Plantaciones forestales y bosques nativos: percepción versus evidencia

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Los desafíos en materia ambiental requieren de un mayor incentivo a la conservación, restauración y manejo de nuestros bosques naturales.


Se suele pensar que las plantaciones forestales de pinos y eucaliptus son generadoras de grandes beneficios económicos y ambientales, en especial para combatir el cambio climático, lo cual es apoyado desde las empresas y algunos gremios.

Sin embargo, la evidencia científica muestra que éstas tienen un efecto negativo en servicios ecosistémicos claves y en nuestra biodiversidad.

Por otra parte, los bosques nativos aportan a la mantención de múltiples servicios ecosistémicos como la producción de agua, regulación climática, polinización de cultivos, control biológico de plagas, turismo y recreación. Sin embargo la sociedad en Chile no percibe ni valora suficientemente estos servicios y sus beneficios. Entonces, nos enfrentamos a un fuerte conflicto respecto a la percepción y a la realidad entre ambos.

El principal argumento a favor de las plantaciones forestales es su beneficio económico y social, en particular en pequeños propietarios. Por otra parte, este sistema aporta utilidades a las empresas forestales, puestos de trabajos, y también a pymes, contratistas, y profesionales. Sin embargo, la demanda por sus servicios está limitada a muy pocos oferentes (escasa competencia), redundando en precios muy bajos, causando precarización del trabajo forestal. En este sentido, la evidencia muestra que las áreas geográficas con dominancia de esta industria están asociadas a mayores niveles de pobreza.

También, se argumenta desde el sector público, las empresas y algunos gremios que las plantaciones evitan la pérdida de bosques naturales, en este punto la ciencia indica lo contrario, ya que la deforestación y degradación siguen ocurriendo en Chile y es un problema que no se ha solucionado. Incluso la zona de mayor expansión de plantaciones forestales coincide geográficamente con las áreas de mayor biodiversidad, las cuales han sufrido las mayores pérdidas de bosques naturales en el país.  

En tanto, el manejo de bosques naturales de segundo crecimiento (renovales) puede tener enormes ventajas. Primero por su potencial de crecimiento, el cual en algunos casos se acerca a los niveles de las plantaciones exóticas, pero con la gran diferencia que se transforman en bosques con árboles de distintas edades y mayor biodiversidad. Además, su estructura de propiedad es más diversificada, por tanto, los beneficios económico-sociales podrían ser aún mayores.

Los desafíos en materia ambiental requieren de un mayor incentivo a la conservación, restauración y manejo de nuestros bosques naturales, lo cual podría beneficiar tanto a pequeñas y medianas empresas como a profesionales del sector. Estimaciones sugieren que menos del 5% de los bosques nativos son manejados bajo criterios de sustentabilidad.

Actualmente son pocas las empresas que utilizan este recurso para producción de madera u otros, siendo la leña uno de los principales productos y gran responsable de su degradación. Es necesario implementar cambios en el modelo de desarrollo forestal para estar a la altura de los desafíos que plantea el mundo en temas medioambientales. Para lograrlo, es importante reducir la monopolización del uso del suelo, con plantaciones a una escala que dejen espacio a paisajes multifuncionales. En este tipo de paisajes pueden coexistir plantaciones forestales, áreas de manejo de bosque nativo, superficie destinada a la conservación, producción agrícola y ganadera, turismo y recreación. Es decir, se propicia compatibilizar la producción y la conservación de nuestros ecosistemas naturales. Para ello, es vital utilizar la enorme evidencia científica que no sólo ayudaría a los ecosistemas, sino también a nosotros mismos y a las futuras generaciones.

* Adison Altamirano, Profesor Facultad de Ciencias Agropecuarias y Forestales, Universidad de La Frontera

* Alejandro Miranda, investigador Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, e investigador Facultad de Ciencias Agropecuarias y Forestales, Universidad de La Frontera

* Antonio Lara, Profesor Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales, Universidad Austral de Chile, e Investigador Principal Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2

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