El otoño pasado, los científicos revelaron que la fosfina se encontraba en cantidades mínimas en la atmósfera superior del planeta. Ese descubrimiento prometía la remota posibilidad de que la fosfina sirviera de firma biológica para el caliente y tóxico planeta.
Ahora, los científicos de Cornell aseguran que la huella química apoya un hallazgo científico diferente e importante: una firma geológica, que muestra evidencia de volcanes explosivos en el misterioso planeta.
“La fosfina no nos habla de la biología de Venus. Nos está hablando de la geología. La ciencia apunta a un planeta que tiene un volcanismo explosivo activo en la actualidad o en un pasado muy reciente”, precisa Jonathan Lunine, profesor de ciencias físicas y director del departamento de astronomía de Cornell.
Lunine y Ngoc Truong, candidato a doctor en geología y coautor del estudio, sostienen que el vulcanismo es el medio por el que la fosfina llega a la atmósfera superior de Venus, después de examinar las observaciones del telescopio James Clerk Maxwell de longitud de onda submilimétrica, instalado en Mauna Kea (Hawai), y del Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), en el norte de Chile.
Si Venus tiene fosfuro (una forma de fósforo presente en el manto profundo del planeta) y, si se lleva a la superficie de forma explosiva y volcánica y luego se inyecta en la atmósfera, esos fosfuros reaccionan con el ácido sulfúrico de la atmósfera venusiana para formar fosfina, añade Truong.
Por su parte, Lunine subraya que su modelo de fosfina “sugiere que se está produciendo un vulcanismo explosivo”, mientras que “las imágenes de radar de la nave espacial Magallanes en la década de 1990 muestran algunas características geológicas que podrían apoyar esto”.
En 1978, en la misión orbital Pioneer a Venus de la NASA, los científicos descubrieron variaciones de dióxido de azufre en la atmósfera superior de Venus, lo que insinuaba la posibilidad de un vulcanismo explosivo, apunta Truong, similar a la escala de la erupción volcánica del Krakatoa en Indonesia en 1883.
Pero, según reconoce, “confirmar el vulcanismo explosivo en Venus a través del gas fosfina fue totalmente inesperado”.