Pobreza y Covid-19: Estudio detecta mayor número de muertes asociadas a menos años de escolaridad y hacinamiento
Utilizando datos de mortalidad, población y censos, investigación muestra un agravamiento de las inequidades preexistentes en la mortalidad en los municipios de la Región Metropolitana durante la pandemia.
Las personas que viven en las áreas más pobres tienen más probabilidades de verse afectadas por el Covid-19 severo y de morir a causa de la enfermedad que las que viven en zonas más ricas. Es lo que han detectado diversos estudios en el mundo.
En Escocia, por ejemplo, una investigación nacional encontró que los pacientes de las áreas económicamente más desfavorecidas tenían una mayor probabilidad de ingreso en cuidados intensivos, y eran más propensos a morir a causa del virus. Las tasas de mortalidad después de 30 días fueron significativamente más altas en los pacientes de los lugares más desfavorecidos en comparación con los menos desfavorecidos, después de tener en cuenta otros factores como la edad y el sexo.
Otro estudio de febrero de este año en Estados Unidos analizó la propagación de las infecciones y las muertes por Covid-19 por nivel de pobreza en diversos condados, determinando que aquellos con niveles de pobreza muy bajos o niveles de pobreza muy altos reportaron el mayor número de casos.
La situación en Chile no ha sido diferente. En 2020 reportes indicaban que virus tuvo una letalidad cuatro veces mayor en Cerro Navia que en Vitacura, comunas que se diferencian principalmente por el nivel socioeconómico de sus habitantes.
Ahora un nuevo estudio destaca cómo la desigualdad ha aumentado la mortalidad de forma desproporcionada en las comunas más pobres de la Región Metropolitana.
El trabajo, denominado Covid-19 y el agravamiento de las inequidades en salud en Santiago de Chile (Covid-19 and the worsening of health inequities in Santiago, Chile) publicado este año en el International Journal of Epidemiology, encontró un agravamiento de las inequidades preexistentes en la mortalidad en el área metropolitana del país durante la pandemia de Covid-19.
La investigación fue realizada por Usama Bilal epidemiólogo y profesor en la Drexel University, Tania Alfaro, académica de la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile y de U. del Desarrollo; y Alejandra Vives profesora del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la U. Católica e investigadora del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable UC - UdeC (Cedeus)
Pobreza y Covid-19
Los resultados revelan una fuerte asociación entre el nivel socioecónómico y la mortalidad en períodos pre pandémicos y pandémicos, aunque esa asociación, destaca el estudio, fue más fuerte en 2020.
¿Qué dicen los resultados? Existe una mortalidad 9,0% menor por aumento de 1 año en los años de escolaridad promedio en el período prepandémico, en comparación con una mortalidad un 13,8% menor en el período 2020. También detectaron que por cada 5% más de hacinamiento promedio en las comunas, aumenta un 22% y un 32% más de mortalidad en los períodos prepandémico y pandémico, respectivamente.
Es decir, población con más inequidades sociales (menos años de escolaridad y hacinamiento) siempre presentan una mortalidad mayor en comparación a quienes tienen menos de esas inequidades (más años de escolaridad y sin hacinamiento). Sin embargo, en tiempos de pandemia ese impacto es mayor con un 32% más de mortalidad (hacinamiento).
A más de un año de pandemia cada vez es más claro que Covid-19 agrava las inequidades en salud, explica una de las autoras, Alejandra Vives, investigadora del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (Cedeus). En el trabajo, los investigadores asociaron años de escolaridad y hacinamiento con la mortalidad en el periodo prepandémico y pandémico, comprobando, dice Vives, que “existen más muertes de Covid-19 en 2020 vinculadas a esos aspectos que son determinantes para la pobreza”.
En su estudio utilizaron datos de mortalidad, población y censos para mostrar un agravamiento de las inequidades preexistentes en la mortalidad en los municipios que conforman la Región Metropolitana de Santiago durante la pandemia. Obtuvieron datos de las 36 comunas que conforman el Gran Santiago, sobre mortalidad por edad para el período 2016-2020 del Departamento de Estadística e Información en Salud (DEIS). Al mismo tiempo realizaron proyecciones de población por edad para el período 2016-2020 del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Con esta información, analizaron los años promedio de escolaridad entre adultos de 25 años o más y la proporción de hogares que viven en hacinamiento (más de 2,5 personas en un dormitorio) del Censo 2017. Ambos indicadores representan buenas medidas del estado socioeconómico (SES) a nivel de área o están directamente relacionados con la transmisión de Covid-19, indica Vives.
Para calcular las tasas de mortalidad ajustadas por edad, tomaron como referencia la población de la Organización Mundial de la Salud de enero a agosto para los períodos prepandémico (años 2016-2019) y pandémico (2020). Estimaron la asociación entre logaritmo (mortalidad) y el promedio de años de escolaridad o la proporción de hogares superpoblados utilizando un modelo lineal para cada período por separado.
