La pandemia del virus Covid-19 en nuestro país tiene haces semanas en una encrucijada al sistema de salud, vislumbrando las brechas de acceso y oportunidad para la atención en Salud entre aquellos privilegiados y el resto de la población. Si a esto se le agrega la perspectiva de género, la situación se complejiza aún más.
Es una realidad que son mujeres y niños quienes sufren en mayor medida los estragos de la pobreza. Las condiciones laborales que están teniendo mujeres jefas de hogar, único sostén de sus familias, con el cese de sus contratos laborales o en la que sus empresas se han acogido a la suspensión de salarios con la mantención del vínculo laboral, es de una importancia que no puede quedar sólo en una noticia o una cifra.
Por lo anterior surge con fuerza desde las organizaciones sociales, algunas parlamentarias y colegios profesionales, la perentoria necesidad de un postnatal de emergencia que aminore en parte las dificultades que están teniendo las mujeres y sus lactantes.
Esta medida busca reconocer la función histórica del cuidado en brazos femeninos, la corresponsabilidad es un tema de otro costal, sobre todo en los grupos sociales más vulnerables en los que los estereotipos de género son casi inamovibles.
¿Se habrán preguntado donde dejarán a sus hijas/os las mujeres trabajadoras, si las salas cuna están cerradas y sus redes de apoyo se encuentran en cuarentena o son del grupo de riesgo al contagio del virus? ¿Entenderán lo complejo que significa trabajar virtualmente para mujer con un lactante al lado las 24 horas? ¿Creerán que las mismas empresas que querían suspender los sueldos y repartir ganancias, se preocupan del bienestar de las trabajadoras que se les termina su post natal o fuero legal? La respuesta es simple y cruda, seguramente no.
El post natal de emergencia es imprescindible en el contexto de la pandemia porque beneficiaría a mujeres, hijas/os y toda la familia relacionada a ellas/os. Sería una medida que paliaría en parte la precarización que viven las mujeres, sobre todo en la dimensión del trabajo.
Nuevamente el Estado y quienes gobiernan, hacen oídos sordos a las necesidades de las mujeres con proyecto de ley presentado el 24 de junio. Intentan pasar gato por liebre incluyendo a cuidadoras/os de niñas/os menores de seis años, pero precarizando a todo el grupo a la vez. Es un proyecto que sigue privilegiando a las Isapres y empresas. ¿Cuál es el beneficio si no recibirán sueldo? Les seguirán pagando las leyes sociales, pero tendrán que recurrir al seguro de cesantía.
La única alternativa que da una respuesta real a las madres trabajadoras es el post natal de emergencia, disminuyendo el estrés que están viviendo en estos momentos en donde a su carga emocional del cuidado se le adiciona la incertidumbre del futuro laboral y de sus hijas/os. Al alargar el beneficio se favorecería el vínculo con sus hijos/as, extendiendo en muchos casos la lactancia materna que le otorga excelentes beneficios psíquicos, nutritivos e inmunológicos, protegiendo a las/os lactantes de múltiples enfermedades gástricas y respiratorias, sin un detrimento económico de por medio.
Beneficiaría a sus hijas e hijos porque no sólo tendrán menos riesgo adquirir y transmitir el Covid, si no que tendrán además menos riesgo de contraer virus sincicial, influenza y parainfluenza, entre otros, un aporte fundamental considerando que el invierno está llegando y la necesidad de no recargar más los servicios de salud que ya están colapsados.
También para las abuelas y mujeres de la familia que apoyan la crianza, las ayudaría a tener menos riesgo de exposición al coronavirus, sobre todo cuando son población de riesgo.
No hay que olvidar que, aunque la probabilidad que tienen niñas/os y personas jóvenes de tener una infección grave por Covid es escasa, pero indistintamente de este menor riesgo, hay 271 niñas/os menores de 5 años hospitalizados por Covid y al menos 8 muertes de lactantes con causas atribuibles al virus.
No pueden primar nuevamente los intereses económicos por sobre la salud de mujeres y niñas/os. El post natal de emergencia es una necesidad ineludible en tiempos de pandemia. Es lo mínimo indispensable para un grupo de mujeres y sus hijas/os que sufren los tiempos de mayor incertidumbre y riesgo desde hace más de 100 años.
La historia se encargará de evaluar las conductas tomadas y espero que nuevamente las víctimas no sean las mismas de siempre.
* Matrona, experta en género y directora de la Escuela de Obstetricia y Neonatología UDP