¿Por qué el Minsal prohibió la música a alto volumen en bares y restaurantes? ¿Lo justifica la ciencia?

Restaurantes
En la Etapa 4 del plan “Paso a Paso” se permite un aforo del 50%. Los restaurantes han combinado la capacidad en terrazas y al interior. Foto: Mario Téllez

Estudios realizados en 2019 señalan que un sólo minuto de hablar en voz alta genera al menos mil gotas que contienen virus. Sus observaciones sugieren que estas gotas permanecen en el aire durante más de ocho minutos y, a veces, hasta 14 minutos.


Este lunes, el Ministerio de Salud (Minsal), determinó, dentro de las modificaciones al Plan Paso a Paso, la prohibición de escuchar música en los restaurantes, medida que ha causado confusión entre usuarios de las redes sociales, y polémica entre los artistas nacionales, quienes la consideran un “luto musical”.

Así lo expresaron la Sociedad Chilena de Autores e Intérpretes (SCD), el Sindicato de Folcloristas de Chile, la Asociación Gremial de Trabajadores de las Artes y Espectáculos (AGTAE) y otras 14 organizaciones, quienes a través de una carta publicada este martes rechazaron la medida, debido a lo perjudicial que ha sido para el área la imposición de las restricciones sanitarias, cuestionando la utilidad de esta disposición en particular.

carta

“Una medida como esta, además de presentar severas dudas respecto de su utilidad en el manejo de la pandemia y carecer absolutamente de experiencias internacionales que la validen, sólo viene a atentar en contra de las libertades de locatarios y consumidores”, afirma la carta. Mientras tanto el Minsal, argumentó que “al alzar la voz (se entiende, por el volumen de la música), aumenta la cantidad de gotas expulsadas al hablar”.

Pero, ¿qué dice la evidencia científica al respecto?

Riesgo mayor

Lo cierto es que al menos desde mayo de 2019 existe evidencia que advierte que hablar fuerte, gritar o cantar, ayuda a que las gotículas expulsadas por parte de algún infectado por coronavirus pueda contagiar a alguien más.

Así lo revelaron estudios publicados en Nature y en Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, en el que investigadores pidieron a las personas que repitieran frases a distinto volumen. Luego usaron láseres sensibles para visualizar las gotas que producían, viéndolas decaer en un ambiente de aire cerrado y estancado. Sobre la base de estudios previos sobre la cantidad de ARN viral que se puede encontrar en los fluidos orales en el paciente promedio de covid-19, los científicos estiman que un sólo minuto de hablar en voz alta genera al menos mil gotas que contienen virus. Sus observaciones sugieren que estas gotas permanecen en el aire durante más de ocho minutos y, a veces, hasta 14 minutos.

El habla normal genera gotas en el aire que pueden permanecer suspendidas durante decenas de minutos o más y son eminentemente capaces de transmitir enfermedades en espacios reducidos”, describen los científicos.

Los investigadores señalan que sus estimaciones son conservadoras; algunos pacientes producen una cantidad mucho mayor del virus que el promedio -los llamados “súpercontagiadores”-, lo que podría aumentar la cantidad de gotitas que contienen virus a más de 100 mil por minuto de habla. Fue entonces cuando se habló que el mayor impacto de los hallazgos podría estar en reforzar la necesidad de usar máscaras bajo cualquier circunstancia al salir de casa, para evitar una posible transmisión, algo que casi un año después, es la norma general.

“Hay que evitar cantar y gritar en espacios cerrados más que nada por la aerolización que pueden producir las gotas de saliva, que pueden llevar el virus. Es una de las razones de por qué en los gimnasios en fase 1 o 2 están cerrados, porque son los lugares donde uno tiende a gritar y se genera más aerosoles”, dice el Dr. Ricardo González, urgenciólogo de la Clínica Alemana.

El Dr. Rodrigo Cruz, médico infectólogo y director del Centro de Análisis e Investigación de Enfermedades Infecciosas de la Escuela de Medicina de la Universidad de Valparaíso, concuerda en que “evidentemente al haber música, la gente tiende a cantar o gritar y está demostrado que hay más riesgo de transmisión del virus. También existe una gran diferencia entre espacios abiertos y cerrados: en estos últimos es mayor la transmisibilidad. Pero en bares con mesas afuera, el riesgo, si bien es menor, existe, y hay que considerar que la gente al ir a los bares se saca la mascarilla y se sienta a menos de un metro, con lo que el riesgo es mayor”.

Cruz recuerda el episodio en el que un coro, que incluso mantuvo las medidas de distancia física, hizo que el virus se transmitiera a más de dos metros de distancia, dejando un saldo de varios infectados y muertos.

El coro fatal

El episodio más conocido ocurrió martes 10 de marzo de 2019 en Washington, cuando un coro se reunió para su ensayo semanal. Aunque ya se conocía la situación relacionada con el virus, se decidió que el ensayo continuaría según lo programado, aunque con algunas protecciones menores.

A eso de las 18 horas los coristas comenzaron a arribar al lugar, donde se les ofreció desinfectante de manos y de acuerdo a la investigación, hubo contacto físico muy limitado, sin apretones de manos ni abrazos. En dos horas y media, participaron en el ensayo 61 cantantes.

En el lugar se dispusieron más de 120 sillas, por lo que había muchos espacios vacíos. Entre dos ensayos grupales de 40 minutos, los cantantes se dividieron en dos grupos más pequeños para una práctica de 50 minutos. Un descanso de 15 minutos tuvo lugar antes de la sesión final.

“La mayoría de los asistentes abandonaron la práctica inmediatamente después del final. Nadie informó contacto físico entre los asistentes”, asegura el informe del CDC.

Sin embargo, en las dos semanas siguientes se confirmó que el 87% de los asistentes al ensayo se contagió de coronavirus. Un número menor de personas comenzó a mostrar los síntomas dentro de los dos días posteriores a la práctica, lo que sugiere, según el CDC, que pueden haber sido infectados con anterioridad.

Además de aquello, el informe indica que un individuo asistió al ensayo con síntomas activos similares al resfriado. Llevaban tres días exhibiendo síntomas y las pruebas posteriores confirmaron un contagio. Dos de los 53 sujetos infectados murieron.

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