Conforme avanza el año, las posibilidades de la llegada de La Niña se han ido incrementando. Si en mayo la posibilidad era del 50%, en junio está subió a 60%
Y el último informe emitido por el Servicio Meteorológico Nacional de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (Nooa, su sigla en inglés), emitido el 16 de julio, aumento está probabilidad a 70%.
Nuevos mapas y gráficos de la NOAA, muestran el avance del fenómeno de La Niña
El documento señala que durante julio continuaremos en una fase neutral, pero añade que la posibilidad de que La Niña arribe entre agosto y septiembre es de 70%, situación que se extendería hasta el verano 2024-2025. El porcentaje aumenta a 79% en el caso de noviembre-enero.
“El equipo de pronóstico anticipa que la transición ocurrirá antes (agosto-octubre). Esto se apoya, en parte, en la continuación de las temperaturas subsuperficiales del océano por debajo del promedio y los pronósticos a corto plazo que sugieren un resurgimiento de las anomalías de los vientos del este en julio”, sostiene el informe de la Noaa.
Ahora, un informe del lunes pasado del organismo climatológico revela nuevos mapas y gráficos que muestran las anomalías en las temperaturas del océano Pacífico, que dan cuentan del inexorable avance de La Niña.
“Durante las últimas 4 semanas, las temperaturas de la superficie del mar persistieron por debajo del promedio en el Océano Pacífico oriental, mientras que las temperaturas de la superficie del mar persistieron por encima del promedio en el Pacífico occidental”, señala el nuevo documento de la NOAA.
Según el documento, durante las últimas cuatro semanas, se observaron cambios anómalos de la temperatura de la superficie del mar (TSM) tanto negativos como positivos en el centro oriental del océano Pacífico y en el este del mismo.
Los gráficos de la NOAA que muestran el avance del fenómeno de La Niña
El informe también hace alusión a varios gráficos que muestran el avance de La Niña. En uno de ellos (a continuación) dice que el contenido de calor de la parte superior del océano ecuatorial (0-300 m) en toda la cuenca es mayor antes y durante las primeras etapas de un episodio cálido (El Niño) del Pacífico (comparar los 2 paneles superiores), y menor antes y durante las primeras etapas de un episodio frío (La Niña).
La pendiente de la termoclina oceánica es menor (mayor) durante los episodios cálidos (fríos). Los valores recientes de las anomalías de calor de la parte superior del océano (por debajo del promedio) y el índice de pendiente de la termoclina (ligeramente por encima del promedio) reflejan un ENSO neutral.
En otro de los gráficos se muestra cómo las temperatura del subsuelo oceánico también ha disminuido. “Las anomalías positivas de la temperatura del subsuelo persistieron hasta mediados de enero de 2024. La variabilidad de las anomalías positivas se asoció con varias ondas Kelvin oceánicas. A partir de noviembre de 2023, las anomalías positivas de la temperatura del subsuelo se debilitaron hasta casi cero. Desde fines de enero hasta mediados de abril de 2024, surgieron y se fortalecieron anomalías negativas de la temperatura. Desde julio de 2024, las anomalías negativas han persistido”, señala el informe de la NOAA.
Durante los últimos meses, las anomalías negativas de temperatura subsuperficial han persistido en el Océano Pacífico ecuatorial oriental y se han extendido a la superficie, añade el informe de la NOAA.
La variabilidad intraestacional de la atmósfera (viento y presión), que a menudo está relacionada con la oscilación Madden-Julian (MJO), puede afectar significativamente las condiciones de la superficie y del subsuelo en todo el océano Pacífico.
En relación con esta actividad: El debilitamiento significativo de los vientos del este en niveles bajos generalmente inicia una onda Kelvin oceánica que se propaga hacia el este.
Ondas Kelvin también predicen el avance del fenómeno de La Niña
El documento también menciona que durante el período que se muestra, se ha observado una importante actividad de ondas Kelvin oceánicas ecuatoriales (líneas discontinuas y punteadas). Hasta enero de 2024, persistieron temperaturas subsuperficiales superiores a la media en la mayor parte del océano Pacífico, cuando El Niño estaba en su apogeo. Pero el informe dice que luego se observaron dos ondas Kelvin ascendentes durante diciembre de 2023 y mayo de 2024. “Desde marzo de 2024, han persistido temperaturas subsuperficiales por debajo de la media en el Pacífico oriental, pero se están debilitando gradualmente”, sostiene la NOAA.
