Se cree que la falta de deseo sexual, en cualquiera de los dos individuos que forman una pareja, es una de las causas de la infidelidad. Sin embargo, menos del 10% de ellos lo son porque uno pierde el deseo, la pasión por su pareja.

Para algunos infieles el tema sexual es muy relevante, no obstante, la infidelidad es un fenómeno multifactorial.

En este sentido, una de las probables causas es la disociación entre amor y sexo en uno de los miembros de la pareja, lo que resulta relevante al analizar la infidelidad. En términos generales, ésta consiste en la dificultad de amar y desear simultáneamente a la misma persona. Aman a su esposa, pero no la desean. Desean a su amante, pero eso ocurre solo si no la aman.

Esta disociación ha estado muy presente en la historia de la humanidad, pero hoy también aparece en los más jóvenes o millennials, para quienes les está resultando muy difícil el compromiso profundo, donde es necesario integrar sexo y amor en la misma persona.

Personalidad e historia familiar

También está el perfil del Donjuán y síndrome de Casanova, un tipo de hombre en permanente conquista de mujeres para vivir con ellas aventuras pasajeras. Este último generalmente no pretende entablar una relación afectiva honesta y duradera, ya que una vez que ha logrado la conquista, el interés desaparece. Es importante destacar que las mujeres, en forma creciente en los últimos años, son más propensas a tener aventuras, "una canita al aire".

Pueden existir además antecedentes donde la cultura familiar valida de alguna forma la infidelidad. Por ejemplo, en una familia en la que el abuelo y el padre han sido infieles permanentemente, esta conducta se asume como algo normal, como un "hábito familiar" en los hombres que naturalmente puede o debe ser asumido por las nuevas generaciones. Es importante notar, eso sí, que en algunos los sectores de la sociedad esta postura, más bien patriarcal, genera cada vez más rechazo.

La donna e la putanna

El contexto cultural es muy relevante. Siguiendo la línea anterior, en esta sociedad patriarcal y aún muy conservadora, por ejemplo, se tiende a mantener la imagen de la mujer como madre: una dama pura y bien portada. Y el sexo "desenfrenado" deberá ser entonces puertas afuera, con amantes y prostitutas. En lengua italiana se sintetiza este síndrome muy bien en la siguiente frase: "la donna e la putanna".

En este sentido, se ha observado que la prostitución se ha institucionalizado en algunos sectores de la sociedad, sobre todo desde la masificación de las escorts, muy distinto a la prostitución callejera, y de los sitios web especializados en ofrecer este tipo de servicios. Las condiciones para ser infiel se han vuelto, de alguna manera, menos clandestinas. Y esto es visto como una oportunidad para quienes viven la sexualidad con inseguridad, que temen ser evaluados por su rendimiento sexual. Recurren a la prostitución para validarse y evitar ser exigidos por su pareja estable.

Desde la tónica de vida hasta la adicción al sexo

Están, por último, las personas que son, por naturaleza, adictas al sexo y, por ende, también a la infidelidad. Ellos y ellas buscan la adrenalina de la conquista y saciar su necesidad de intensa pasión en forma permanente. Cuando llega a niveles patológicos, requieren de ayuda profesional para abordarlo adecuadamente. Sin embargo, suele ser un proceso complejo.

¿Existe alguna receta o recomendación para disminuir el riesgo de una infidelidad en una pareja? Promover la intimidad emocional y negociar la relación en forma permanente. Un tema que da para mucho.

* Psicólogo especialista en sexualidad, terapia de pareja y separación, director del Centro Ceppas.