Aunque a veces pasados por alto, los eventos de calor extremo tienen un efecto importante en la salud de la población, especialmente en ciertos grupos más vulnerables. Estos efectos pueden ir desde síntomas leves (por ejemplo, dolor de cabeza o calambres) hasta la muerte.
A medida que el clima cambia, también lo hace la temperatura ambiental, con eventos de temperaturas extremas más frecuentes e intensos que en períodos pasados. En particular, los eventos de calor extremo son periodos donde la temperatura ambiental es inusualmente alta (por ejemplo, olas de calor), los cuales han aumentado su frecuencia e intensidad en un planeta que se está calentando. Dependiendo de las emisiones de gases de efecto invernadero que la humanidad decida emitir en los próximos años, se espera que estos eventos continúen ocurriendo en diversos grados.
Aunque la temperaturas ambientales cálidas son agradables para la mayoría de las personas, las temperaturas extremadamente altas, incluyendo las olas de calor, pueden desencadenar un amplio espectro de cambios fisiológicos y problemas de salud, que van desde dolores de cabeza hasta falla orgánica severa y la muerte.
Por ejemplo, durante el verano del 2003 en Europa, el cual fue inusualmente caluroso, se estimó que murieron más de 70.000 personas adicionales en comparación con lo esperado para los veranos europeos. Más recientemente, se estimó que ocurrieron 60.000 muertes relacionadas con el calor en el verano de 2022. Esta evidencia demuestra que los eventos de calor extremo son un problema de salud pública.
En 2023 en Chile, se observaron diversos eventos meteorológicos extremos. Luego de precipitaciones intensas e inundaciones, se registraron intensas olas de calor en inverno en las zonas del norte y centro del país, alcanzando incluso los 40°C en Vicuña. Estos escenarios nos hacen reflexionar sobre la frecuencia y severidad de los eventos de calor extremo bajo un planeta que se está calentando y sus posibles efectos en la salud de la población chilena, especialmente entre los más vulnerables.
Cuántas personas han muerto por olas de calor en los últimos años en Chile
En un estudio realizado por un grupo de investigadores de la Universidad Católica y de University College London, liderados por Yasna Palmeiro, investigadora asociada del Centro de Políticas Públicas UC y de Lancet Countdown Latinoamérica logró estimar por primera vez a nivel nacional y regional la cantidad de muertes adicionales causadas por olas de calor en los años 2017 y 2019, períodos que marcaron récords históricos en cuanto a magnitud y duración de este fenómeno climático.
Esto se realizó a partir de un método que calcula las muertes en exceso, introducido por la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido (UKHSA por sus siglas en inglés) y la Oficina de Estadísticas Nacionales del mismo país, el cual sugiere que el número esperado de muertes se calcula como un promedio de las muertes 14 días antes y después del evento de interés.
Las olas de calor siempre han ocurrido en Chile; sin embargo, los eventos que de 2017 y 2019 rompieron récords históricos en términos de magnitud y duración. En 2017, hubo varios eventos de olas de calor, especialmente desde la Región Metropolitana hasta Los Lagos. Los más notables ocurrieron entre el 11 y el 31 de enero, cuando las temperaturas máximas diarias alcanzaron un récord de 43°C en Chillán.
Según la investigación, solo en el periodo de 2017, se estimaron 584 muertes adicionales por el calor en Chile en solo 21 días, en el rango de fechas del evento climático.
Del total de muertes de 2017, 54 corresponde a menores 65 y 530 a mayores de 65 años y del total de fallecidos en 2019, 81 casos corresponden a menores de 65 años y 164 a mayores de 65.
Mientras que, en 2019, las olas de calor fueron geográficamente más extensas, afectando casi todo el territorio nacional y con una máxima registrada de 42º en Temuco, alcanzando los 245 fallecimientos en exceso por esta causa, medido entre el 23 de enero al 7 de febrero de 2019.
La investigación también concluye que, el mayor impacto de muertes atribuibles a las olas de calor fue en la Región Metropolitana y en personas mayores de 65 años.
