Una investigación de la Universidad Estatal de Oregón (OSU, su sigla en inglés), descubrió que existe un tipo de personas que son más propensas a sufrir pesadillas.
La investigación fue publicada en el Journal of Psychology, y en ella, participaron además investigadores de la Universidad de Arizona, de la Universidad de Tampa y de la Universidad Whitworth.
De acuerdo al estudio, las personas solitarias son más propensas a tener malas pesadillas, añadiendo que el estrés es parte del vínculo entre la soledad y la frecuencia e intensidad de las pesadillas
Los hallazgos son importantes porque tanto la soledad como los trastornos del sueño son problemas graves de salud pública, afirmó en un comunicado Colin Hesse, de la OSU. Están relacionados con un mayor riesgo de enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y muerte prematura.
Otros factores que vinculan la soledad con las pesadillas parecen ser la rumiación (preocupación y ansiedad) y la hiperactivación, descrita como un estado de alerta y concentración extra. Al igual que el estrés, la rumiación y la hiperactivación son estados mentales asociados con la soledad.
Además de arrojar luz sobre un posible efecto adverso de la falta de conexión humana, los hallazgos del estudio dirigido por Kory Floyd de la Universidad de Arizona están en línea con la teoría evolutiva de la soledad, que postula que el sentido de pertenencia es esencial para la supervivencia humana.
“Las relaciones interpersonales son una necesidad humana fundamental”, afirmó Hesse, director de la Escuela de Comunicación de la Facultad de Artes Liberales de la OSU. “Cuando la necesidad de las personas de tener relaciones sólidas no se satisface, sufren física, mental y socialmente” dijo Hesse.
“Al igual que el hambre o la fatiga significan que no se han consumido suficientes calorías o no se ha dormido lo suficiente, la soledad ha evolucionado para alertar a las personas cuando sus necesidades de conexión interpersonal no se están satisfaciendo”, agregó.
La soledad es una condición generalizada que afecta significativamente el bienestar, señalan los investigadores, y causa sufrimiento de diversas formas, incluida la alteración del sueño. La experiencia de pesadillas es una de las formas en que se daña la calidad del sueño.
Los hallazgos que vinculan la soledad con las pesadillas –de manera correlativa, más que causal, subraya Hesse– provienen de encuestas realizadas por los autores que abarcaron a más de 1.600 adultos en los Estados Unidos, con edades comprendidas entre 18 y 81 años.
Los resultados también ofrecen una explicación de las pesadillas que tiene sus raíces en la evolución (los humanos evolucionaron para experimentar estrés, rumia y mayor alerta cuando se sienten solos) en lugar de factores ambientales, como haber experimentado algún tipo de trauma.
“Es demasiado pronto para hablar de intervenciones específicas de manera concreta”, dijo Hesse, “pero nuestros hallazgos son ciertamente consistentes con la posibilidad de que tratar la soledad ayudaría a reducir las experiencias de pesadilla de una persona. Esa es una posibilidad que se puede abordar en estudios clínicos controlados”.
Según la Fundación del Sueño, se estima que entre 50 y 70 millones de estadounidenses padecen algún tipo de trastorno del sueño.
“Un sueño reparador de calidad es fundamental para el funcionamiento cognitivo, la regulación del estado de ánimo, el metabolismo y muchos otros aspectos del bienestar”, afirmó Hesse. “Por eso es tan importante investigar los estados psicológicos que alteran el sueño, siendo la soledad uno de ellos”.
La oficina del cirujano general de Estados Unidos informa que incluso antes del Covid-19, aproximadamente la mitad de los adultos estadounidenses reportaban niveles mensurables de soledad, y que la falta de conexión está a la par con fumar en cuanto a aumentar el riesgo de muerte prematura.
Las estadísticas del aviso del Cirujano General sobre nuestra epidemia de soledad y aislamiento incluyen:
- Un riesgo 29% mayor de padecer enfermedades cardíacas.
- Un riesgo 32% mayor de sufrir un accidente cerebrovascular.
- Un riesgo 50% mayor de desarrollar demencia en adultos mayores.
- Una probabilidad mayor del 60% de muerte prematura.
Además, las personas que a menudo se sienten solas tienen más del doble de probabilidades de desarrollar depresión que aquellas que rara vez o nunca se sienten solas.