Por último, señala el informe, hasta principios de marzo de 2024, persistieron anomalías negativas de OLR (sigla en inglés de Radiación de Onda Larga Saliente que es a variable con que se mide la nubosidad, que mientras más negativo indica una mayor actividad de nubes de tormenta en el Pacífico ecuatorial; esto como respuesta al calentamiento del mar) sobre el Océano Pacífico ecuatorial central.
Desde mediados de diciembre de 2023 hasta marzo de 2024, las anomalías de OLR se desplazaron hacia el este desde el Océano Índico/Indonesia hasta el Pacífico occidental/Línea de cambio de fecha.
Desde mediados de mayo de 2024, la OLR ha estado cerca del promedio o por encima del promedio (menos convección) cerca del Pacífico occidental o la Línea de cambio de fecha.
Desde principios de julio de 2024, se observaron anomalías negativas en el Pacífico occidental y central.
Los efectos de La Niña en el país
En el Pacífico, La Niña trae temperaturas más frías que el promedio en la parte centro-oriental de la cuenca, vientos más fuertes tanto cerca de la superficie como en altitudes elevadas, y lluvias más intensas de lo normal sobre Indonesia y el resto del continente marítimo.
Para Chile, en cambio, el fenómeno climático generalmente se asocia a menos precipitaciones, inviernos más fríos y veranos menos calurosos.
El anterior documento de la Noaa emitido en junio señalaba para septiembre la llegada del fenómeno, atribuyéndole un 65% de probabilidades, cifra que ahora aumentó a 70% y que se adelanta para agosto.
La Niña es un fenómeno que produce un enfriamiento a gran escala de las aguas superficiales de las partes central y oriental del Pacífico ecuatorial, además de otros cambios en la circulación atmosférica tropical, es decir, en los vientos, la presión y las precipitaciones.
Según la Noaa, también hay que tener en cuenta que hay una probabilidad de 1 en 5 de que La Niña no se presente y que las condiciones neutras se prolonguen durante el invierno. Por lo tanto, dice el documento, si bien no creemos que este sea un resultado probable, está lejos de ser imposible. Si las condiciones neutras se prolongan durante el invierno, no tendríamos los cambios esperados de La Niña en la temperatura global, la lluvia y otros patrones para informar nuestras perspectivas invernales.
Noaa aumenta la probabilidad de llegada de La Niña
Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago, señala que en la zona central de Chile, “La Niña tiene básicamente dos efectos. Por un lado, modera las temperaturas; los años marcados por La Niña no son extremadamente cálidos. Por otro lado, modera las precipitaciones; los años marcados por La Niña son en general secos”.
Incluso podría evitar algunos récords negativos, cree Cordero. “Gracias a La Niña, este año no va a ser extremadamente caluroso como el 2023. Además, este año afortunadamente no debería ser hiperárido. El tardío desarrollo de La Niña ha permitido que las precipitaciones durante este primer semestre se acerquen a valores considerados típicos, no solo en la zona central, sino en buena parte del país”.
Los efectos de cada episodio de La Niña varían en función de su intensidad y duración, así como de la época del año en que se desarrolla y de la interacción con otros modos de variabilidad climática. En muchos lugares, especialmente en los trópicos, La Niña produce en el clima efectos opuestos a los que provoca El Niño.
Sin embargo, los fenómenos climáticos de origen natural, como el El Niño, ahora tienen lugar en el contexto del cambio climático antropógeno, que provoca un aumento de las temperaturas mundiales, exacerba los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos, y altera la configuración de las temperaturas y las precipitaciones estacionales.
Los últimos nueve años han sido los más cálidos de los que se tiene constancia, a pesar de que desde 2020 hasta principios de 2023 tuvo lugar un episodio plurianual de La Niña que ejerció un efecto de enfriamiento. El Niño alcanzó su apogeo en diciembre de 2023 como uno de los cinco episodios más intensos de este fenómeno jamás registrados.
Por lo general, tras un episodio intenso de El Niño se dan las condiciones características de un episodio de La Niña, y las predicciones más recientes de los modelos son congruentes con esa secuencia, si bien persiste una marcada incertidumbre respecto a su intensidad o duración.