Pacientes con niveles altos de la “hormona del estrés” tienen más riesgo de muerte, según un estudio
Una investigación del Imperial College de Londres afirma que una duplicación de la concentración de cortisol se asoció con un aumento significativo del 42% en el riesgo de mortalidad. Entre quienes se encontraban en esta condición, fallecían entre 15 y 36 días.
El cortisol, conocido también como “la hormona del estrés”, podría tener un vínculo cercano con los pacientes de coronavirus, de acuerdo a una investigación que relaciona los niveles altos en la sangre de la mencionada hormona con la probabilidad de un rápido deterioro y posterior fallecimiento.
El estudio, realizado entre el 9 de marzo y el 22 de abril por científicos del Imperial College de Londres y el Imperial College Healthcare NHS Trust, sugiere que en base a sus datos, los niveles de cortisol podrían emplearse como un marcador de la gravedad de la enfermedad, ayudando al mismo tiempo a identificar a aquellos pacientes que tienen más probabilidades de necesitar cuidados intensivos.
El trabajo, observacional y que contempló a 535 pacientes con 403 de ellos diagnosticados con coronavirus, asegura que las personas infectadas tenían niveles de cortisol significativamente más altos que los pacientes sin el patógeno.
En sus resultados, los pacientes en el grupo COVID-19 alcanzaron niveles de hasta 3.241 nm/L, mucho más altos que los 100 o 200 nm/L registrados cuando estamos sanos, de casi cero nm/L cuando estamos dormidos, o los 1.000 en promedio tras una cirugía significativa.
En el documento, publicado en The Lancet, el análisis mostró que “una duplicación de la concentración de cortisol se asoció con un aumento significativo del 42% en el riesgo de mortalidad, después del ajuste por edad, la presencia de comorbilidades y pruebas de laboratorio”.
En base a lo anterior, los autores del estudio indican que los pacientes con COVID-19 cuya concentración basal de cortisol fue igual o inferior a 744 nmol/L (268 pacientes, un 67%) tuvieron una media de supervivencia de 36 días. Mientras tanto, los pacientes con COVID-19 cuyo valor de cortisol fue superior a 744 nmol/L (135 pacientes, un 33%) tuvieron una media de supervivencia de menos de la mitad: 15 días en promedio.
En el texto se menciona que para las pruebas se realizó una prueba de hisopo COVID-19 y análisis de sangre de rutina, incluida una medición inicial de los niveles de cortisol dentro de las 48 horas posteriores al ingreso del paciente al recinto asistencial.
Durante el período de estudio, poco menos del 27% del grupo COVID-19 murió, en comparación algo menos del 7% del grupo sin COVID-19.
El profesor Waljit Dhillo, Jefe de la División de Diabetes, Endocrinología y Metabolismo del Imperial College de Londres, afirma que “desde la perspectiva del endocrinólogo, tiene sentido que los pacientes con COVID-19 que estén más enfermos tengan niveles más altos de cortisol, pero estos niveles son preocupantes altos.”
“Hace tres meses, cuando comenzamos a ver esta ola de pacientes con COVID-19 en los hospitales de Londres, teníamos muy poca información sobre cómo clasificar mejor a las personas. Ahora, cuando los pacientes llegan al hospital, potencialmente tenemos otro marcador junto con los niveles de saturación de oxígeno para ayudarnos a identificar quiénes necesitan ser admitidos de inmediato y cuáles no”, explica.
“Tener un indicador temprano sobre qué pacientes pueden deteriorarse más rápidamente nos ayudará a proporcionar el mejor nivel de atención lo más rápido posible, así como a controlar la presión sobre el sistema de salud. Además, también podemos tener en cuenta los niveles de cortisol cuando estamos trabajando en la mejor manera de tratar a nuestros pacientes”, añade.
La Dra. Mirentxu Iruretagoyena, inmunóloga y jefe de la sección de inmunología del laboratorio clínico de la Clínica Alemana, señala sobre la investigación que “es un estudio inicial, descriptivo de una cohorte de pacientes hospitalizados por covid y que sugiere que el cortisol podría ser un biomarcador, por lo que propone hacer un estudio prospectivo para validar si sirve o no. Se trata de un estudio preliminar, que puede determinar hacer más investigaciones pero no para tomar decisiones clínicas en este momento”.
La especialista dice que hoy “se están usando otros biomarcadores como la ferritina elevada, VHS elevada, Dímero D y Procalcitonina Proteína C Reactiva. Con todos ellos, junto a la saturación de oxígeno se logra muy bien saber qué pacientes se van a complicar”.
El profesor Dhillo y su equipo esperan que sus hallazgos puedan validarse en un estudio clínico a mayor escala.
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