Hoy en el mundo se producen 78 millones de toneladas de plástico cada año. Luego de su uso, un 40% va a dar a vertederos y un 14% es incinerado. ¿Y el resto? Un 32% va a dar al medioambiente y del 14% que se recolecta para ser reciclado, sólo un 2% se mantiene en el circuito (4% se pierde y 8% se recicla en cascada para llegar luego de un ciclo a los vertederos, en el mejor de los casos). De lo que llega al medioambiente, cada año van a dar al mar 8 millones de toneladas, algo así como un camión de basura por cada minuto. A pesar de los esfuerzos por reciclar este material, que comenzaron hace varias décadas, hemos fracasado en esa tarea. Según la Ellen Macarthur Foundation, de seguir así, al 2050 habrá más plástico que peces en el mar medidos por peso.

Lo anterior ilustra de qué manera el modelo lineal de "producir-usar-botar" no da para más. Desde la revolución industrial, la humanidad ha tenido un acelerado crecimiento y desarrollo que ha traído numerosos beneficios a la calidad de vida de muchas personas. Sin embargo, ese desarrollo ha seguido un modelo que no es sostenible hacia adelante. ¿Por qué? De alguna manera en estos años hemos estado "dopando a la Tierra", usando recursos que se han acumulado por millones de años en un cortísimo tiempo. El surgimiento de una clase media masiva y urbana solo agudiza este problema. Todos sabemos lo que le pasa a un atleta que se dopa: tiene un buen resultado en el corto plazo y un colapso en el largo. Ese dopaje tiene que ver con el uso intensivo de carbón, fertilizantes, materiales, agua, biodiversidad, entre otros. Hoy estamos emitiendo 52 gigatoneladas de C02eq por año, si queremos mantener el aumento de temperatura bajo los 1,5 grados, debemos bajar a la mitad las emisiones netas al 2030, luego a cero al 2050 y luego empezar a capturar y almacenar carbono. Usualmente tendemos a pensar que el problema tiene que ver sólo con la energía, ésta, si bien tiene un alto potencial de aportar a la reducción de emisiones, no es el único flanco al que atacar. Si el ganado fuese un país, por ejemplo, sería el tercer país emisor detrás de EEUU y China. Un reciente estudio de la Universidad de Berkeley sitúa en 1,8 giga toneladas la contribución de los plásticos a las emisiones globales, que se suma a su nocivo impacto local por su contaminación por desechos.

Urge por tanto una colosal transición hacia modelos de desarrollo circulares, es decir, aquellos en el que el crecimiento se desacople del uso de recursos finitos, incluida la capacidad de la tierra de absorber gases de efecto invernadero. Dicho de otra forma, un modelo que permita a la Tierra sostener los servicios ecosistémicos que nos entrega para nuestra vida (como un atleta que entrena a un ritmo saludable). Esa es la esencia de la Economía Circular. La tarea es gigante y requiere un esfuerzo coordinado de la humanidad sin precedentes. Si no lo logramos, el cuello de botella al crecimiento económico será el medioambiente, con consecuencias graves para la cohesión social de nuestra sociedad.

En un esfuerzo para aportar a esta transición a una economía circular, Chile acaba de convertirse en el tercer país del mundo en lanzar un "Pacto de los Plásticos". Parte de la iniciativa "New Plastics Economy" impulsada por la Ellen Macarthur Foundation, se une a Reino Unido y Francia en un trabajo en red que aplica los principios de la Economía Circular para repensar el sistema de los plásticos impulsando un modelo que mantiene el material en uso y que evita que termine en el medio ambiente. Se trabajará en 4 metas al 2025:

  • Eliminar los envases de instrumentos plástico de un solo uso problemáticos e innecesarios a través de rediseño, innovación o modelos de entrega alternativos.
  • Asegurar que todos los envases de plástico sean reutilizables, reciclables o compostables.
  • Aumentar significativamente el reuso, la recogida y reciclaje de envases plásticos.
  • Aumentar el contenido reciclado en envases de plástico para impulsar la demanda de material reciclado.

Convocadas por la Ministra Carolina Schmidt, sietes grandes empresas empresas se ha unido como fundadoras: Nestle, Soprole, Unilever, Coca-Cola, Resiter, Mall Plaza y Amcor. Han suscrito también el pacto Ministerio de Medio Ambiente, Fundación Chile, CORFO, Ministerio de Economía, Agencia de Sustentabilidad de Cambio Climático, Asociación de Municipalidades para la Sustentabilidad Ambiental (AMUSA), Sistema de Gestión de Envases y Embalajes y Fundación Plastics Ocean Chile. El MMA y Fundación Chile formarán el equipo ejecutivo para la implementación.

En el año de la COP25, el Pacto Chileno de los Plásticos es un esfuerzo que le pone sustancia a nuestra acción climática. Sin duda que por sí solo no es suficiente, pero sí es una muestra de cómo intereses diversos se pueden poner de acuerdo para cumplir un objetivo común; no existe otro camino para cambiar la historia.