“Si combinamos el aumento de olas de calor y el mayor envejecimiento de la población en la Región Metropolitana, así como las islas de calor que hay en la ciudad, tenemos una mezcla poco auspiciosa que sólo llevará a aumentar las muertes, si no se toman medidas urgentes” señala Palmeiro, investigadora principal del estudio.
Eventos de 2017 y 2019: Factores de riesgo de la población chilena
Según la Dirección Meteorológica de Chile (DMC), las olas de calor se presentan cuando la temperatura máxima o mínima diaria (para olas de calor diurnas o nocturnas, respectivamente) está por encima de la climatología histórica (definida como el percentil 90 de la temperatura ambiente correspondiente para un período de 30 años) durante tres o más días consecutivos.
De acuerdo a esta definición, los datos históricos muestran que ocurrieron eventos significativos en los veranos de 2017 y 2019. Sin embargo, aún existe una falta de información clara sobre el impacto de las olas de calor en la salud de la población chilena.
Teniendo en cuenta la evidencia proporcionada en este estudio, y el hecho de que la mortalidad es un resultado de salud extremo, el estudio “nos demuestra que el calor no es inocuo y que una ola de calor no significa playa y helados. Al contrario, muestra que el calor extremo puede ser fatal para algunas personas y es un llamado a considerarlo como una amenaza, más aún en un contexto de cambio climático y envejecimiento de la población” enfatiza Palmeiro.
Basados en la evidencia nacional e internacional, la investigadora también señala que hay factores de riesgo por las olas de calor a distinto nivel, como por ejemplo a nivel macro:
- No contar con una política nacional de acción ante el calor extremo.
- No entender que el calor extremo puede ser fatal para algunas personas.
- No estar preparados para enfrentar un potencial desastre por calor extremo.
A nivel micro estas olas pueden afectar directamente a:
- Personas que viven en condiciones de hacinamiento y con limitado acceso a agua potable.
- Personas que viven solas y con poca conexión social.
- Personas que viven en casas con mala aislación. Por ejemplo, casas que guardan mucho el calor durante la noche pueden ser perjudiciales para las personas más susceptibles (así las personas están expuestas a altas temperaturas durante el día y durante la noche, no teniendo la posibilidad de refrescarse durante la noche).
- Personas con problemas de salud de base (por ejemplo, hipertensión, diabetes, enfermedad renal).
- Personas mayores de 65 años (estos son más afectados porque fisiológicamente tienen una adaptación al calor más lenta. Además, la mayoría de las personas mayores tienen patologías de base que los hace más susceptibles de presentar síntomas asociados al calor extremo).
- Personas que consumen ciertos medicamentos, como diuréticos, los que pudiesen agravar los efectos del calor.
Recomendaciones para enfrentar la ola de calor
Dada la complejidad del fenómeno, las respuestas al calor extremo deben ser multinivel, multinstitucional e intersectorial, además de tener una perspectiva preventiva y de largo y corto plazo, las personas deben estar alerta y tomar las medidas necesarias para evitar los efectos negativos del calor, como:
- Evitar exponerse al sol y realizar esfuerzo físico durante las horas de mayor calor (11 am a 5 pm) y preferir estar en la sombra.
- Mantenerse hidratado con agua aún cuando no sienta sed. Preocuparse de los niños y ancianos, ya que generalmente se deshidratan bastante rápido.
- Si la temperatura dentro de la casa es menor que afuera, entonces se debe cerrar las ventanas y bloquear la luz directa del sol con persianas.
- Evitar encender aparatos electrónicos que generen calor dentro de la casa.
- Tomar baños con agua a temperatura ambiente o sumergir los pies en baldes de agua a temperatura ambiente cada cierto tiempo.
- Identificar síntomas y signos que evidencien potenciales problemas de salud: dolor de cabeza, palpitaciones, aletargamiento, piel caliente, sudoración excesiva o escasa sudoración, nauseas o vómitos disminución de orina. En casos más severos, la persona podría presentar confusión, desorientación convulsiones y pérdida de conciencia (desmayo). En caso necesario, consultar a especialistas en salud o al servicio de urgencia.
- Contactar a vecinos o personas mayores que pudieran estar siendo afectados por el calor para evaluar la necesidad de ayuda.