No están en una burbuja. Tampoco están en sus casas pensando en el próximo Lollapalooza como muchas veces los han caricaturizado. Los jóvenes de los estratos más acomodados del país también han salido a la calle a protestar y a manifestarse por las situaciones de abuso e inequidad que están ocurriendo en el país.
Prueba de ellos son las columnas que transitan por las calles de las comunas de los sectores altos de la Santiago y los grupos de jóvenes que se reúnen para limpiar paraderos y estaciones de metro a varias decenas de kilómetros de los lugares en que viven.
Según los expertos, las redes sociales, la movilidad social, los temas medioambientes y una mayor conciencia social pueden explicar su participación.
Antonio Stecher, doctor en Psicología Social y director alterno del Núcleo Milenio "Autoridad y Asimetrías de Poder" (Usach-UDP), dice que un elemento central de la fuerza y legitimidad del movimiento ciudadano es su transversalidad intergeneracional y su transversalidad socioeconómica, "así como su apelación a un horizonte moral de dignidad, decencia, reconocimiento y justicia en el que se pueden reconocer sujetos sociales muy heterogéneos en términos de su posición en la estructura social, sus trayectorias y experiencias biográficas, e incluso en términos de sus orientaciones políticas partidistas".
Nicolás Freire, cientista político y director del Observatorio Política y Redes Sociales de la Universidad Central, señala que los jóvenes han adquirido una conciencia social que anteriormente no se tenía. "Creo que esto va de mano con los fenómenos de la globalización e interconexión. En la medida en que estos adultos jóvenes tienen acceso a realidades efectivas del país que antes eran más difíciles que se conocieran, como las violaciones a los derechos humanos o abuso policiales, hoy gracias a las redes sociales, por ejemplo, tienen acceso a una realidad que ya no solo está en los libros, sino también en los videos, entonces la pueden ver y tocar con lo mano", explica.
Freire también plantea que los jóvenes hoy ponen mayor atención a problemas sociales que van más allá de su realidad pero que también se ven afectados por ellos. "Hay una preocupación inmediata y también por el futuro, por ejemplo en temas medioambientales. El impacto social de crisis como estás, no solo se orienta a un grupo específico de la población sino que hace de estos reclamos, un reclamo transversal de la sociedad chilena".
Es más, el profesor de la Universidad Central, plantea que la participación de estos jóvenes es el ingrediente necesario para que gobiernos como el del Presidente Sebastián Piñera, "que es más representativo de esos sectores, se termine dando cuenta que esto no es una lucha de clases, sino in reclamo transversal de la sociedad", insiste Freire. Si antes la demanda era del desarrollo económico, hoy los sectores acomodados -sin dejarla de lado- también alegan por una mayor atención a temas sociales, un poco más de equidad, de preocupación por el medioambiente, agrega.
Para Stecher, además de las redes sociales, también otros factores que influyen en la participación juvenil, como la globalización cultural, la masificación de la educación superior, la individualización, ampliación del consumo, pluralización de las formas de vida, expansión del valor de la autorrealización personal o el cuestionamiento de formas clásicas de disciplina. También, agrega, la participación en contextos democráticos en diversas movilizaciones sociales vinculadas a la educación, la diversidad, el medioambiente, el género, entre otros.
Todos ellos son producto de los procesos de modernización cultural de la sociedad chilena en las últimas décadas y que hacen que las nuevas generaciones de jóvenes de manera transversal en los distintos estratos socioeconómicos, "expresan una orientación normativa donde el valor de la autonomía individual, la igualdad en la dignidad personal y la horizontalidad de las relaciones sociales sea muy importante", explica.
Movilidad Social y medioambiente
El acceso a los estudios superiores que se ha logrado en los últimos años, también ha permitido cierto nivel de movilidad social y en los sectores medios y medios altos, se han permeado a sujetos que provienen de otra clase, de una clase media y media baja, por lo que hacen suyos los reclamos.
El académico del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la U. de Chile, especialista en política y sociedad, Octavio Avendaño, dice que mucho de los jóvenes de clase media y alta están enfrentando un futuro incierto. En materia medioambiental, por ejemplo, los problemas de falta de agua también genera en ellos una sensación de incertidumbre y malestar.
A juicio de Stecher, la injusticia y desigualdad estructural de la sociedad chilena es percibida, sobre todo en contextos de fuerte politización como el actual, como algo que atenta contra esos valores que constituyen el horizonte moral de las nuevas generaciones. "La injusticia y desigualdad es percibida en términos de sus implicancias cotidianas, en el modo como implican negarle a muchas personas en su vida diaria la posibilidad de establecer relaciones horizontales y basadas en el respeto con otros, y la posibilidad de construir proyectos de vida autónomos y objeto de reconocimiento de la sociedad", enfatiza.
Una forma nueva
Para Pablo de Tezanos, doctor en Piscología Social y profesor de la Escuela de Psicología de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI) no es extraño que los jóvenes de nivel socioeconómico más alto estén participando. "No es un movimiento por intereses particulares. Los que están protestando, participando o que sin estar participando están de acuerdo, no están pensando exclusivamente en su bolsillo, sino que en cómo es Chile y cómo debiera ser".
El también investigador adjunto del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), señala que en las últimas elecciones se comprobó que las personas no se identifican con partidos políticos, coaliciones y tampoco con un eje de derecha o izquierda. Sin embargo, la no identificación, no implica que no quieran participar. "A las personas y a los jóvenes sí les interesa los temas sociales y políticas, les importan los temas de ciudadanía, lo que ocurre es que ninguna de las opciones que se presentan los representan y eso hace que las formas de participación menos tradicionales, cobren más relevancia", indica de Tezanos.