“Es muy probable que dentro de este mismo decenio volvamos a enfrentar nuevas pandemias como la ocasionada por Covid-19. De hecho, es probable que la próxima sea ocasionadas por la influenza aviar altamente patogénica (H5N1)”.
Así de categórico es el biólogo computacional Tomás Pérez-Acle, cuando se le pregunta sobre las próximas amenazas pandémicas que enfrenta la humanidad. El científico, quien es director de Fundación Ciencia & Vida de la Universidad San Sebastián, reconoce que incluso ya algunos investigadores hablan del “Pandemiceno”, es decir que estaríamos viviendo una nueva era geológica en la cual producto de la forma en que los seres humanos estamos depredando el ambiente y que invadimos y entramos en contacto con la naturaleza de manera muy íntima, cada vez es más frecuente la aparición de pandemias, lo que se ha exacerbado desde comienzos del siglo XX.
¿Qué es el “Pandemiceno”, la nueva era geológica que amenaza al planeta?
Advierte que la influenza aviar altamente patogénica ya ha demostrado su impacto en animales, con brotes significativos que han afectado a distintas regiones del mundo. Aunque el contagio humano ha sido limitado hasta ahora, la capacidad del virus para infectar a mamíferos, incluidos los bovinos, plantea nuevos riesgos que deben ser considerados.
Las vacas lecheras, al igual que otros mamíferos, pueden ser infectadas por el H5N1, y esto plantea la posibilidad de que el virus se propague a través de la leche cruda a los humanos.
Aunque el riesgo de transmisión a través de productos pasteurizados es considerablemente menor debido al proceso de calentamiento que destruye patógenos, la leche cruda y otros productos lácteos no tratados pueden ser un vector potencial para el virus ya que al menos el 25% de los productos lácteos en Estados Unidos presentan restos del virus.
“Por el minuto, la pasteurización se ha demostrado suficiente para destruir los virus que están presentes en la leche. Pero de los diez casos que existen hasta ahora en el país norteamericano, al menos cuatro provienen de infecciones directas desde granjas lecheras. Todavía no está claro cuál fue el mecanismo contagio, si fue producto de los aerosoles que se liberan cuando se están sacando la leche de las vacas o si fueron aerosoles que son liberados directamente por la respiración de las vacas. El resto de los casos provienen de contagios en granjas avícolas”, dice.
Pérez-Acle enfatiza la importancia de estar preparados para lo que podría ser el próximo gran desafío para la salud pública mundial. Es así como el académico participó hace algunas semanas en la conferencia de preparación pandémica organizada en Dubái por los Centros de Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos y además lidera desde el año pasado un consorcio sudamericano, conocido como Eclipse, que busca fortalecer la respuesta regional a las pandemias. Este consorcio reúne a más de 70 investigadores de países como Argentina, Brasil, Ecuador, Colombia, Uruguay, Paraguay , Perú y Chile, y tiene como objetivo desarrollar una plataforma avanzada de modelación pandémica.
“Lo que nosotros queremos desarrollar es una plataforma computacional que esté disponible a todos los países miembros de este consorcio para intercambiar datos y generar modelos que permitan entender el impacto de la próxima pandemia en las poblaciones locales”. La idea es apoyar con esta información la toma de decisiones, tal como ya lo hizo el equipo de Pérez-Acle en Chile con sus modelaciones durante la pandemia de COVID-19.
La pregunta es si el mundo estaría en condiciones de soportar una pandemia capaz de paralizar otra vez a la sociedad y la economía global.
La clave frente a ello dice el especialista serían testeos preventivos masivos a la población. Pérez-Acle comenta que en 2022 publicó junto a otros especialistas un artículo donde se hicieron la pregunta: ¿Existe alguna posibilidad de detener una pandemia a punta de testeo? Concluyeron que si un país fuera capaz de testear al menos a 10 por ciento de la población diariamente se podría evitar el impacto de una pandemia de forma muy importante.
Esto, bajo el supuesto que al detectar una persona infectada esta junto a su círculo familiar íntimo serían sometidos y cuarentena inmediata evitando cuarentenas masivas. “En cosa de dos o tres meses es posible eliminar la circulación viral”, afirma. Y lo que parecía una apreciación teórica resultó que fue exactamente lo que hizo Dubái durante la pandemia de Covid-19. “En la conferencia de Dubái nos enteramos que este Emirato fue capaz de testear al 10% de la población diariamente aplicando esta misma estrategia. Como resultado, nunca entró en cuarentena. Esto explica que sea uno de los países del mundo con el menor impacto sanitario y económico del mundo producido por Covid-19″.
Una nueva pandemia planteará desafíos inmediatos. “Se calcula que para producir las primeras 100 millones de dosis de una vacuna contra H5N1 se van a requerir entre cuatro o seis meses, porque a diferencia de Covid-19, para influencia aviar altamente patogénica ya hay vacunas aprobadas en Estados Unidos (así como en Europa)”, comenta. “Con esas 100 millones de dosis se podrá vacunar un tercio de la población estadounidense.
¿Pero qué pasará con todo el resto del mundo con una enfermedad que hoy tiene una letalidad de entre 50 a 60 por ciento?”, se pregunta Pérez-Acle. El académico comenta que Estados Unidos ya mandó a fabricar del orden de las primeras cuatro millones de dosis para tenerlas preparadas ante un eventual brote entre humanos- Seguramente no va a ser la mejor vacuna de todas ya que el virus de aquí a ese momento seguirá mutando. “Igual va a servir. Al final, el principio último es que las vacunas eviten la infección, pero si no podemos evitar la infección, lo relevante es evitar la enfermedad grave y la muerte.
Otra de las herramientas disponibles y que se probó efectivamente con la pandemia anterior y otras infecciones son los antivirales. “Hoy las 10 personas que se han infectado en los EE.UU. han sido tratadas con antivirales que son capaces de combatir la influenza aviar H5N1. Y todavía aguantan. Pero es cierto, los virus mutan, mutan rápidamente. Y cuando nos enfrentemos a este virus que se traspase entre humanos, ojalá estas medidas terapéuticas aún nos sirvan”.
El investigador insiste que el mayor desafío hoy es multiplicar la capacidad de testeo, algo con lo que hoy todavía no se cuenta. “Para que la estrategia que siguió Dubái de testear al 10% de la población y cuarentenar a los infectados funcione tienes que ser capaz de obtener los resultados de los exámenes en 24 o 48 horas a lo más. Esto porque la mayoría de los llamados episodios de súper contagio se producirán en las primeras 48 o 72 horas. Estas son personas capaces de contagiar varias veces el número de personas que en promedio se contagian por cada infectado. Este es el caso de la paciente 31 de Corea del Sur que contagió cerca de 1200 personas”.
Dice que estos episodios son los que mueven la pandemia. Por consiguiente, el científico considera que es necesario tener los resultados de los exámenes dentro de ese mismo período para evitar esos eventos masivos, “si no, no habrá forma de atajar la pandemia”, reconoce.
Tomás Pérez-Acle reflexiona: “Estamos viviendo el pandemiceno, en eso estamos de acuerdo. El punto no es si llegará otra pandemia: esto es un hecho. La pregunta real es cuándo”.