Ya en 2017, y a raíz de los antecedentes previos sobre Pisagua que tenía la Universidad Arturo Prat (UNAP), sus investigaciones apuntaban a que esta zona costera podía considerarse como un sitio prioritario para la conservación. A ello se sumaba la presencia de una colonia de lobos marinos en Punta Pichalo, a pasos de esa localidad, donde también es posible encontrar una gran cantidad de aves marinas, e incluso, un pequeño grupo de pingüinos de Humboldt. Fue así como la ONG Oceana se unió con esta universidad para documentar mejor lo que tenía a la vista.
Durante cuatro años y cuatro expediciones, documentaron la abundante vida marina hasta los 800 metros de profundidad en distintos puntos clave, que sumado al apoyo y trabajo de socialización de la Seremi de Medio Ambiente de la Región de Tarapacá, dio origen a una propuesta para crear “Mar de Pisagua”, un Área Marina Costera Protegida de Múltiples Usos (AMCP-MU), la primera en la región y la más extensa del norte grande, permitiendo proteger el rico ecosistema marino y sus especies como el pingüino de Humboldt, el chungungo (nutria), el lobo de pelo fino, cuatro tipos de bosques de macro algas, y más de un centenar de especies de avifauna en categoría de protección.
La categoría AMCP-MU regula las actividades pesqueras y otras de tipo económico, para así prevenir impactos negativos sobre esta biodiversidad y el ecosistema, de acuerdo con el Plan General de Administración correspondiente y el marco general establecido en la Ley General de Pesca y Acuicultura.
En este caso particular de Pisagua, además de proteger la biodiversidad del lugar y potenciar el turismo sustentable, una de los objetivos más importantes será proteger la pesca artesanal, convirtiéndose esta en la primera área en donde se propone que uno de los objetos de conservación sea esta actividad.
“Una característica importante del ecosistema marino de Pisagua son sus amplios bosques de macroalgas, los que generan un verdadero refugio para los peces juveniles que deben protegerse ante la embestida de depredadores y también es un lugar seguro para liberar sus huevos. El ecosistema de Pisagua se encuentra sumamente balanceado, es decir existen en grandes cantidades desde tiburones hasta fitoplancton, todo en su adecuado equilibrio, por eso encontramos especies como el pejeperro, el cual en otros lugares de norte se ve muy poco porque han perdido sus ecosistemas” señala Liesbeth van der Meer, directora ejecutiva de Oceana.
Guillermo Guzmán, doctor en ciencias, mención en Biodiversidad y director de investigación de la Universidad Arturo Prat, quien participó en las expediciones, explica que la importancia de que se protejan zonas marinas en el país radica en que “Chile es muy rico en biodiversidad, hay ambientes muy particulares en los cuales se puede encontrar una gran cantidad de organismos”.
Lamenta el poco el conocimiento en términos generales de lo que existe en nuestras aguas (aún es posible encontrar especies nuevas de diferentes organismos), pero dice que nuestro país es proclive a recibir impactos ambientales de diferente índole, desde los geológicos (terremotos, tsunamis) hasta los oceánico-atmosféricos”.
Agrega que eso pone en constante “peligro” nuestra biodiversidad. “Necesitamos tener reservorios de nuestra biodiversidad, lugares que no sean intervenidos, para, en caso de una catástrofe, podamos volver a repoblar las zonas dañadas”.
Moyra Rojas, seremi de Medio Ambiente de Tarapacá, quien hizo un extenso trabajo en la socialización de la propuesta “Mar de Pisagua”, señala que para su repartición es clave que se proteja esta zona porque históricamente la conservación del medioambiente en la región se ha centrado en proteger ecosistemas terrestres y de cordillera, que no deja de ser relevante. Sin embargo, dice que la conservación de ecosistemas y especies marinas ha estado ausente y con los efectos del cambio climático se ha tornado cada día más importante. Además, “en la región hace más de 10 años que no se crean áreas protegidas nuevas, y no existen AMP en el litoral de Tarapacá”.
Proclamación del área
“Más del 40% del mar de Chile se encuentra bajo algún grado de protección, pero la gran mayoría de esa superficie se encuentra en las islas oceánicas, donde no hay conflictos de uso. Como país tenemos una gran deuda en la protección de la costa y muy especialmente en el norte de Chile, de la superficie marina protegida total del país solo un 0,002% se encuentra en el Norte Grande por lo que ‘Mar de Pisagua’ viene a saldar en parte esa gran deuda que tiene el país”, critica Van der Meer.
Además, “las áreas protegidas, tanto terrestres como marinas, se han reconocido como un elemento importante de mitigación frente al cambio climático. Esto, ya que permiten que los ecosistemas tengan la capacidad de recuperarse al disminuir el número de amenazas a la biodiversidad dentro del área de protección”.
Por eso es que estos años de trabajo e investigación, espera que de sus frutos el próximo 1 de diciembre, día en el que se espera el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad (CMS) se reúna para conversar y proclamar finalmente esta zona costera como un Área Marina Costera Protegida de Múltiples Usos (AMCP-MU). Pero para que se logre la proclamación oficial, y esperando ese día se logré la aprobación del CMS, los pasos a seguir son en primer lugar, redactar el decreto final que se envía a la Contraloría, y así finalmente ser publicado en el Diario Oficial.