La asociación de años de escolaridad y hacinamiento con la mortalidad en el período prepandémico (2016-2019), aclara el estudio, es consistente con investigaciones previas en Santiago, que muestran amplias brechas en la esperanza de vida y la mortalidad infantil.
Desigualdad estructural
El hallazgo de que las inequidades en la mortalidad en 2020 fueron mayores que en períodos anteriores, muestra, dice el trabajo, una relación entre la mortalidad por Covid-19 y pobreza.
La investigación añade que se trata de un problema originado por las desigualdades estructurales existentes en Chile, y “ellas van desde el acceso a la utilización de la atención médica por tipo de seguro, hasta determinantes sociales de la salud que van más allá del sistema de salud”.
Vives resalta que los datos son claros al mostrar las desigualdades severas que se manifiestan a nivel territorial de forma muy marcada, “con comunas muy ricas con otras muy pobres con niveles de ingresos dispares, con municipios que tienen recursos per capita distintos y que afecta a familias de bajos recursos”.
“Vemos que hay un incremento de las desigualdades en mortalidad general en tiempos de Covid-19, incremento probablemente explicado por Covid-19, parte de lo cuál se deberá a mayor exposición al virus, parte a una mayor vulnerabilidad por peor condición de salud de base, y parte también a problemas vinculados a la atención en salud de los enfermos graves, pero con nuestro estudio no es posible determinar cuál o cuáles son las principales causas de este incremento de las desigualdades”, aclara Vives.
Además, el Covid-19 junto con ser un problema severo, ha sido un multiplicador y potenciador de miles de aspectos sociales, plantea la investigadora, “de nuestras debilidades”. Reveló la vulnerabilidad económica y social.
La pandemia puso en evidencia la fragilidad del sistema de salud. “El año pasado publicamos un artículo en que se mostraban tremendas brechas de esperanza de vida entre las distintas comunas en América Latina. En este caso, cuando los datos de mortalidad empezaron a ser publicados, miramos la mortalidad ajustada por edad entre comunas del gran Santiago, y observamos que el patron de años anteriores, que a mayor número de años promedio de escolaridad de una comuna menor era la mortalidad temprana, se repetía y vimos que se mueren a una velocidad más rápida en las comunas donde la población es de menor nivel socioeconómico”, dice Vives.
Esa desigualdad impulsa la incidencia y el aumento de la exposición al virus no solo por condiciones laborales más precarias, la pérdida de ingresos y la necesidad de trabajar fuera del hogar, sino también una mayor prevalencia de condiciones que agravan las consecuencias de la enfermedad, que muestran un fuerte patrón social en Chile.
Todas esas desigualdades tienen que ver con una suma de factores, y principalmente con una segregación territorial muy marcada que concentran a las personas de bajos recursos en ciertos territorios, dice Vives lo que magnifica el nivel socioeconómico familiar.
En una comuna de bajo nivel socioeconómico es muy difícil que se salga de la pobreza, explica Vives. “Es difícil que cambien las condiciones materiales en que una persona nace y crece. Es difícil entre ellos mismos mejorar la seguridad del entorno, las áreas verdes del entorno, etc. En cambio en un territorio más mixto, las personas más pobres tienen acceso a empleos, a más oportunidades de salir de la pobreza”.
En este punto Vives hace referencia a un estudio del cientista político y sociólogo Rodrigo Salcedo que analizó el impacto la entrega de viviendas sociales en la periferia de Santiago o en una comuna de altos ingresos, en este caso Puente Alto y Las Condes, respectivamante. Después de 25 años, al visitar a las familias en esos distintos territorios, comprobó que la pobreza extrema no había mejorado en el caso de Puente Alto, y en Las Condes sí había cambiado su nivel socioeconómico.
“Dónde vives determina el dinamismo económico del territorio, cambian las expectativas y mejorar las posibilidades de salud, de educación, empleo, entre otras”, dice la investigadora.
“Eso teníamos y sobre eso se instala Covid-19. Pero ahora ocurre mayor exposición a riesgo, son personas que necesitan trabajar, tienen mayor vulnerabilidad, más carga de enfermedades crónicas, sobrepeso, obesidad y luego posiblemente un acceso a la salud más limitado, menor acceso a hospitales para responder a esas poblaciones. Llegada más tarde a consultar porque necesitan seguir trabajando. La pandemia empeora las desigualdades en salud y esto durará mucho tiempo. Después todas las enfermedades postergadas van a repercutir en estos terrirotrios y personas”, indica.
Las intervenciones para reducir estas inequidades son muy necesarias para evitar la ampliación continua de estas brechas. Y eso incluye, dice el estudio, la atención médica, además de abordar las otras consecuencias sanitarias y económicas de la pandemia, “que probablemente también afectarán a estos grupos vulnerables con mayor frecuencia e intensamente y durante períodos de tiempo más prolongados”.
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