Ya comenzó la primavera. Con ella también las señales de la llamada Depresión estacional o Trastorno Afectivo Estacional de Verano. Un trastorno que este año podría ser más complejo. Todo debido a los efectos en la salud mental derivados de la extensa pandemia por Covid-19.

La naturaleza aislante de la pandemia, sumado a las dificultades por meses de realizar actividades sociales, más la incertidumbre de la crisis sanitaria, no han resultado buenas aliadas para la sintomatología en salud mental.

En este caso, la depresión de primavera, es un subtipo de depresión que se da específicamente en ciertas estaciones del año, como invierno o primavera, indica el Dr. Migule Prieto, jefe del Servicio de Salud Mental de Clínica U. de los Andes. “Las personas afectadas sólo la sufren en esa época especifica, se piensa que uno de los factores principales son los cambios en la cantidad de luz que hay producto del cambio de estación”.

“Se caracteriza por ser una baja de actividad, por mayor tiempo durmiendo, y luego desinterés general por las cosas diarias”, aclara el Dr. Pablo Palma Soza, docente y secretario de estudios de la carrera de Psicología de la U. Autónoma de Chile sede Talca.

Una de las razones que podría explicar una prevalencia de este tipo de trastornos se asocia a la alteración de nuestro ritmo circadiano o “reloj biológico”, añade Roció Amaya psicóloga de Mutual de Seguridad. