El Día Mundial de la Tuberculosis se celebra cada año un 24 de marzo para conmemorar el día en que se descubrió la bacteria que la causa, en 1882, y concienciar sobre esta enfermedad y poner fin a la epidemia que ocasiona en todo el mundo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el bacilo tuberculoso (Mycobacterium tuberculosis) es el segundo patógeno más mortífero después del virus que causa el Covid-19, afectando con mayor frecuencia a los pulmones, **transformándose así en la principal amenaza a la salud destronando incluso al Covid-19.**
La tasa de incidencia de tuberculosis incluye todos los casos nuevos y recaídas, tanto pulmonares como extrapulmonares. En el año 2020, esta cifra en nuestro país fue de 12,4 casos por 100.000 habitantes, lo cual representa una disminución de 17% respecto del año anterior, pero se realizaron 108 exámenes bacteriológicos (pruebas moleculares, cultivos y baciloscopías) para encontrar un caso pulmonar con confirmación bacteriológica.
De hecho, según cifras del Ministerio de Salud, en 2020 se registraron 2.306 casos, siendo los grupos más afectados las personas de nacionalidad extranjera (1.623 casos) y los mayores de 65 años (420 casos) según se desprende de un informe elaborado por el Programa Nacional de Control y Eliminación de la Tuberculosis de la División de Prevención y Control de Enfermedades.
Según el informe mundial sobre la tuberculosis de 2022 publicado por la OMS, alrededor de 10,6 millones de personas contrajeron esta enfermedad en 2021 —una cifra superior en un 4,5% a la correspondiente a 2020— y 1,6 millones fallecieron por esta causa (entre ellas 187.000 seropositivas para el VIH).
La tasa de mortalidad de esta enfermedad para el año 2021 fue de 1,2 por 100.000 habitantes, aumentando 0,3 puntos respecto al 2020, y rompiendo la tendencia a la baja de los años anteriores. Esta cifra corresponde a 232 personas fallecidas por tuberculosis en el país durante el año 2021, 58 personas más que el año anterior. Del total de personas fallecidas, 169 fueron hombres y 63 mujeres.
“La tuberculosis es una enfermedad que se ve como del pasado, casi extinta, pero no es así. Siempre ha existido, lo que pasa ahora es que ha resurgido por diferentes razones, entre ellas, la resistencia a los antibióticos”, explica la doctora Carolina Herrera, médico internista broncopulmonar y especialista en medicina intensiva.
¿Qué es la tuberculosis?
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis. Generalmente afecta a los pulmones, pero también puede afectar otros órganos del cuerpo, como los riñones, la columna vertebral y el cerebro.
“Es una enfermedad grave que puede ser mortal si no se trata adecuadamente por medio de antibióticos”, señala Alexis Kalergis, director Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia IMII y académico UC.
Se estima que 1/3 de la población mundial está infectada con este bacilo, todos ellos asintomáticos, pero sólo el 10% de ellos desarrollará la enfermedad. “De ahí la importancia de la pesquisa a través de un examen de sangre”, aseguró el médico de Clínica Las Condes, Dr. Juan Carlos Rodríguez.
¿Cómo se contagia?
Esta bacteria se propaga a través del aire cuando una persona infectada tose, estornuda o habla, y las partículas cargadas con la bacteria se liberan en el aire, por lo que si otra persona inhala estas partículas, puede infectarse.
También, es posible contraer tuberculosis al compartir utensilios para comer o beber con una persona infectada, aunque esto es menos común. “El contagio es menos frecuente aún por contacto casual, como dar la mano o abrazarse” añade Kalergis.
Muchos de los nuevos casos de tuberculosis se atribuyen a cinco factores de riesgo: la desnutrición, la infección por el VIH, los trastornos por consumo de alcohol, el tabaquismo y la diabetes.
Si bien, la tasa más alta de contagios en Chile se ha dado en pacientes extranjeros residentes en el país, el especialista CLC, quien además es miembro del Comité Terapéutico para la Tuberculosis del Minsal, aclara que este fenómeno “no es culpa de los migrantes, sino que son las condiciones de vida en el país de origen que hacen que la enfermedad se desarrolle”.
Lo anterior, producto de bolsones de pobreza, de hacinamiento y de poblaciones que están sin las medidas adecuadas para tratarse o para manejar enfermedades infectocontagiosas. De ahí la importancia de pesquisar a tiempo, por lo que hay que estar atentos a la siguiente sintomatología:
Síntomas
Los síntomas de esta enfermedad son:
- Tos intensa que dura 2 semanas o más
- Dolor en el pecho
- Tos con sangre o esputo (secreciones)
- Debilidad o fatiga
- Pérdida de peso
- Falta de apetito
- Escalofríos
- Fiebre
- Sudor nocturno
Los síntomas de la tuberculosis pueden variar dependiendo de la gravedad de la infección.
En casos más graves, la tuberculosis puede causar tos con sangre, dolor en las articulaciones y debilidad muscular. “Si se experimentan todos o algunos de estos síntomas, se debe acudir al médico para realizar una evaluación clínica y exámenes diagnósticos. También se debe buscar atención médica si se ha estado en contacto cercano con una persona que tenga diagnóstico de tuberculosis” advierte el director de IMII.
¿Cuál es su tratamiento?
El tratamiento de la tuberculosis generalmente implica tomar varios antibióticos durante seis a nueve meses, y es importante para eliminar del cuerpo la bacteria causante de la tuberculosis y prevenir la propagación de la enfermedad a otras personas.
