Pupitres interactivos en sala de clases ¿Intervención educativa basada en la evidencia?

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Hace unos días atrás se informó por la prensa que el Departamento de Administración de Educación Municipal (DAEM) de la ciudad de Arica compró 117 pupitres interactivos o "pupitres-bicicleta", los que serán distribuidos en 35 colegios de la ciudad. Pupitres interactivos en sala de clases, que tienen como objetivo usarlos con estudiantes diagnosticado con Trastorno por Deficit Atencional e Hiperactividad (TDAH) para que estén más atentos, pasen más tiempo en sus asientos, "quemen energía" y eventualmente mejoren su rendimiento escolar. Cabe destacar que esta iniciativa ya había sido implementada el 2017 por el Municipio de Antofagasta. En ese entonces se compraron 60 pupitres-bicicleta para ser distribuidos en 20 escuelas de la II Región.

Más allá de las buenas intenciones de las autoridades regionales y haciendo uso de una sana reflexión crítica, cabe preguntarse si acaso existe evidencia contundente, derivada de investigaciones bien controladas, que respalde el uso de este tipo de artefactos con niños y niñas con TDAH en sala de clases.

Al realizar una búsqueda de investigaciones que hayan analizado los efectos del uso de pupitres interactivos en aspectos cognitivos y conductuales de estudiantes con TDAH, se puede constatar que los estudios son escasos, poco rigurosos y en algunos casos anecdóticos. Por ejemplo, en una revisión sistemática publicada el 2019, Rollo y colaboradores concluyeron que los asientos dinámicos no tiene efectos sobre el rendimiento académico. Reportaron algunas mejoras respecto al tiempo que los estudiantes con problemas atencionales pasan en sus pupitres, pero al mismo tiempo destacan que la calidad metodológica de los estudios revisados era baja a moderada.

Respecto al uso específico de "pupitres-bicicletas", las investigaciones realizadas por Joubert et al. (2017) y Torbeyns et al. (2017), muestran que el uso de este tipo de dispositivos no tiene efecto sobre el rendimiento académico y cognitivo de los estudiantes. Sin embargo, en ambas investigaciones se destaca el potencial uso de este tipo de pupitres para reducir el sedentarismo en sala de clases.

A la luz de los antecedentes presentados, se puede hipotetizar que los "pupitres-bicicletas" mantendrán a los estudiantes con TDAH un poco más de tiempo en sus asientos y probablemente disminuirán sus índices de sedentarismo, pero al mismo tiempo no tendrían ningún efecto en el desarrollo cognitivo ni en el rendimiento escolar de los mismos.

Dicho esto, ¿cuál es entonces el real aporte de estos artefactos a la educación de estudiantes con TDAH? Por lo visto no mucho, dado que este tipo de intervenciones no pasaría de ser una forma "lúdica" de control conductual, para evitar que estos estudiantes interrumpan frecuentemente la clase o molesten a sus compañero más aventajados. Es más un artefacto para evitar el "desorden" en clase, que un beneficio para el desarrollo de estudiantes con TDAH.

En medio de la discusión por mejorar la Calidad de la Educación Chilena, resulta fundamental que las prácticas que no estén basadas en evidencia se dejen de usar con escolares, con la esperanza de mejorar aprendizajes (Hyatt, 2007). Así, se invita a las autoridades en educación –regionales y ministeriales– a revisar el sustento empírico de las intervenciones educativas que desean implementan antes de realizar cuantiosos gastos, con el objetivo de construir entre todos una educación de calidad, a escala humana y sustentada en hechos sólidos.

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