La variante Ómicron amenaza con ampliar una brecha ya enorme en el acceso a las vacunas contra el Covid, ya que los científicos se están preparando para la posibilidad de que se necesiten vacunas readaptadas y que los países ricos una vez más se apresuren para conseguirlas primero.
La variante Ómicron surge justo cuando los suministros de vacunas destinados a los países de bajos ingresos comienzan a repuntar. Al comienzo de la pandemia, los gobiernos ricos acapararon la mayor parte de las dosis iniciales, dejando atrás a vastas regiones del planeta.
Ahora el objetivo es evitar otro episodio de inequidad. El Reino Unido ya está actuando rápidamente para asegurar vacunas de ARN mensajero adaptadas a Ómicron y otras posibles variantes si estas son desarrolladas como parte de nuevos acuerdos con Pfizer y Moderna. El reciente descubrimiento de la variante en Estados Unidos podría suscitar una medida similar.
“Esa es la gran preocupación: que se repita lo que ocurrió en el último año y medio”, dijo Ellen ‘t Hoen, directora de Medicines Law & Policy, un grupo de investigación con sede en los Países Bajos. “Si no es esta variante, será otra”.
Incluso si las vacunas mantienen su potencia, los grupos de salud que presionan para proteger a las regiones vulnerables están bajo una presión cada vez mayor. Cerca de 100 naciones no han alcanzado un objetivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para vacunar al 40% de sus habitantes, y más de la mitad corre el riesgo de no alcanzarlo para fines de 2021. A los científicos les preocupa que las disparidades en las vacunas y la continua propagación del virus generen variantes más peligrosas que representen un riesgo tanto para las naciones ricas como para las pobres.
“La desigualdad se deriva de la escasez, y cuando hay escasez, quienes tienen recursos, los utilizarán para satisfacer sus propias necesidades primero”, señaló Richard Hatchett, titular de la Coalición para las Innovaciones de Preparación para Epidemias (CEPI, por sus siglas en inglés). “Entonces, la pregunta sería: si esta resulta ser una variante realmente peligrosa, ¿se apresurarán los países a conseguir suministros?”.
CEPI está discutiendo el posible despliegue de vacunas modificadas con otros socios en Covax, el programa global de distribución de vacunas, dijo. Covax está en una posición más ventajosa de lo que estaba al principio de la crisis, cuando aún se estaba formando, y una escasez de vacunas no debería durar tanto esta vez, pero la preocupación “es real”, indicó.
“Si los datos sugieren que realmente necesitamos introducir una vacuna contra la variante Ómicron, vamos a actuar lo más rápido posible para asegurar las dosis para reducir la inequidad que pudiera surgir”, dijo.
Hasta ahora, hay poca evidencia de que la variante recién descubierta afecte la protección que brindan las actuales vacunas, y es probable que evite cuadros graves de la enfermedad, dijo el miércoles el científico jefe de la OMS. Sin embargo, el director ejecutivo de Moderna, Stephane Bancel, sacudió los mercados a principios de esta semana cuando dijo que la sorprendente cantidad de mutaciones de la variante ómicron sugiere que se necesitarían nuevas vacunas para evitar contagios. Quedan muchas preguntas.
Ellos no esperan
Pero los fabricantes de vacunas no están esperando las respuestas. Ya han empezado a trabajar para adaptar sus vacunas. Pfizer y BioNTech SE señalaron que estarán listos con una vacuna dirigida a Ómicron en 100 días, si es necesario. Pfizer espera datos para dentro de dos o tres semanas sobre hasta qué punto su vacuna se mantiene firme.
Ómicron podría desencadenar una nueva búsqueda de limitados suministros, y no se producirán dosis suficientes para un despliegue global hasta fines del próximo año, según Airfinity Ltd. En el mejor de los casos, se podrían producir 6.000 millones de dosis para octubre de 2022, estima la firma de datos con sede en Londres. Pero los gobiernos ricos intentarán acaparar el mercado, dijo Shabir Madhi, vacunólogo de la Universidad de Witwatersrand que dirigió ensayos para las vacunas de AstraZeneca y Novavax en Sudáfrica.
“Podemos observar el comportamiento de los países ricos en el pasado”, dijo. “Sería muy sorprendente que hayan desarrollado algún tipo de conciencia social”.
Eso podría conducir a nuevos retrasos en el esfuerzo por superar la brecha de las vacunas, según Thomas Bollyky, director del programa de salud global del Consejo de Relaciones Exteriores de EE.UU.
“Provocará una fuente de demanda para la fabricación de vacunas que se esperaba que cambiara en algún momento para satisfacer las necesidades globales”, dijo Bollyky. “Si tuviéramos que desarrollar una vacuna modificada para abordar esta nueva variante, existe la posibilidad de que parte de esa capacidad se dedique a producir esas vacunas, presumiblemente, en un principio, para países de ingresos altos”.
Es un escenario que podría repetirse a medida que el coronavirus continúe evolucionando. Algunos investigadores prevén que podrían ser necesarias actualizaciones de vacunas si estas se vuelven obsoletas lentamente con el tiempo debido a variantes.
Frente a esa amenaza, los grupos detrás de Covax, respaldado por la OMS, están haciendo un llamado para una serie de medidas con el objetivo de aumentar las tasas de vacunación. Las donaciones de gobiernos ricos han llegado con mucha lentitud y solo un país, Suiza, ha respondido a los llamados de Covax.
Se han entregado más de 90 millones de dosis donadas a África a través de Covax y el African Vaccine Acquisition Trust, y millones más a través de acuerdos directos entre países y fabricantes. Sin embargo, la mayoría de esas vacunas han llegado sin previo aviso y con una vida útil corta, lo que dificulta que los sistemas de salud, que ya están bajo presión, las usen, dijeron a principios de esta semana los grupos de salud.