Posibles aluviones y desborde de ríos: Estas son las zonas con mayor riesgo por lluvias de agosto
Distintas cuencas y ríos de la zona central y centro sur de Chile podrían verse afectados por el frente de precipitaciones que se avecina a partir de este sábado.
Desde este sábado una serie de sistemas frontales precipitará sobre la zona central y centro sur del país. El frente de mal tiempo está asociado a un río atmosférico, que aumenta la intensidad de la lluvia. A esto se suma que la isoterma cero -la altura desde donde precipita agua y no nieve- estará por sobre los 2.500 metros, lo que convierte a estas próximas lluvias en un potencial peligro asociado a la presencia de aluviones e inundaciones provocada por el desborde de ríos.
La alerta meteorológica está puesta entre las regiones de Valparaíso y Bío Bío, con especial énfasis en las regiones de O’Higgins y Maule, donde la categoría subió a “alarma meteorológica”. Se espera que durante este fin de semana precipiten más de 200 milímetros de lluvia por cada región, según indica la Dirección Meteorológica de Chile (DMC).
Aún rondan en la memoria las imágenes que dejaron las lluvias e inundaciones de junio pasado en la capital. Los ríos Maipo y Mapocho se desbordaron en varias partes, provocado principalmente por el aumento del caudal y la acumulación de basura en distintos puntos de su cauce. A esto se suma el peligro que constantemente existe en las distintas cuencas del sector, que con una lluvia copiosa podría provocar aluviones y deslizamiento de material y sedimentos. ¿Cuáles son las zonas que están más expuestas a vivir aluviones o inundaciones por desborde de ríos y cómo se pueden prevenir y enfrentar estos potenciales riesgos?
“Si comparamos el pronóstico de lluvias para la Región Metropolitana y las lluvias recibidas en junio pasado, es posible determinar dos grandes similitudes. La primera es que anticipa que la isoterma cero pueda ser alta, y la segunda es que la tormenta viene alimentada por un río atmosférico. De esta forma, los riesgos de inundaciones podrían ser importantes”, advierte el climatólogo de la Universidad de Santiago, Raúl Cordero.
Las lluvias en terrenos cordilleranos pueden generar la saturación del suelo. Es decir, un mayor escurrimiento por las laderas de los cerros y por las quebradas. Ante esto, el geógrafo de la Universidad Católica e investigador del Centro de Investigación para la gestión integrada del riesgo de desastres, Simón Insunza, explica que también puede existir el riesgo de que la nieve existente en la cordillera se vaya a derretir con las lluvias que tenemos ahora, “lo que finalmente produce que aumente el escurrimiento y saturación del suelo, lo que puede generar episodios de inundaciones y remociones en masa”.
Entonces, ¿dónde existe un mayor riesgo de que aluviones e inundaciones puedan volver a aparecer? Según Francisca Roldán, geóloga de la Universidad Católica del Norte e investigadora de Cigiden, la lluvia anterior superó todo el umbral de precipitaciones en los años recientes. “Tuvimos en Baños Morales una precipitación acumulada de 400 mm, y cuando estuve en terreno el suelo estaba totalmente saturado”, recuerda.
La investigadora se ha encargado durante el último tiempo a estudiar y analizar los potenciales riesgos de desastres naturales, especialmente en el Piedemonte de Santiago y el Cajón del Maipo. De las principales cuencas que se encuentran allí, Roldán destaca que existen algunas que pueden resistir bien este paso de mal tiempo. “Por ejemplo, la cuenca de Macul está relativamente limpia, y en términos generales debería resistir bien. Ahora, si la lluvia se genera con alta intensidad es posible tener activaciones”.
En San José de Maipo, en cambio, la geóloga pudo detectar una activación muy importante de la cuenca Coyanco. “Lo resalto porque no se había visto activa en mucho tiempo, más de 20 años. El suelo se remueve en ese caso y puede tener una mayor facilidad para transportarse. Pero también puede que ya se haya removido todo y ahora sea más difícil desplazarse, tenemos los dos casos”, advierte.
Por otro lado, Roldán advierte que otro lugar de preocupación es la cuenca de San Alfonso, que ha tenido reiteradas activaciones de remoción de tierra en los últimos años. Otra que también tiene un alto peligro de actividad es la cuenca de San José de Maipo, también conocido como el Estero San José.
Otra zona que destaca la investigadora como zona de riesgo es el Camino al Volcán, que conduce a los Baños de Colina. Según dice, este lugar se vio afectado por lo menos con ocho cortes de camino en el último temporal. Roldán agrega que “ese camino es de tierra, no sé si lo han podido reconectar, pero es muy probable que alguna de esas partes que se activaron en las lluvias de junio, ahora se puedan reactivar”.
En el Embalse El Yeso, añade la geóloga, hubo al menos cinco aluviones que se activaron en junio, “así que es probable que ahora también se activen estas cuencas. Sobre todo el río Colorado, con la cuenca Los Maitenes que siempre se activa”, anticipa Roldán.
En términos generales, la investigadora enfatiza que hay que tener mucho cuidado con las zonas montañosas. “Sobre todo en la cordillera de los Andes, porque es una zona bastante activa y que siempre está generando algún tipo de sedimento”. Según explica, cualquier lluvia importante, ya sea de larga duración o intensidad, pueden activar las cuencas existentes, o incluso en zonas nuevas.
