Según un ránking de la ONU, presentado en el marco del Día Mundial de la Felicidad, Finlandia es el país más feliz del mundo, una posición que a muchos llama la atención, en virtud de las características de la cultura finlandesa.

El problema surge, dice Daniel Martínez, psiquiatra y director del Instituto Bienestar, que ideas o conceptos tan potentes como la felicidad, el amor y la paz, son difíciles de plantear en una definición única. La diversidad de las personas y las diferentes realidades de mundo que cada cual vive, hacen complejo establecer una sola definición. "Es por eso que se debería hablar de felicidades, atendiendo a que hay diferentes formar de entender y de mirar la felicidad", indica.

Wenceslao Unanue, académico de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez, indica que para Mathieu Ricard, el hombre más feliz del mundo, felicidad es sentirse bien, funcionar bien, pero por sobre todo, recalca Unanue, funcionar bien.

¿Se puede medir la felicidad? Sí, indica Martínez. Y cada vez se vuelve un indicador más relevante. Actualmente no hay estudio importante en Chile que no incorpore preguntas o métricas sobre felicidad.

"Las encuestas políticas miden el bienestar de las personas o la satisfacción con la vida, que son elementos componentes de eso. Hay cruces de bienestar y felicidad en encuestas de educación, en trabajo, en temas de consumo de drogas, en temas de transporte público, es una pregunta que cada vez se incorpora más en las encuestas nacionales para evaluar la realidad del país", dice Martínez.

En términos más teóricos, se habla de dos tipos de felicidad. Una es la felicidad hedónica, y la otra es la eudaimónica. La primera está enfocada en el placer y en las emociones positivas. Mientras que la segunda, es la felicidad que tiene que ver con el sentido, el equilibrio, la armonía y la plenitud, "un estado más permanente que con un momento", aclara Martínez.

Bienestar subjetivo

Para ambos tipos de felicidad actualmente existen instrumentos validados científicamente para medirlas. Las preguntas más habituales de las encuestas se refieren a los niveles de satisfacción con la vida. Pero también fácilmente se puede medir con el denominado bienestar subjetivo, explica Martínez, que se vincula con otros aspectos que no necesariamente se limitan a lo material.

En el año 2012, el Informe sobre Desarrollo Humano en Chile, del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) titulado "Bienestar subjetivo: el desafío de repensar el desarrollo", planteo la necesidad de mirar el desarrollo desde la subjetividad de las personas. "Buscar el bienestar subjetivo de la población es un objetivo necesario y valioso, que constituye un desafío para las políticas públicas y el sistema político en general", indicaba el reporte.

El informe del PNUD definió bienestar subjetivo de un modo integral, incluyendo tanto la satisfacción que sienten las personas con sus vidas (el "bienestar subjetivo individual"), como desde la evaluación que hacen de la sociedad en que viven (el"bienestar subjetivo con la sociedad").

De ese modo, el promedio de satisfacción con la vida en Chile, en una escala de 1 a 10, era de 7,3. Sin embargo ese índice presenta una distribución desigual: mientras el 90% de las personas del grupo ABC1 se encuentran muy satisfechas con sus vidas, el 56% del grupo E declaraba lo mismo.

Bután fue el primer país del mundo en considerar la felicidad como un indicador tan relevante como los económicos. Cambió la tradicional medición del Producto Interno Bruto (PIB) por el de Felicidad Nacional Bruta (FNB). La felicidad para Bután es entendida como "aquello que permite un desarrollo que balancee las necesidades del cuerpo con las necesidades de la mente".

En su modelo, señala Martínez, Bután utiliza nueve dimensiones y 33 indicadores para construir lo que es el concepto de felicidad, y actualmente es el más utilizado.

Dentro de la realidad latinoamericana y mundial, Chile cuenta con buen posicionamiento en términos de felicidad. Es lo que detalla por ejemplo, el informe anual que la ONU dio a conocer hoy que mide mediante distintos factores cuán feliz es cada país.

Comparado con el resto de los países vecinos, Chile es el país más feliz. Tiene además, el puesto número 26, con 6.444 puntos, un puesto más abajo que el año 2018 cuando obtuvo 6.476.

Esa caída, dice Martínez, se podría relacionar con las caídas en los niveles de confianza que se han presentado en los últimos años. "La capacidad de construir vínculos, es uno de los principales determinante de la felicidad, y si en Chile empieza a predominar la desconfianza, disminuye la felicidad".

A lo largo de los años, dice Unanue, se han dado cuenta que no importa el modelo y/o la definición que se use para la felicidad.  Si todas ellas se integran, indica, la conclusión es solo una: la felicidad es plenitud. "Ello, en el sentido de que la felicidad es sentir y creer que nuestras vidas son deseables, satisfactorias y gratificantes. Plenitud, en el sentido de que la felicidad es lograr la actualización de nuestras potencialidades humanas. Plenitud, en el sentido de que la felicidad es encontrarle sentido a la vida y auto-realizarnos. Por eso, la felicidad es la ciencia del óptimo funcionamiento humano".