Los ríos, lagos, lagunas, pantanos, hualves e incluso las playas son humedales. Los humedales no son enemigos del desarrollo económico, todo lo contrario, aportan con casi la mitad de los bienes y servicios que provienen de la naturaleza y son, por ende, fundamentales para sostener a nuestra sociedad.
Una forma simple de ver las capacidades de los humedales para sustentar a nuestra sociedad y su economía es a través del uso del agua. Relación evidente, pero usualmente ausente en discusiones de ciertas esferas del poder. Se estima que entre el 60-65% del PIB de Chile está directamente relacionado con el uso del agua, y lo humedales entregan agua en cantidad y calidad. Un humedal es “un super-pack de servicios” equivalentes a los entregados por plantas de tratamiento, embalses, áreas verdes, áreas de protección de la naturaleza, escuelas, rutas de conectividad, por nombrar algunos, ¡todo en un mismo sitio y sin costo de instalación!
La conservación de los humedales ha tomado impulso en la agenda nacional. Desde hace algunos años, la difusión de los beneficios de los servicios ecosistémicos que brindan los humedales ha tomado fuerza, pero no lo suficiente como para detener su destrucción. Esfuerzos de organizaciones sociales, autoridades y legisladores han generado iniciativas de su protección, algunas a nivel nacional como el Plan de Protección de Humedales impulsado por el Ministerio de Medio Ambiente y la promulgación de la Ley de Humedales Urbanos.
Para que esta ley pueda comenzar a regir requiere de un reglamento que está en la etapa de ser aprobado por el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad. Este debió ser votado el pasado 23 de julio, pero se pidió su aplazamiento para el próximo 30 del mismo mes. ¿Cuáles podrían ser las aprehensiones de estos ministros para atrasar su aprobación?
Intuimos que se debe a un antiguo malentendido: “La conservación de la naturaleza se opone al desarrollo”. Antes de la elaboración del reglamento, tuvimos la oportunidad de conversar con investigadores, académicos, profesionales de servicios públicos y ONG, organizaciones sociales y empresas privadas, analizando y validando los criterios mínimos de sustentabilidad que lo orientaron.
En un esfuerzo colectivo, debatimos con cientos de personas sobre la importancia de su protección y uso racional para (entre muchas otras) el mantenimiento del ciclo del agua y por ende para el desarrollo del país. Dicho esto, nos sorprende que aún se piense que los humedales son enemigos del desarrollo económico de un país, cuando definitivamente es todo lo contrario. El desarrollo no puede ser a costa de los humedales, sino usándolos de forma inteligente, solo falta que demos el paso decisivo para enfrentar el desarrollo de nuestra sociedad sin estos antiguos miedos.
La entrada en vigencia de la Ley de Humedales Urbanos es clave y urgente, no podemos perder la oportunidad transitar como país por esta vía a la prosperidad.
* Director Centro de Humedales Río Cruces, Universidad Austral de Chile