Nuevo hallazgo: coronavirus puede infectar células del intestino y multiplicarse en ese órgano
Hallazgo podría explicar el porcentaje de pacientes que experimentan síntomas gastrointestinales como diarrea y que el virus a menudo se puede detectar en muestras de heces. Además, abre nuevas vías de investigación sobre el rol de las bacterias intestinales en la protección contra el virus.
Los síntomas por Covid-19 son variados. A los asociados a los órganos respiratorios, como tos, estornudos, dificultad para respirar y fiebre, también se han detectado síntomas de naturaleza muy diferente, los gastrointestinales, como náuseas y diarrea.
Estudios muestran que hasta un tercio de los pacientes desarrollan esa sintomatología. Investigaciones en Estados Unidos, por ejemplo, indican que el virus también puede propagarse a través de la llamada "transmisión fecal-oral", y que un porcentaje de las personas con exámenes positivos tenían síntomas como pérdida de apetito, náuseas y diarrea.
Manuel Álvarez gastroenterólogo e investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica, señala que un estudio realizado por investigadores de esa casa de estudios determinó que en la población chilena un porcentaje cercano al 10% pueden tener algún tipo de molestia digestiva, principalmente diarrea y dolor abdominal.
Entre el 8% al 9% de pacientes con una patología Covid-19 positiva demostrada, en los que se confirmó la presencia del virus, dice Álvarez, tienen molestias digestivas. “En algunos casos puede ser el único síntoma, aunque no es lo habitual, y a veces también puede preceder al cuadro clínico y manifestarse antes de que comiencen los síntomas clínicos respiratorios, esos síntomas gastrointestinales, y en algunos pacientes también puede ser la molestia que continua luego del cuadro respiratorio más importante”, detalla.
Al parecer el intestino también es una ruta importante para la transmisión del Sars-CoV-2. Y hoy un nuevo estudio, indica que el coronavirus puede infectar células del intestino y multiplicarse en ese órgano, trabajo desarrollado por investigadores del Instituto Hubrecht en Utrecht, el Centro Médico de la Universidad Erasmus MC de Rotterdam y la U. de Maastricht todas instituciones de los Países Bajos.
Receptor ACE2
La investigación, publicada en la revista científica Science el 1 de mayo, fue realizada con modelos de cultivo celular del intestino humano de última generación. Esos son los llamados organoides intestinales humanos, pequeñas versiones del intestino humano que se pueden cultivar en el laboratorio.
Hans Clevers, investigador del Instituto Hubrecht, miembro del estudio, explicó en un comunicado que "estos organoides contienen las células del revestimiento intestinal humano, lo que los convierte en un modelo convincente para investigar la infección por SARS-CoV-2".
Los organoides lo que hacen es simular el funcionamiento del intestino, explica Álvarez, manteniendo la viabilidad de las células y haciendo que la mayor parte de las que están presentes en el intestino, en condiciones experimentales, se pueda trabajar sobre ellas. “Son lo más parecido a las células humanas y sobre éstas pueden trabajar en condiciones experimentales y de laboratorio, y pueden ir modificándolas”, aclara.
Aunque los órganos respiratorios y gastrointestinales pueden parecer muy diferentes, existen algunas similitudes claves que permiten que el virus se replique en ellos. La principal, es la presencia del receptor ACE2 (enzima convertidora de angiotensina) el receptor a través del cual el Covid-19 que causa el virus Sars-CoV-2, puede ingresar a las células.
El interior del intestino está repleto de receptores ACE2. Pero hasta el momento se desconocía si las células intestinales podrían infectarse y producir partículas de virus.
Cuando los investigadores del estudio agregaron el virus a los organoides, se infectaron rápidamente. El virus no sólo ingresa a un subconjunto de células, sino que además la cantidad de células infectadas aumenta con el tiempo.