“Ha sido un proceso largo y no exento de problemas y desconocimiento, ya que regionalmente al no existir AMP se desconocía el proceso y existían muchas dudas de la generación de las áreas marinas protegidas. El lugar es actualmente un sitio prioritario para la biodiversidad regional y queríamos aumentar esa categoría para tener más protección y poder contar con un plan de manejo sustentable. Se realizó un proceso participativo con la comunidad local, servicios públicos, la pesca artesanal, y algunos actores del sector privado. El apoyo de la Universidad Arturo Prat y Ong Oceana, fue fundamental ya que ellos comenzaron a levantar información biológica actualizada de todo el litoral de Pisagua, la cual fue fundamental para que elaboráramos el informe técnico justificatorio del área que presentamos en julio y definir el polígono de manera participativa”, cometa la Seremi de Medio Ambiente.
De ser proclamada la próxima semana, esta nueva área quedará bajo la tuición del Ministerio de Medio Ambiente, entidad que se encarga de elaborar el plan de manejo junto con la comunidad y todos los actores relevantes. Por otra parte, tanto la Armada de Chile como el Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca), cumplirán un rol importante en la fiscalización del lugar, y cabe destacar que esta última organización en conjunto con Subpesca también cumplen un rol importante en la gestión de las AMCP-MU.
La semana pasada, el ahora ministro del Medio Ambiente, Javier Naranjo, visitó la zona costera de Pisagua, a la espera de su proclamación, que permitirá otorgar nuevas y mejores oportunidades a las comunidades locales y fomentar un desarrollo armónico y sustentable.
Las expediciones e investigación
El doctor en Ciencias, comenta que la UNAP decidió unirse a estas expediciones porque “con su carrera de Biología Marina viene trabajando desde hace 40 años en temáticas de biodiversidad. Desde entonces hemos estado aportando al conocimiento de qué es lo que tenemos en la macrozona norte, trabajando en diferentes grupos de organismos desde plantas (algas) hasta mamíferos”.
Di que lo más sorprendente de Tarapacá y del norte chileno, es que hay mucho por estudiar. “Nos ha sorprendido la diversidad de organismos ‘acorralados’ a los primeros metros de profundidad por un ambiente muy hostil como es los fondos de fangos reductores que los registramos desde los 50 metros aproximadamente y que se extienden hasta casi los 500 metros de profundidad, todo un gigantesco ambiente dominado por mega bacterias que reducen ese fango”, recalca.
Las expediciones se realizaron a bordo de una embarcación de la Universidad Católica del Norte sede Coquimbo, llamada Stella Maris, que cuenta con implementos para poder realizar el trabajo de investigación, que centró su despliegue en la desembocadura del Río Loa, Punta Chipana y Punta Pichalo. “De todas las zonas investigadas, Punta Pichalo en Pisagua se caracterizó como el lugar que presentaba la mayor diversidad de especies, donde abunda el fitoplancton, crustáceos como el krill y langostinos, condiciones perfectas para que la vida de organismos más grandes como peces, mamíferos y aves marinas prolifere” dice la directora ejecutiva de Oceana.
Uno de los elementos científicos más interesantes del futuro parque, es que en sus zonas de surgencia hay una alta concentración de nutrientes que son consumidas por otras especies, las “sobras” se distribuyen con las corrientes y descienden hasta el fondo marino. Al llegar, cubren el fondo y se pierde oxígeno, convirtiéndose en el ambiente perfecto para que bacterias como la Thioploca trabajen procesando estos desechos.
Según los expertos, este verdadero reciclaje de nutrientes es la razón por la cual las costas de Chile y Perú son las más productivas a nivel mundial, una condición que en nuestro país es posible encontrar desde Arica a Concepción. El descubrimiento de estas bacterias fue realizado por el doctor Ariel Gallardo, de la Universidad de Concepción, y coincidentemente sus primeras investigaciones fueron hechas en un crucero científico en los años 60, precisamente en Punta Pichalo.
“En particular, la bahía de Pisagua se caracteriza por su alta productividad y diversidad marina, donde abunda el fitoplancton, crustáceos como el krill y langostinos, condiciones perfectas para que la vida de organismos más grandes como peces, mamíferos y aves marinas prolifere. Bosques de macroalgas protegen además la crianza, no solo de peces costeros, sino que también de recursos importantes como la anchoveta y el jurel. Y quizás lo más novedoso de esta área sería que la pesca artesanal está considerada como un objeto de conservación, lo que permitiría resguardar esta importante actividad económica y liberarla de potenciales amenazas” explica Liesbeth van der Meer.
Guzmán dice que se requieren de mayores esfuerzos para poder conocer todo lo que poseemos como biodiversidad en el país. “Con este conocimiento podremos establecer donde proteger, esos datos colectados en esas expediciones son necesarios para poder levantar las carpetas con documentación para iniciar el proceso de evaluación de sitios a proteger”, señala.
Oceana asegura que continuará en la búsqueda de “lugares únicos como estos para lograr su correcta conservación, pero además que actividades sustentables, como la pesca artesanal y el turismo, tengan un espacio para poder desarrollarse tranquilamente en estos espacios y no se encuentren amenazados permanentemente por la instalación de megaproyectos que podrían afectar irreversiblemente sus fuentes de trabajo”.