PTU: ¿es más fácil responder preguntas de selección múltiple que presenten menos opciones de respuesta?
Todas y todos miramos 2021 con esperanzas, y también un poco de ansiedad. Algunos más que otros, por comenzar el año rindiendo una prueba que nadie ha tomado nunca, la Prueba de Transición Universitaria (PTU).
La PTU es el instrumento de evaluación que reemplaza la famosa (y muy criticada) Prueba de Selección Universitaria (PSU). Su rol es ordenar a los postulantes al ingreso a la educación superior, para que puedan ser seleccionados en base a criterios académicos objetivos. Para responder a las críticas recibidas por su predecesora, la PTU incorporó una serie de cambios, que fueron descritos por los profesionales del DEMRE hace tiempo y bien recibidos por la comunidad.
Dentro de los cambios incorporados, hay uno que el cuerpo estudiantil celebró particularmente: la aparición de algunas preguntas de cuatro opciones de respuestas en lugar de cinco. Al parecer, existiría la creencia de que las preguntas de opción múltiple (POM) con menos opciones son más fáciles. ¿Lo son realmente?
Efectivamente lo son, pero no son tanto más fáciles de resolver, sino de construir. Al momento de elaborar una POM, el constructor (un docente, en general) debe formular un enunciado acompañado por una serie de alternativas de respuesta, todas plausibles, dentro de las cuales se encuentra la correcta junto con unos distractores (respuestas incorrectas o, por lo menos, “menos correctas”).
Construir una POM de cuatro opciones (en comparación a cinco) significa inventar un distractor menos, lo que facilita la tarea, ya que identificar cuatro errores comunes de estudiantes para una misma pregunta suele ser un rompecabeza costoso en término de tiempo y creatividad.
Además de hacer ganar tiempo, pasar de cinco a cuatro opciones permite elaborar preguntas potencialmente de mayor calidad, porque la probabilidad que todos los distractores de una POM de 4 opciones sean funcionales (que realmente estén luego seleccionados por estudiantes que no dominan el conocimiento asociado a la pregunta) resulta siendo mayor.
Para estudiantes, sin embargo, los estudios que han comparado las propiedades psicométricas de POM con un número de opciones diferente concluyen que la dificultad de estas preguntas no cambia sustancialmente al pasar de cinco a cuatro opciones, cuando la opción que se elimina es un distractor “débil” (lo que, en general, es el caso). Estos estudios muestran que una POM funciona de manera similar, de hecho, que tenga tres, cuatro ó cinco opciones, y por tanto existen guías de recomendación sobre construcción de preguntas que recomiendan el uso de POM de tres opciones.
¿Por qué existe entonces la creencia estudiantil de que menos opciones es más fácil? Una posible explicación es que los estudiantes se imaginan situaciones en las cuales responden una pregunta al azar, sin leerla o sin dominio de los conocimientos asociados. Efectivamente, tratar de adivinar dónde se encuentra un tesoro es más fácil si éste se esconde en una de cuatro escondites que de cinco, y la probabilidad de achuntar una respuesta respondiendo los ojos cerrados pasa de 20% a 25% en POM de cuatro opciones.
Otra explicación es que la reducción del número de opciones está percibida de forma favorable por los estudiantes debido a que se ahorra tiempo de lectura, disminuye la probabilidad de traspapelarse al momento de seleccionar una respuesta, baja potencialmente la carga cognitiva asociada al procesamiento de las opciones, y se evita hacer entrar en memoria un concepto errado más.
La disminución del número de opciones no hará magia. Al momento de resolver una POM de cuatro opciones, los estudiantes que, de haber sido enfrentados a la misma pregunta, pero con cinco opciones, hubiesen seleccionado el cuarto distractor, seleccionarán probablemente otro distractor. Pero este cambio en el número de opciones ayudará a que las personas que tomen la PTU se enfoquen mejor al momento de definir cuál opción es la correcta para ellas.
Facilitó la tarea de los constructores, y ahora ayudará a los estudiantes a no cometer errores de inatención, y a demostrar precisamente lo que se quiere medir, su dominio del conocimiento que se propone evaluar.
* Investigador postdoctoral del CIAE, Instituto de Investigación Avanzada en Educación, Universidad de Chile
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