En la investigación los expertos encontraron partículas de virus dentro y fuera de las células de los organoides. Al infectar con partículas virales viables del Covid-19 esos organoides, demostraron que los virus podían penetrar en la célula e infectarla, “y hacer que las células replicaran las partículas virales dentro de ellas y que eso luego producir la muerte celular por esa infección viral”, indica Álvarez.
Los investigadores además analizaron la respuesta de las células intestinales al virus con la secuenciación de ARN, para estudiar qué genes están activos en las células. Eso reveló que los llamados genes estimulados con interferón están activados. Estos genes son claves en el sistema inmune nato y desempeñan un rol en el ataque de la infección viral.
Bart Haagmans, investigador de Erasmus MC, investigador que participó en el estudio, detalló que las observaciones realizadas proporcionan una prueba definitiva de que el Sars-CoV-2 puede multiplicarse en las células del tracto gastrointestinal. “Sin embargo, aún no sabemos si el Sars-CoV-2 está presente en los intestinos de los pacientes con Covid-19 y si desempeñan un papel importante en la transmisión. Nuestros hallazgos indican que debemos analizar esta posibilidad más de cerca", acota.
Estudios ya habían indicado que pacientes son capaces de ir excretando en las deposiciones el virus y que en ellas se puede detectar el ARN del virus. Pero todavía no se ha demostrado que esa partícula viral que sale por la deposición sea capaz de infectar a otro huésped, a otra persona, detalla Alvaréz: “eso todavía no se ha demostrado, y ese es un punto importante de precaución para determinar la importancia epidemiológica que podría tener diarrea, porque la importancia de las partículas virales y la contaminación por la vía área ya se sabe que es relevante”.
Los resultados llaman a prestar atención a aquellos pacientes con síntomas gastrointestinales. Es posible, detalla el estudio, que se necesiten pruebas más extensas utilizando no solo hisopos de nariz y garganta, sino también hisopos rectales o muestras de heces.
Bacterias intestinales
El estudio sitúa nuevamente la relevancia de investigaciones que se enfocan en el rol que tienen las bacterias intestinales o macrobiota, los más cien billones de bacterias que se alojan en el tubo digestivo, quese ha descubierto cumplen un rol clave en patologías como la obesidad o la diabetes tipo 2, alergias y males autoinmunes. Incluso, se le has vinculado con enfermedades como el autismo o el alzheimer.
Álvarez resalta que este hallazgo, se vincula también con cómo toda esa cantidad de bacterias que normalmente residen en el intestino son capaces de modular la capacidad de que los virus puedan infectar o no. Por ejemplo, dice, se podría determinar si determinada presencia de bacterias favorece o que aquellas normales que existen en el intestino puedan proteger.
“Por lo tanto, ahí se abre una importante línea de investigación, que puede indicar que al modificar bacterias, lo que se llaman los probióticos, puedan de alguna manera bloquear el receptor de la enzima convertidora de angiotensina y no permitirle que puedan los virus ingresar a través del tracto digestivo, y eso podría ser extrapolable a lo mejor, para modificar la flora de la cavidad oral, la faringe, para no darle oportunidad a que el virus pueda adherirse a las células de los epitelios, que es la vía como ingresa el virus al organismo”, destaca.
A la flora intestinal se le atribuye una gran participación en múltiples condiciones, en condiciones que no se sospechaba puede haber un factor contribuyente en forma importante por la flora intestinal. “Dependiendo de la flora intestinal el individuo se puede defender mejor de infecciones, de condiciones metabólicas, de enfermedades degenerativas, la conducta de una persona podría estar determinada por el tipo de bacterias que residen en su intestino, y ahí están puestas muchas de las expectativas para la futura investigación. A lo mejor en el futuro vamos a tener que dar determinadas cepas de bacterias para enriquecer el intestino con microorganismos y de esa manera llevar una mejor calidad y probablemente vivir más años, porque estamos de alguna manera protegidos con estos aliados de la flora intestinal de la macrobiota”, detalla.
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