Otra cosa que Roldán remarca, es que los aluviones no solo se desarrollan en cuencas que ya están desarrolladas, sino que también en las laderas. “Hay que tener mucho ojo ahí, porque las personas posicionan sus viviendas cuando no ven una cuenca, pero también se generan aluviones en esos lugares”, manifiesta.
Aluviones y desborde de ríos: Las zonas con mayor riesgo por las lluvias de agosto
¿Qué ocurre entonces con los ríos durante este temporal? Las lluvias copiosas y a gran altura generan un incremento considerable de los caudales de los ríos, los cuales pueden presentar desbordes e inundaciones de zonas aledañas. En junio pasado se vio que las principales arterias hídricas de la zona central, los ríos Maipo y Mapocho se desbordaron en múltiples puntos. Aunque aquí, advierten los investigadores, la responsabilidad de evitar este tipo de situaciones recae tanto en la ciudadanía como en las autoridades locales.
Además de aumentar el caudal de estos ríos durante el pasado temporal, también se vio un aumento considerable en la turbiedad. “No podría señalar puntos específicos de desbordes, porque prácticamente todo el río se desbordó en varias partes. Abarcan una zona extensa y no solo una localidad precisa”, manifiesta Roldán.
Cabe recordar que durante las lluvias pasadas, el río Mapocho tuvo múltiples desbordes, donde destacó el que afectó al sector El Noviciado, en Pudahuel. Por otro lado, el río Maipo se salió en sectores como El Toyo, en San José de Maipo; en Talagante, y provocó inundaciones agrícolas en Llolleo y San Antonio.
¿Es posible que se vuelvan a desbordar con igual o mayor fuerza que en junio pasado? Raúl Cordero establece que vamos a tener un invierno con precipitaciones bajo lo normal. Esto se debe en buena medida, no solo al cambio climático, sino a la influencia de La Niña. El enfriamiento en la temperatura superficial del Pacífico tropical, no favorece las precipitaciones en la zona central. “Aunque si bien no se puede descartar que el invierno sea lluvioso, por ahora ese parece ser el escenario menos probable”.
La jornada de anegamiento que más se tenga recuerdo en el Mapocho es de 1982, aunque se ha desbordado en otras ocasiones, muchas de ellas más recientes. Ocurrió en 2005 y en 2017 por ejemplo, cuando el caudal del río ingresó a Providencia debido a unos trabajos que se realizaban por la autopista. La causa fue diferente, pero el resultado similar, el agua ingresó a las calles y propiedades aledañas.
Es necesario, según advierte Insunza, que las autoridades se deben abocar a monitorear estos caudales, limpiar los cauces. Asimismo, el investigador enfatiza en que además se debe asegurar que estén limpios los recolectores de aguas lluvias en las calles, para evitar anegamientos, inundaciones o emergencias por desborde de los causes.
“Esto tiene que ver con cómo nos comportamos como comunidad. La gente tiene que entender que el río fluye hacia las partes bajas y eso tiene que ver cómo se comporta en las partes altas”, remarca Roldán al respecto. La acumulación de basura en los ríos es un gran foco de posibles inundaciones, con el paso de frentes de precipitaciones. “Estamos viendo los efectos preliminares de lo que puede hacer el fenómeno de El Niño. Tenemos que tener cuidado con eso, y resguardar a la población con respecto a la limpieza de los caudales de los ríos”, destaca.
“Visitamos tres ríos después de las inundaciones en junio: Maipo, Mataquito y Maule. Y una de las mejores lecciones es cómo se gestiona la coordinación de emergencia entre las mismas entidades”, confiesa la geógrafa de la Universidad Católica y también investigadora de Cigiden, Nikole Guerrero. Según cuenta, analizaron en terreno cómo se gestionó la emergencia en dicha zona.
“Nos pasó que en Constitución se activaron todas las alarmas de manera perfecta, pero en Licantén eso no pasó. La gente evacuó con el agua ya dentro de sus viviendas. Entonces es importante saber cómo las autoridades están decidiendo el momento para evacuar, por qué se sigue esperando a que la amenaza nos pise los talones y se desarrolle un desastre”, enfatiza.
Entonces, ¿cómo pueden ayudar las experiencias pasadas en los posibles escenarios desfavorables provocados por aluviones y desbordes a raíz de las lluvias? Roldán, por su parte, remarca la importancia de reanalizar el plan regulador en zonas de peligro. “Tenemos que darnos cuenta de que las consecuencias son a causa de las decisiones que se tomaron anteriormente”, grafica.
Insunza ejemplifica que para este tipo de escenarios es necesario estar preparados y atentos a cualquier plan de evacuación. “Es importante que las familias que están en zonas riesgosas cuenten con un kit de evacuación con elementos indispensables: abrelatas, agua embotellada, algunos insumos médicos. Así, en caso de evacuar de manera más ágil y expedito”.
Asimismo, Roldán proyecta la necesidad de cambiar la perspectiva por parte de las autoridades ante el desarrollo de las amenazas. “Nosotros nos consideramos como un país que es capaz de sobrevivir ante las amenazas, y creo que tenemos las herramientas suficientes para cambiar eso a un país preventivo. Debemos dejar de “sobrevivir”, sino que anteponernos a los riesgos, y la comunidad científica hace un gran esfuerzo para eso”, concluye.
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