El encierro de la pandemia nos acercó más a la virtualidad. Por muchos meses, la única ventana para interactuar con el mundo debió ser una pantalla del computador, de la televisión e incluso de un pequeño smartphone. El problema de todo esto es que al estar tanto tiempo frente a una pantalla generó considerables problemas a la visión, especialmente en niños y niñas.
De acuerdo a un reciente estudio publicado en la revista Frontiers in Public Health, en comparación con el tiempo anterior a la pandemia del Covid-19, la progresión de la miopía en los niños y niñas durante la cuarentena se aceleró. Los principales factores de riesgo de esta tendencia apuntan al aumento de la exposición a pantallas digitales y la disminución de los tiempos de actividad al aire libre. Asimismo, según otra investigación publicada en The Lancet, se estima que los casos de miopía en niños y niñas aumentó cerca de un 40% desde 2020 hasta la fecha.
“Cuando los niños observan contenidos en pequeñas pantallas, a distancias cortas de 30 centímetros o menos, es mucho más probable desarrollar afecciones a la visión como la miopía”, explica el oftalmólogo de la Clínica Ciudad del Mar, Dr. Darío Vásquez. Esto, según cuenta el especialista, se ve incrementado con la falta de actividad realizada al exterior. Esto, según complementa la Dra. Galia Gutiérrez, oftalmóloga de Clínica Las Condes, ha hecho que aumenten los vicios de refracción, especialmente las miopías. “Los niños que ya eran miopes, progresaron, y los que no, empezaron a usar lentes”, detalla.
Ante esto, los especialistas dividen esta problemática entre dos principales factores: el tiempo de exposición y la distancia entre la pantalla y los ojos del receptor. En este caso, los meses más duros del confinamiento favorecieron que las horas por día ante una pantalla aumenten. “Mucho trabajo de cerca con luz artificial de las pantallas, o poca luz, acelera el crecimiento axial del ojo y eso hace que las personas se vuelvan más miopes”, agrega la Dra. Gutiérrez.
Pantallas más cercanas y pequeñas, como celulares, requieren que la persona haga un esfuerzo mayor para tener una imagen nítida de lo que se está observando a través del dispositivo móvil. “El tiempo al aire libre y expuesto a luz ambiental constituye un factor de protección. Entonces, el niño que pasa muchas horas en casa con el celular suma el trabajo de cerca y el encierro como conductas de riesgo para desarrollar miopía. No es el celular en sí, sino que el estilo de vida que conlleva un niño pequeño con el celular en la mano”, agrega el oftalmopediatra de la Clínica Pasteur, Dr. Kenneth Johnson.
Otro de los factores que favoreció la miopía en niños y niñas tiene que ver con la asistencia a los controles. Según la pediatra de Clínica Dávila, Dra. Gema Pérez, el encierro provocó que los controles sanos se realizaran con mucha menor regularidad, “y por lo tanto no se logró detectar a tiempo si existían afecciones en la visión”, comenta.
Tiempo y distancia recomendable
¿Cuánto tiempo al día es el máximo recomendable de exposición sin resultar con deterioro de la visión? Eso, según agrega el Dr. Johnson, ha ido cambiando en el tiempo, sobre todo cuando arribó la nueva realidad de asistir a clases o reuniones por vía telemática. “Más que deterioro de la visión, las recomendaciones se basan en un desarrollo integral y neurológico de los niños. La recomendación es no exponer a niños y niñas a pantallas antes de los dos años y sucesivamente aumenta a aproximadamente 5 horas máximo a los 5 años”, enfatiza el oftalmopediatra.
Las mejores recomendaciones son descansar y utilizar la “Regla del 20/20/20″. Esto significa que cada 20 minutos de exposición a las pantallas es necesario descansar la mirada por 20 segundos, enfocando la vista a un objeto a 20 pies de distancia (6 metros). Además, el Dr. Johnson añade que ante un exceso de exposición a las pantallas es necesario “lubricar con un buen parpadeo o gotas lubricantes si es necesario, disminuir el brillo y aumentar el contraste en los dispositivos a utilizar, y evitar el uso nocturno de pantallas”.
Por otro lado, si ya existe un daño provocado, como una miopía, ésta no es posible revertir. Los especialistas de la salud visual manejan herramientas para evitar progresiones excesivas de esta afección, pero no se puede volver el daño a cero.
La Dra. Gema Pérez, quien también ejerce en Clínica Vespucio, complementa que además es necesario velar que las pantallas que deban usar niños y niñas tengan protectores antirreflejo o de luz azul, y que los que tengan que usar anteojos sean adherentes a sus tratamientos. “Muchas veces por bullying, o porque no tienen un marco adecuado, dejan de usar sus lentes, siendo que deben estar bajo un tratamiento que es crónico”, concluye.
Sabemos desde hace años que las tasas de miopía están aumentando en todo el mundo. Algunas estimaciones incluso sugieren que la mitad de la población mundial será miope para 2050. Solo en el Reino Unido y Europa, las tasas de miopía se han duplicado en los últimos 50 años.