Asimismo, “es importante completar el tratamiento a cabalidad y tomar los medicamentos exactamente según lo prescrito por el médico”, para asegurarse de que la bacteria sea eliminada por completo del cuerpo, explica Kalergis.
Si no se completa el tratamiento completo, las bacterias de la tuberculosis pueden desarrollar resistencia a los antibióticos y hacer que el tratamiento sea más difícil. En algunos casos, se pueden requerir tratamientos adicionales, como terapia de oxígeno o cirugía.
Si bien esta enfermedad se puede prevenir y curar, ya que el 85% de las personas que la contraen evolucionan satisfactoriamente con una pauta terapéutica de 4 a 6 meses, su importancia es tan alta para los países, que fue declarada una Emergencia Sanitaria Mundial por la OMS en el año 1993.
¿Cómo puedo saber si tengo tuberculosis?
Existen varias formas de diagnosticar la tuberculosis.
- Prueba de la piel:
La prueba más común para diagnosticar la tuberculosis es la prueba de la tuberculina, también conocida como prueba de la piel o la prueba de Mantoux.
Esta prueba implica la inyección de una pequeña cantidad de proteínas de la bacteria de la tuberculosis debajo de la piel del antebrazo. Luego, se debe esperar de 48 a 72 horas para ver si se presenta una reacción en la piel. Si la prueba es positiva,es porque la piel presenta una reacción.
- Radiografía de tórax, Prueba de esputo, y Prueba de la tuberculina:
Con esta pruebas se puede detectar la presencia de bacterias de la tuberculosis en las secreciones respiratorias, la cual se conoce como baciloscopía.
- Prueba de quatiferón:
Mide producción de interferón gamma por linfocitos T específicos contra esta bacteria, que circulan en la sangre de la persona infectada. A diferencia de la prueba de la tuberculina, el quatiferón no se ve afectada por la vacunación previa con la vacuna BCG (Bacilo de Calmette-Guérin), que se utiliza para prevenir la tuberculosis en algunos países, como en el de Chile. Esta vacuna se administra a recién nacidos por medio del Plan Nacional de Inmunización.
- Tomografía computarizada o la biopsia de tejido:
Se utiliza para detectar la tuberculosis en otras partes del cuerpo que no sean los pulmones.
“Es importante recordar que la tuberculosis es una enfermedad grave que puede ser mortal si no se trata adecuadamente. Si tiene síntomas de la enfermedad o ha estado en contacto cercano con alguien que tiene tuberculosis, es importante que consulte a un médico para una evaluación y pruebas de diagnóstico. Con el tratamiento adecuado, la mayoría de las personas con tuberculosis pueden recuperarse por completo” comenta Kalergis.
Detección a tiempo
El 2022 fueron actualizadas las Normas Técnicas del Programa de Control y Eliminación de la Tuberculosis que establecen las disposiciones que regulan la prevención, detección, diagnóstico, tratamiento y vigilancia epidemiológica de esta enfermedad en Chile.
Según estos cambios, hoy la prueba de diagnóstico para esta patología debiera ser la tecnología molecular. Hasta antes de 2007, el diagnóstico de la tuberculosis se basaba en la baciloscopía y el cultivo. Desde entonces, y ante la necesidad de contar con diagnósticos más rápidos y sensibles que permitan conocer el perfil de resistencia de los pacientes, han surgido múltiples test diagnósticos basados en pruebas moleculares que ya están siendo recomendados para su uso programático por la OMS.
Estas pruebas no sólo permiten saber rápidamente si está el complejo Mycobacterium tuberculosis presente, sino también detectar las resistencias a los antibióticos utilizados en primera línea, para poder indicar el tratamiento adecuado.
De acuerdo con los lineamientos del Programa de Control y Eliminación de la Tuberculosis PROCET, la red nacional de laboratorios de tuberculosis está ampliando su capacidad para realizar técnicas de diagnóstico por biología molecular, con el objetivo de establecer la prueba molecular como técnica de inicio para el diagnóstico de todos los casos presuntivos.
Para la doctora Carolina Herrera “la prueba molecular ya es una realidad que beneficia a los pacientes en cuanto a su precisión, seguridad y en los tiempos de espera del resultado. Esto, además, permite una disminución del riesgo, ya que no siguen transmitiendo la enfermedad a otras personas”.
Retraso por pandemia
La doctora Herrera, comenta que la pandemia no sólo afectó en su momento en los diagnósticos porque los pacientes no iban a sus controles o a los centros asistenciales, sino que también aun resta ver las secuelas de los efectos del Covid en las personas.
Las patologías asociadas, las consecuencias en los pulmones, “nos hará más complicado discernir entre las patologías respiratorias por lo que es importante estar atentos y contar con la tecnología para determinar un diagnóstico certero y a tiempo de tuberculosis” añade.
La especialista precisa que, luego de la pandemia, los desafíos que persisten en torno a la recuperación de las actividades de control de la tuberculosis incluyen una mejor focalización de la pesquisa de tuberculosis pulmonar y el uso de pruebas diagnósticas de mayor rendimiento, lo cual permite desarrollar estrategias de pesquisa más costo-efectivas.
Esta estrategia de localización de casos, que se plasma en la nueva Norma Técnica del Programa de Control y Eliminación de la Tuberculosis (PROCET) vigente desde enero de 2022, debe acompañarse de una pertinencia territorial que dé cuenta de las diferentes poblaciones en condición de vulnerabilidad.