Prometedora vacuna chilena contra el coronavirus se prepara para iniciar estudios clínicos el próximo año

Imagen de una vacuna, durante la visita a la ex Penitenciaria para dar inicio a la campaña de vacunación contra la influenza en la población penal mayor de 60 años y realizar charla sobre el coronavirus

Vacuna desarrollada por el Instituto Milenio de Inmunoterapia (IMII) iniciaría los primeros ensayos en humanos en 2021. Fármaco nacional está pensado para su uso en recién nacidos, genera dos tipos de inmunidad y ya tiene a cuatro prototipos de vacuna en etapa preclínica.


En el laboratorio de la Pontificia Universidad Católica (PUC), científicos chilenos trabajan desde enero en el desarrollo de una vacuna que pueda proteger a las personas frente al contacto del virus Sars-CoV-2, el causante de la enfermedad Covid-19.

A la fecha, los investigadores del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia (IMII) y la UC dirigidos por Alexis Kalergis, ya han logrado varios avances y si todo sale bien, el próximo año, podrían estar iniciando los estudios en personas para evaluar la seguridad y eficacia de la su vacuna.

El académico de la PUC y director del IMII, explica que lograron obtener cuatro prototipos para la futura vacuna y con algunos de ellos ya están en etapas de evaluación preclínica. “De acuerdo a los resultados obtenidos en esta fase esperamos contar a lo menos una formulación que sea efectiva y segura para escalar a manufactura y posterior evaluación clínica. Es importante trabajar en base al mayor número de prototipos para lograr que, al menos, una formulación demuestre eficacia y seguridad”, dice.

Los estudios preclínicos son parte de las etapas iniciales de una vacuna y se realizan sobre cultivos de células y modelos animales para evaluar la capacidad de la vacuna de generar inmunidad y si son o no seguras. “El prototipo de vacuna candidata o prototipo se prueba en modelos experimentales de laboratorio para determinar seguridad, inducción de respuesta inmune y capacidad de proteger contra el virus (por ejemplo, por medio de la inducción de anticuerpos neutralizantes y la inducción de linfocitos T)”, señala Kalergis.

vacuna pixabay

Ya están obteniendo los resultados de esta evaluación preclínica, lo que permite comprender el mecanismo de acción de la vacuna y si es capaz de inducir inmunidad y protección.

Los investigadores son optimistas y aun cuando reconoce que que el desarrollo de una vacuna toma tiempo y los plazos son difíciles de predecir, creen que seguirán avanzando de manera permanente y efectiva. “Esperamos poder concluir la etapa preclínica este año y a partir del próximo, conseguir lo necesario para iniciar los primeros estudios clínicos”, explica el director del IMII.

¿Cómo funciona la prometedora vacuna chilena?

La vacuna chilena que se está desarrollando con el apoyo de la Fundación COPEC-UC, se basa en fragmentos de proteínas del virus Sars-CoV-2, que fueron escogidos para evaluar la capacidad que pueden tener de activar el sistema inmune y generar anticuerpos. “De acuerdo a los estudios genéticos realizados por otros laboratorios en el mundo sobre genoma de de este virus, nuestro grupo realizó análisis bioinformáticos para seleccionar ciertos segmentos de las proteínas virales que tienen alta probabilidad de funcionar como antígenos. Por lo tanto, la formulación de la vacuna consiste en estos fragmentos de proteína que se administran junto a sustancias que estimulan la respuesta inmune”, indica Kalergis.

Existen varios tipos de inmunidad. La inmunidad inespecífica es la que primero aparece como mecanismo de defensa y la inmunidad específica o adquirida que, somo su nombre lo dice, consiste en anticuerpos específicos para un virus determinado.

Alexis Kalergis

“Para que una vacuna sea exitosa, debe conferir inmunidad específica, porque es más eficiente y duradera. Sin embargo, uno de nuestros prototipos de vacunas está basada en una formulación que, por sí sola, es capaz de inducir inmunidad entrenada contra el Sars-CoV-2 y que hemos utilizado en otras formulaciones contra otros patógenos, como virus respiratorio sincicial o metapneumovirus. Sin embargo, la inmunidad entrenada es un proceso inespecífico y de corta duración. Por lo tanto, se deben incluir en las formulaciones de vacunas componentes del virus para inducir respuesta inmune específica, que es lo que estamos realizando”, señala el académico e investigador de la PUC.

Un ejemplo de esta “inmmunidad entrenada” es la inmunidad que genera la vacuna contra la tuberculosis (BCG). Esta vacuna, incluida en el Programa Nacional de Inmunización (PNI), no solo protege contra las formas graves de esta bacteria, sino que también prepara (entrena) al sistema inmune para que esté alerta ante contagios con otros virus.

Otra característica de la vacuna que se desarrolla en el laboratorio de la PUC es su uso en recién nacidos. Uno de los cuatro prototipos que están estudiando tiene este atributo. “Esta cualidad de nuestra formulación, la distingue de todas las otras que se encuentran en desarrollo. Inducir inmunidad desde temprano en la vida es un objetivo clave de las vacunas y la inmunización”, señala Kalergis.

Diferentes estrategias

Consultado sobre por qué insistir con el desarrollo de una vacuna chilena cuando ya son varias las que se están desarrollando en el mundo y además, llegarán mucho antes que la investigación nacional, Kalergis dice que “siempre existe la posibilidad que proyectos de vacunas fracasen en algunas de las etapas de estudios (pre-clínicos o clínicos)”. Además, añade, también puede ocurrir que estas estrategias de vacunación induzcan una inmunidad débil, de corta duración o bien podrían no ser apropiadas para todas las poblaciones. “Por lo tanto, es importante trabajar en alternativas que se originan desde la creatividad de nuestros científicos y científicas. Si alguna vacuna resultara exitosa y se licencia para su uso, no significa que se deben detener los esfuerzos en generar vacunas alternativas, pues este virus es nuevo y no podemos predecir su comportamiento. Existe siempre la posibilidad que el virus pueda cambiar en el futuro y vacunas disponibles dejen de funcionar, y sea por lo tanto necesario utilizar estrategias diferentes para poder inducir inmunidad”, señala el director del IMII.

“Es importante destacar que el desarrollo nacional de vacunas es una estrategia que debemos promover para asegurar el acceso de nuestra población a estas herramientas de salud, que son críticas para el bienestar de la ciudadanía. Es importante avanzar en el desarrollo local a fin de comenzar al depender en menor medida de la importación de vacunas y a la vez posicionarnos por medio de colaboraciones internacionales para desarrollo conjunto de vacunas contra patógenos de distinta índole”, concluye Kalergis.

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