores migrantes entre 0 y 14 años proviene de Venezuela, Perú y Bolivia, los que en total suman 93.507 personas.

Sufrir discriminación es un evento nocivo especialmente entre NNA, resalta el coordinador del estudio, Pablo Carvacho, subdirector de investigación del Centro de Estudios Justicia y Sociedad de la Universidad Católica. La discriminación afecta su capacidad para socializar, y “puede desencadenar rabia, violencia y aislar a los niños, afectando su bienestar físico y emocional”.

El estudio, aclara Carvacho, no midió específicamente el impacto de la discriminación, “sólo constata su existencia respecto de NNA afrodescendientes”.

Es así como, por ejemplo, la mitad de las familias afrodescendientes señaló haber tenido un problema de asignación de curso al ingresar sus hijos al colegio y en cuanto al acceso a los servicios migratorios en casi todas las familias haitianas (94%) y en cuatro de cada cinco familias bolivianas (83%) reconoce haber tenido al menos un problema al tramitar su visa, siendo lo más recurrente la demora de la tramitación, la documentación exigida y los costos asociados a los trámites.

Insertarse en una nueva comunidad con costumbres, idioma, y maneras de hacer las cosas diferentes es un tremendo desafío para un niño migrante, dice Pacheco. Niños, niñas y adolescenes que además viven el duelo de todo lo dejado atrás. “La experiencia de discriminación puede acentuar la sensación de pérdida, la vivencia de ser inadecuado, no valorado, lo que es una marca en la construcción de su identidad y autoestima que puede tener efectos toda la vida”.

No existen políticas públicas educacionales enfocadas en la población de niños, niñas y adolescentes que migra, advierte el estudio. Tampoco existen procesos integrales de integración al contexto escolar, con estrategias para la nivelación de contenidos, ni la inclusión de una metodología de enseñanza intercultural transversal para los establecimientos educacionales del país.

“Es urgente que el Estado desarrolle políticas nacionales de integración de la población migrante, especialmente respecto de NNA”, resalta Carvacho.

Existen muchos espacios donde las iniciativas para integrar adecuadamente a la población migrante dependen de la proactividad y de las iniciativas de funcionarios, profesores y personas concretas que no cuentan con herramientas ni medios para hacer esta tarea, aclara el investigador UC.

La experiencia de países como Canadá o Suiza que se describen en el estudio, Carvacho agrega, muestran que el Estado chileno puede hacer mucho más para integrar a los NNA que migran y "que cosas como la situación de migración de sus padres no pueda ser un elemento o excusa para dejarlos fuera del ejercicio de los derechos y acceso a los servicios”.

Por lo mismo, es fundamental que las políticas públicas y los marcos normativos que hoy se están discutiendo en el país tengan una mirada integral y desde el enfoque de derechos sobre la protección de la infancia, añade la especialista de Unicef: “Que promuevan que el proceso migratorio y las políticas públicas se guíen siempre por el principio del interés superior del niño, resguardando la garantía de los derechos de los niños, niñas y adolescentes que habitan en chile, sin discriminación e independiente su origen”.