El 2018 ha sido la confirmación de que el tema del plástico, junto al cambio climático, se ha terminado por instalar como la gran preocupación medioambiental de la humanidad.
Así ha quedado reflejado por ejemplo, para Fundación del Español Urgente, prestigiosa entidad celadora del idioma español, y para quienes la palabra microplásticos ha sido tan relevante en lo que va del año que compite con VAR, descarbonizar y micromachismo para el cetro de palabra del año.
Requisitos claves para la Fundación del Español Urgente es que las palabras en competencia hayan estado presentes en el debate social y en los medios de comunicación y que, además, sea de interés desde el punto de vista lingüístico.
Esta será la sexta ocasión en la que la Fundación decida entre los más de 250 términos a los que ha dedicado algunas de sus recomendaciones diarias sobre el uso del idioma.Entre las palabras ganadoras de años anteriores están escrache, selfi, refugiado, populismo y aporofobia.
Hay que recordar que single-use (en referencia a productos plásticos de un solo uso que son rápidamente desechados) ya fue declarada palabra en inglés del año por el prestigioso diccionario Collins.
Algo similar ha sucedido con la Royal Statistical Society (RSS) del Reino Unido, entidad que resolvió que la estadística internacional ganadora del 2018 es la de 90,5%, la cual representa la proporción de residuos plásticos del planeta que nunca fueron reciclados.
Hay que agregar como dato que alrededor del 30% del plástico producido en todo el mundo todavía está en uso. De la cantidad restante (unos 6.300 millones de toneladas métricas), se calcula que el 90,5% nunca fue reciclado, mientras que solo el 9,5% sí obtuvo el tratamiento correspondiente.
Los ejemplos anteriores son una muestra clara de la real importancia que en todo el planeta le está dando el problema de la contaminación plástica, especialmente la generada por los elementos de un solo uso y que terminan mayoritariamente en nuestros océanos. Por eso no es casualidad las iniciativas que están generando concientización y presión ciudadana sobre lo absurdo de muchos de los plásticos que utilizamos por unos pocos minutos y que no son realmente necesarios.
Dos cifras reveladoras: cada minuto se comercializa un millón de botellas plásticas y cada 60 segundos el equivalente en plásticos al contenido de un camión de basura termina en los mares del planeta.
En Chile, el movimiento ciudadano Chile sin Plásticos de Greenpeace surgió este 2018 para hacer un llamado a eliminar los plásticos de un solo uso. A partir de esta conciencia ciudadana hemos visto cómo en estas fechas se ha viralizado por redes sociales una serie de propuestas ciudadanas, como el mensaje para que unas celebraciones de Año Nuevo sin cotillón. Se trata de una expresión más de que los ciudadanos también están conscientes de las toneladas de basura plástica que podemos evitar eliminando los plásticos desechables de un sólo uso.
Una potente señal de la dirección correcta la acaba de tomar la Unión Europea, que ha decidido poner fin a la comercialización de plásticos de un solo uso desde el 2021.
Chile ya dijo adiós a las bolsas plásticas y desde el gobierno se insiste en decirle chao a las bombillas. Bien, pero hay que ir más allá y a acelerar el paso.
Nuestro país exhibe como logro el haber sido designado sede de la próxima COP25. Es una instancia perfecta para mostrar al mundo un claro liderazgo medioambiental.
El gobierno debe dar pronto una fecha clara que sirva para escapar del verdadero tsunami plástico que nos está inundando.