No necesariamente un pulso eruptivo aumenta la probabilidad de una erupción, pues puntualmente este pulso volcánico puede tratarse de una liberación de  energía acumulada hasta este momento y ahora comenzar a transitar a un tiempo de quietud o de "latencia volcánica" (lo que no significa no inactividad, sino quietud).

Sin embargo, si este pulso volcánico se acompaña de un aumento de la sismicidad en los entornos al volcán y en el volcán mismo, entonces sí, cabe la posibilidad de que vengan más erupciones. Eso es lo, precisamente, está monitoreando el Sernageomin.

*Geólogo y académico de la U. Andrés Bello

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