Desde hace un tiempo se le ha atribuido una serie de beneficios al polen que recolectan las abejas, pero con poca claridad sobre sus efectos específicos. Sin embargo, un grupo de científicos, liderado por el doctor en Ciencias Médicas, e investigador del Núcleo Milenio Cardio MR, Juan Esteban Oyarzún, ha logrado importantes avances para entender mejor las propiedades que este subproducto puede entregar a la salud de las personas, específicamente en las células del hígado. La idea es proyectar la mirada de este estudio y entender qué otras atribuciones podría tener el polen de abeja en otros órganos del cuerpo.
¿Por qué empezar con el hígado? Oyarzún explica que una de las motivaciones que los llevó a echar andar este estudio responde a que las enfermedades hepáticas, como hígado graso, que abarca desde la acumulación de grasa hasta la cirrosis, afectan a un gran porcentaje de la población. “Se estima que entre un 10% y un 15% de las personas padecen de esta enfermedad, por ende es una afección extremadamente prevalente”, asegura Oyarzún.
Para tratar el hígado graso no existen tratamientos farmacológicos estandarizados que contrarresten los niveles de grasa. “Generalmente se recomienda evitar los factores de riesgo, como la obesidad y el sedentarismo”, comentó Oyarzún. Es por eso que este estudio apunta a desarrollar en el futuro nuevas alternativas terapéuticas que mejoren la salud de las personas.
En colaboración con el laboratorio de las doctoras Raquel Bridi y Gloria Montenegro, de las facultades de Química y Agronomía de la UC, los investigadores del Núcleo Milenio Cardio MR comenzaron a estudiar qué propiedades podría tener el polen de las abejas. “Su ayuda fue fundamental en la colección y caracterización de los pólenes que utilizamos. Necesitamos hacer ciencia con un enfoque multidisciplinario, que participen muchas áreas de investigación para poder hacer este tipo de trabajo”, afirmó Oyarzún.
“Nos dimos cuenta que cuando le damos este polen a las células, éstas comienzan a bajar su cantidad de grasa, y se reduce el estrés oxidativo que provoca su deterioro”, comentó Oyarzún. No se ha conectado aún con las vías específicas de cómo se produce este fenómeno, pero sí se sabe que existe un efecto beneficioso.
Los estudios asocian los beneficios del polen de abeja a la cantidad de antioxidantes que ésta tiene. Otra cosa que también advirtieron es que el tipo y nivel de antioxidantes que pueda tener este elaborado de la abeja dependerá mucho de la zona geográfica donde las habiten. “En la zona central de Chile, que tiene un clima y una vegetación bastante similar a la del Mediterráneo, suelen tener una mayor cantidad de antioxidantes en comparación con el polen de otras zonas”, explica Oyarzún.
Este estudio fue publicado a fines de diciembre pasado, y ya se espera profundizar esta investigación para entender los beneficios del polen de abeja en otros órganos del cuerpo humano. El investigador del Núcleo Milenio Cardio MR reconoció que “queremos saber qué pasa en el corazón, por ejemplo. Se ha visto que el estilo de vida actual, dietas altas en grasas y sedentarismo también generan estrés oxidativo y daño en otro tipo de células, y dentro de ellas está claramente el músculo cardiaco”.