El 60% de los estímulos sensitivos que el ser humano recibe provienen de la vista, por lo que un estado de ceguera compromete seriamente la manera en la que nos relacionamos con el mundo. Ya sea parcial o total, hablamos de una afección que golpea muy duro física, sicológica y económicamente.
Por lo mismo es tan importante la prevención.
Entre el 6 y el 12 de marzo se conmemoró la Semana del Glaucoma, una iniciativa global que busca generar conciencia respecto de una enfermedad que, de manera silenciosa, es la principal causa de ceguera prevenible en el mundo.
El glaucoma es una condición que hace que las fibras del nervio óptico se vayan atrofiando y muriendo, lo que deriva en que se estrecha el campo visual de quienes la sufren. Es una dolencia muy silenciosa, que cuando ya produce síntomas (es común escuchar a pacientes que llegan a la consulta explicando que entran a una habitación y chocan con los muebles, porque no los ven) es irreversible.
Empieza afectando lo que conocemos como visión periférica. El ojo tiene básicamente dos partes, una es la visión central -lo que nos permite leer y mirar los detalles- y lo demás es el campo visual, que es lo que posibilita saber qué es lo que nos rodea. Esto es justamente lo que el glaucoma va dañando: el campo visual, que se va estrechando.
El glaucoma es una enfermedad cuya prevalencia empieza a aumentar después de los 40 años y en la que los diabéticos y los hipertensos, además de quienes tienen familiares que padezcan esta afección, constituyen un claro grupo de riesgo. Tiene una prevalencia de alrededor de un 3% en la población general y es la principal causa de ceguera evitable en mayores de 45 años.
El tratamiento apunta a que no haya un deterioro en la función visual, que su campo óptico se mantenga estable y no se siga estrechando. Hoy nueve de cada 10 pacientes con glaucoma responden bien a los tratamientos medicamentosos, con gotas que bajan la presión del ojo, y solo un 10% requiere intervención láser o quirúrgica.
Por eso es tan crítico que las personas se sometan a los controles adecuados. Y estos controles, en los últimos dos años, se han visto fuertemente afectados producto de las restricciones derivadas de la pandemia del Covid-19 y el temor a contagiarse de ciertos grupos de riesgo, como los adultos mayores.
Hace pocos días la nueva ministra de Salud, María Begoña Yarza, anunció que el gobierno del Presidente Gabriel Boric va a mantener vigente la Alerta Sanitaria apelando a que no solo es necesaria para el correcto manejo del Coronavirus, sino “también para aquellas estrategias en relación a los problemas de salud que han sido postergados en torno a los temas de la pandemia”.
Es una buena noticia que la autoridad ponga el foco en las enfermedades o tratamientos postergados a causa del Covid-19: el Glaucoma es una de ellas y es fundamental incentivar a la población a que consulte, a través de campañas de información. Es importante considerar, en esta etapa de puesta al día en las enfermedades postergadas, llamados a que la población mayor de 40 años se someta por lo menos una vez al año a un control de presión y campo visual.
Es una enfermedad silenciosa e irreversible; por lo mismo, el llamado es a que no nos olvidemos del Glaucoma.
* Director médico Clínica Oftalmológica Pasteur