La ciudad de Talca, en el sur de nuestro país, ha estado, sin buscarlo, en importantes hitos en el desarrollo de la pandemia de Covid-19 en Chile. Lo estuvo el pasado 3 de marzo cuando se conoció del primer caso confirmado en territorio nacional, un paciente internado en el Hospital Regional de Talca, que anunció en ese entonces el Ministerio de Salud.
Y ahora, siete meses después de ese evento, nuevamente es parte de la historia del Covid-19 en el país, con los primeros voluntarios chilenos en recibir la vacuna experimental contra el virus, del laboratorio Janssen.
“En Talca tuvimos el primer caso de Covid-19 en Chile y ahora también a los primeros voluntarios vacunados como parte de este estudio clínico”, dijo a La Tercera ayer el médico broncopulmonar e investigador principal del Centro de Investigación del Maule, Rafael Silva.
Tres personas en el Centro de Investigación del Maule fueron los que dieron el puntapié inicial a las pruebas de la fase tres de esa vacuna.
El primero
Marcelo González fue el primero en recibir esa dosis. El protocolo de este tipo de procesos requiere confidencialidad, y no dar a conocer su rostro, tampoco su nombre. Pero él dice a Qué Pasa, que quiere que ser nombrado por su nombre y apellido.
Biólogo marino de profesión. Tiene 49 años y se dedica a la exportación de productos del mar a Asia, Europa y EE.UU.
De formación principalmente científica, hoy González será objeto de análisis y seguimiento en el primer estudio clínico en el país que busca probar la efectividad de una vacuna.
Desde que se inició la pandemia por Covid-19 en Chile, no ha tenido ninguna persona cercana que se haya enfermado. Aún así, siempre tuvo claro que quería ayudar a que se busque una salida a la crisis sanitaria. “Siempre pensé y dije que, si salía una vacuna experimental, ‘yo la pruebo’”, comenta que le dijo a sus amigos y familia.
Por eso, hace dos meses cuando se enteró de que en Talca se realizarían los ensayos, se entusiasmó.
“Me enteré por conversaciones con amigos. Entré al link y me inscribí. Pensé, luego veo si voy o no”, dice González. Después le empezaron a llegar correos con información del proceso. Como biólogo, dice, sabía de qué se trataba.
Pasó por llenar un cuestionario sobre su salud y luego por una entrevista en que ahondaron en esos datos. “Me sacaron sangre, me tomaron la presión, todos los parámetros básicos”, asegura. Así superó todos los filtros para participar y recibir una dosis de la fórmula.
El miércoles 28 de octubre llegó a las 10.15 al Centro de Investigación del Maule. Era el día en que recibiría la vacuna.
Había otra persona antes que él para recibir la dosis. Pero cuando le tomaron la presión se dieron cuenta que la tenía alta. Desistieron hasta que esa persona pudiera regular ese parámetro. Así fue como accedió al primer lugar. “Nunca pensé que sería el primero”, reconoce González. Y el nerviosismo del proceso, dice, fue evidente. Recién a las 14.00 horas recibió la vacuna.
Han pasado 48 horas ya de ese evento. ¿Ha sentido algún síntoma o algo extraño? Nada, asegura. “Todo normal. Me advirtieron que tenía que estar atento. Pero no he estado decaído, ni nada, tampoco he tenido temperatura. Nada que llame la atención”.
En el proceso del estudio dos veces a la semana tendrá reportar sobre sus síntomas de salud en una aplicación. “Si tuviera síntomas de Covid-19 tengo que llamar a alguien del equipo para que me visiten y me vean”, comenta.
No tiene miedo. “Yo entiendo cómo se construye una vacuna. Soy científico, no me da susto el proceso. Es mucho más peligroso que gente que se automedique cada cinco minutos”, dice.
Se ríe eso sí de esta fama “científica” que ha adquirido repentinamente: “Me han entrevistado tantas veces y capaz sea placebo”, bromea.
Pero más allá de la anécdota, se reconoce satisfecho de ser parte de la experiencia de buscar una solución a la pandemia. “Si se puede contribuir con un estudio para ayudar a buscar una vacuna hay que hacerlo. Más riesgo es no tener una vacuna no probada que contraer el Covid-19. La gente me pregunta por qué lo hice y yo digo ‘¿por qué no?’ No existe la tecnología de hacer una vacuna sin tener que probarla antes en humanos, hay que aportar con el tema porque lo más pronto posible se termine, mejor”, admite González.