Nomofobia y el terror de estar sin celular: las señales que indican un uso problemático del teléfono
En términos médicos, la adicción al celular no es todavía una categoría diagnosticada. Sin embargo, expertos advierten que la dependencia y falta de control que afectan a algunos usuarios de teléfonos móviles es similar a la que sufren los adictos a sustancias o al juego.
Pasar más tiempo de lo habitual usando el teléfono celular. Estar permanentemente preocupados y atentos a los aparatos. Sentirse ansiosos o angustiados cuando no se tiene acceso a ellos y sentir alivio cuando se los vuelven a tener. Son parte de las vivencias que caracterizan un uso problemático de este tipo de tecnologías.
También es preocupante cuando se empieza a postergar otro tipo de actividades o el uso del celular empieza a interferir con la vida habitual, con las relaciones interpersonales, advierte Nicolás Libuy, psiquiatra, académico de la Facultad de Medicina de la U. de Chile e investigador del Núcleo Milenio Imhay. “Hay personas que pueden afectar significativamente sus relaciones familiares, faltan a algunas responsabilidades o incluso pueden tener algunos problemas de salud física relacionados con molestias como dolor de cabeza, tendinitis o problemas de sueño”, afirma.
Al igual que las compras compulsivas, la adicción a Internet y a las tecnologías, son conductas adictivas, pese a que todavía no logran generar un consenso suficiente que las convierta en una categoría diagnóstica independiente que las defina como adicciones en sí mismas.
“Esto es más una cosa de tiempo que de confiabilidad del trastorno”, dice Carlos Ibáñez, psiquiatra experto en adicciones del Hospital Clínico de la U. de Chile y académico de la Facultad de Medicina, quien advierte que “en la adicción al celular, hay muchos criterios que son completamente equivalentes a los de una adicción a las sustancias”.
¿Nomofobia?
A tanto llegan las similitudes, que hoy ya se acuña el concepto de “nomofobia”, para describir el terror que viven algunos usuarios al estar sin su teléfono móvil. Este síntoma sería similar al síndrome de abstinencia o privación que se produce en los adictos a sustancias, que experimentan un malestar físico y psicológico cuando suspenden el consumo.
“Hoy podemos ver que hay personas que llegan a sufrir un malestar bien intenso cuando de repente se le pierde el celular, se le echa a perder o se quedan sin acceso a éste”, explica Ibáñez.
Dicho lo anterior, los expertos advierten que el uso problemático de estas tecnologías también puede aparecer como una comorbilidad asociada a otros problemas de salud mental y no solo como una adicción por sí misma. “Si hay personas que están con problemas anímicos, ansiosos, trastornos de personalidad, trastornos psicóticos o incluso trastornos del desarrollo en jóvenes o en adolescentes, eso se puede expresar precisamente usando problemáticamente el teléfono celular, internet u otras tecnologías”, aclara Libuy.
¿Cómo saber cuándo es un problema?
Dado que el celular es una herramienta ampliamente utilizada, no es tan fácil identificar cuando una persona que ocupa el teléfono está con una pérdida de control. “Lo que nos permite diferenciar estas conductas son lo disfuncional que son para la persona y su contexto”, detalla Ibáñez. Por ejemplo, si a propósito de la cantidad de tiempo que la persona está en el celular tiene problemas para relacionarse con sus pares, funcionar en su estudio o trabajo, se aleja de su familia y su entorno, o tiene consecuencias físicas por el excesivo uso del celular, posiblemente estamos frente a un problema.
“Que un familiar o un cercano te advierta que estás usando mucho el celular, ya es suficiente como para alertarse, y decir ‘ok voy a hacer un cambio’. Si la persona es capaz de hacer un cambio por su cuenta, poniéndose límites respecto al uso del teléfono movil, la mayoría de las veces eso es suficiente”, agregó el especialista de la Clínica Psiquiátrica del HCUCH.
En esta misma línea, Libuy señala que junto con ponerse límites también es importante intentar reemplazar el tiempo que se deja de usar el celular por otras actividades que estén libres de esta tecnología. “Si no reemplazo estas conductas me va a ser más difícil poner límites. Si veo que no da resultado ahí es recomendable buscar ayuda con algún profesional de la salud mental para evaluarlo, y ver si hay otros trastornos que deben ser abordados o se está desarrollando una adicción que hay que manejar”, advierte.
¿Quiénes son más susceptibles?
Un punto que relevan los especialistas en adicciones es que no todas las conductas a través del teléfono o internet son potencialmente adictivas, y no todas las personas que se vinculan a estos aparatos son susceptibles de desarrollar una adicción. Sí está bastante claro, que efectivamente los videojuegos, los juegos por apuesta y algunas redes sociales, van generando sistemas de incentivo y recompensa que tienen mayor potencial adictivo en sus usuarios.
“Hay personas que pueden tener mayor susceptibilidad a desarrollar adicciones con estas tecnologías, entre ellos las personas que sufren adicciones a sustancias o de otro tipo y también quienes tienen otros trastornos mentales, ya sean del ánimo, de ansiedad, problemas de control de impulso, o trastornos de personalidad”, apunta Libuy.
En términos etários, si bien una adicción a la tecnología puede desarrollarse en cualquier momento de la vida, existe una mayor preocupación con el grupo de adolescentes y niños, dado que su cerebro se está desarrollando y todavía no está madura la región prefrontal que tiene q ver con la inhibición de la conducta y con la toma de decisiones. “Eso hace que estos grupos de menor edad sean más susceptibles al desarrollo de adicciones, tanto cuando se inicia precozmente el consumo de sustancia pero también con el tema de las tecnología”, concluye Libuy.
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