Si en marzo las probabilidades de que El Niño, la fase cálida del patrón climático El Niño-Oscilación del Sur, se desarrolle este año eran de cerca del 50% según el pronóstico de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (Noaa, su sigla en inglés), para junio la probabilidad del desarrollo de este fenómeno climático ya era superior al 90%.
Y el pasado 8 de junio, la Noaa confirmó oficialmente el arribo de El Niño. Según científicos del Centro de Predicción Climática de la Noaa, una división del Servicio Meteorológico Nacional, en la perspectiva mensual publicada ese día, los meteorólogos emitieron un “Aviso de El Niño”, señalando que las condiciones del fenómeno están presentes y se espera que se fortalezcan gradualmente en el invierno.
Ahora, poco después de dos meses de su arribo oficial, la Noaa no solo confirmó que el fenómeno continúa en curso, sino que además, este podría hacerse más poderoso.
Noaa advierte que hay 95% de posibilidades de que El Niño se vuelva “fuerte”
En julio, El Niño continuó como lo indican las Temperaturas de la Superficie del Mar (SST, por sus siglas en inglés) por encima del promedio a lo largo del Océano Pacífico ecuatorial, señaló el organismo en su sitio web.
Casi todos los índices semanales de El Niño en el Pacífico central y oriental superaron los +1,0 °C. Según el informe, en la llamada zona 3,4, la temperatura del océano se elevó 1,1 °C; en la zona el alza fue de 1,8 °C, en la zona 1+2 fue 3,4 °C.
Por ello, los científicos del organismo meteorológico anunciaron que El Niño tiene una probabilidad cada vez mayor de volverse “fuerte”, con potenciales influencias en el clima que veremos durante este invierno, según una actualización mensual recién publicada de Noaa.
Según esta actualización de agosto, las condiciones de El Niño se mantienen después de que el evento se consideró oficialmente en marcha en junio. Es 95% probable que El Niño continúe durante el verano del hemisfero sur.
Se pronostica que El Niño crecerá en fuerza durante el otoño o principios del invierno. Ese momento pico es típico para El Niño y su contraparte La Niña antes de disminuir en la primavera siguiente.
Hay una probabilidad de 2 en 3 de que El Niño se vuelva “fuerte” en algún momento de la primavera o principios del verano, dijo la Noaa. En general, cuanto más fuerte se vuelve El Niño, más influencia puede tener potencialmente en los patrones climáticos globales. Pero esos impactos más fuertes no son una garantía, advirtió la Noaa.
Dados los desarrollos recientes, los meteorólogos confían más en un evento de El Niño “fuerte”, con aproximadamente 2 en 3 probabilidades de que un evento alcance o supere los 1,5 °C para el promedio estacional de noviembre a enero en Niño-3.4.
Según la Noaa, un fenómeno de El Niño fuerte no equivale necesariamente a fuertes impactos de El Niño a nivel local, con las probabilidades de anomalías climáticas relacionadas a menudo menores que las posibilidades de El Niño mismo (por ejemplo, las perspectivas estacionales de CPC ).
En resumen, se prevé que El Niño continúe durante el invierno del hemisferio norte (con más del 95 % de probabilidad hasta diciembre de 2023 - febrero de 2024.
El fenómeno de El Niño y sus consecuencias
El Niño está asociado con el debilitamiento de los vientos alisios del este y el movimiento de agua cálida desde el Pacífico occidental hacia la costa occidental de las Américas. El fenómeno puede tener efectos generalizados, a menudo trayendo condiciones más frías y húmedas al suroeste de los EE.UU. y sequías a los países del Pacífico occidental, como Indonesia y Australia.
Las mediciones satelitales y oceánicas de la temperatura de la superficie del mar son una forma de detectar la llegada de El Niño. Su firma también aparece en las mediciones satelitales de la altura de la superficie del mar, que aumenta a medida que aumenta la temperatura del océano. Esto se debe a que el agua más caliente se expande para llenar más volumen, mientras que el agua más fría se contrae.
Los mapas de la Nasa muestran las anomalías en la altura de la superficie del mar en el Océano Pacífico central y oriental observadas entre el 1 y el 10 de junio de 2023. Los tonos de azul indican niveles del mar inferiores al promedio; las condiciones normales del nivel del mar aparecen en blanco; y los rojos indican áreas donde el océano estaba más alto de lo normal.
Los datos para el mapa fueron adquiridos por los satélites Sentinel-6 Michael Freilich y Sentinel-3B y procesados por científicos del Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la Nasa.
Los meteorólogos esperaban que las condiciones de El Niño se fortalecieran gradualmente en el invierno del hemisferio norte de 2023-2024, momento en el cual pronosticaron un 60 por ciento de posibilidades de que se desarrolle un El Niño de intensidad moderada y un 56 por ciento de posibilidades de que El Niño sea fuerte.
Sin embargo, a partir de junio, El Niño no está tan avanzado como los eventos anteriores de El Niño en la misma época del año, según Josh Willis, oceanógrafo y científico del proyecto Sentinel-6 Michael Freilich en JPL.
Estás serían las consecuencias de El Niño en Chile si se hace fuerte
En el caso de Chile, según el climátologo de la U. de Santiago, Raúl Cordero, “El Niño ayuda a entender el año extraordinariamente cálido que hemos vivido en la costa oeste del Pacífico. Por ejemplo, en Santiago hasta la fecha este 2023 ha sido uno de los años más cálidos jamás registrados, en empate técnico con 2020 y con 2015, éste último también marcado por el desarrollo de El Niño”.
El Niño también favorece las precipitaciones en la zona central. “Justamente debido al desarrollo de éste es que el pronóstico estacional emitido recientemente por la DMC, prevé un invierno con precipitaciones mayores a las registradas al menos en los últimos cuatro años. Aunque el cambio climático para la zona central de Chile significa menos precipitaciones, el desarrollo de El Niño nos hace abrigar esperanzas de que este año no sea extraordinariamente seco”, explica Cordero.
Cordero explica que El Niño se asocia al alzas en la temperatura superficial del mar en buena parte del Pacífico Tropical. “Y como el Pacifico Tropical es una vasta región, se la subdivide en varias zonas. Las dos zonas más relevantes son la zona 3.4 y la zona 1 + 2. El Niño, en la zona 3.4 tiene efectos y alcance global, mientras que en la zona 1+2 tiene efectos relevantes particularmente para los países de la costa occidental de Sudamérica, Ecuador, Perú y tambien Chile”.
Agrega que el fenómeno ayuda a entender los mega incendios de febrero pasado, y las altísimas temperaturas que han afectado a la zona centro y norte del país durante este año.
“El Niño suele favorecer las precipitaciones en la zona central de Chile. Por eso se espera que este no sea un año extraordinariamente seco, como los últimos tres, que fueron afectados por La Niña”.
Según el climatólogo, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (Noaa, su sigla en inglés), existe una alta probabilidad, superior al 80%, de que se desarrolle El Niño en la Zona 3.4 en los próximas semanas.