Después de dos años de pandemia, las cifras oficiales registran que más de 518 millones de personas se han contagiado de Covid-19, y más de 6 millones han muerto a causa de esta enfermedad. Sin embargo, científicos de todo el mundo han notado que existe un porcentaje de individuos que, a pesar de estar expuestos al virus, no han sido infectados ni han contraído esta afección. ¿El motivo? Se presume que la respuesta podría estar en el código genético que carga cada habitante de este planeta.
Específicamente, un grupo de investigadores de la Universidad de Rockefeller, liderado por el microbiólogo clínico András Spaan, busca saber a través de casos de estudio cómo es posible que ciertos grupos de personas hayan podido esquivar al virus durante este tiempo de pandemia. Sobre todo, buscan esclarecer qué factores genéticos influyen en que este grupo sea inmune al Sars-CoV-2 y, así, proyectar su investigación hacia una posible cura.
“Es importante el trabajo que realizan diferentes grupos de científicos en Chile y en el mundo, que estudian sujetos que han estado en contacto con personas Covid-19 positivo, pero que no se han contagiado e investigan si existe alguna resistencia genética contra el virus”, explica el director del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia, Alexis Kalergis. Esta investigación, según detalla el inmunólogo chileno, podría entregar resultados valiosos para nuevas formulaciones de vacunas y medicamentos que permitan prevenir la enfermedad.
La infectóloga de la Clínica Santa María, Dra. Claudia Cortés, detalla que “ningún virus tiene una tasa de ataque de un 100%. Es decir, no todas las personas expuestas a un virus se contagian”. Esto hace interesante investigar para entender cuáles son los patrones genéticos que tienen ciertas personas y que evaden los efectos de esta enfermedad viral. En el VIH, por ejemplo, entre un 2% y un 3% de la población mundial tienen una mutación desde que nacen, lo que hace que el virus no tenga receptores disponibles en el organismo donde anclarse.
En particular, lo que buscan los científicos en este estudio son variantes genéticas, potencialmente muy raras y con un impacto muy grande en el individuo, que genere este tipo de resistencia al virus. Los representantes de esta investigación internacional ya inscribieron a 700 participantes y están evaluando a más de 5 mil personas que se han presentado como potencialmente inmunes a la infección por coronavirus.
“La protección genéticamente determinada de un individuo contra una enfermedad infecciosa es el reflejo de la susceptibilidad a una enfermedad potencialmente mortal”, detalla el artículo científico publicado en Nature. Las hipótesis que manejan hasta ahora los investigadores de la Universidad de Rockefeller apuntan a estudiar los genes responsables de generar receptores donde el virus Sars-CoV-2 se pueda anclar, ya sea en la mucosa nasal o en las paredes del tracto respiratorio. La falta de dichos receptores podría generar una suerte de inmunidad en individuos que han estado expuestos al virus, pero sin contagiarse.
Inmunidad genética al Covid-19
Hasta la fecha solo se han identificado tres mecanismos de resistencia genética a infecciones virales, desde la década de 1970 hasta ahora. Sin embargo, estas líneas de investigación, llamadas “pruebas de concepto”, ayudan a conocer mejor las características genéticas de la inmunidad de aquellas personas que las proteja contra alguna infección viral. “En caso de que se identifiquen y comprendan características moleculares que hagan resistentes a las células de una persona a la infección por este virus, se abren posibilidades de identificación de factores que pueden ser usados como blancos para nuevas vacunas y terapias que traten o prevengan esta enfermedad”, añade Kalergis.
Asimismo, la Dra. Cortés detalla que esta investigación requiere de muchos estudios para identificar por qué ciertas personas son inmunes al virus, en este caso al que produce Covid-19. “Hay que conocer muy bien cómo funciona la dinámica de este virus en particular. Por ejemplo, en el VIH sabemos que ataca los linfocitos CD4, en cambio el SARS-CoV-2 tenemos que tener muchísima claridad de cuáles son todos los tejidos que puede afectar. Ahí se puede saber cuáles son las diferencias que tienen estas personas que no se contagian con el resto de la población”.
Eso sí, tanto los investigadores chilenos como los responsables del estudio en Estados Unidos señalaron que este tipo de estudios no reemplaza la acción de vacunación contra el coronavirus, ni tampoco es una invitación a que las personas se expongan al virus para saber cómo responde su cuerpo. “Esto es una ‘ruleta rusa’. Uno no puede estar exponiéndose pensando que va a estar en ese muy bajo porcentaje de personas que no se contagian”, enfatiza Cortés.
En el caso de SARS-CoV-2, la ciencia sigue investigando posibles resistencias genéticas al contagio, infección o enfermedad. Sin embargo, concluye Kalergis, “las vacunas son una herramienta que permite entrenar de nuestro sistema inmune para que de manera más eficiente y segura se pueda eliminar al virus, disminuyendo su diseminación”.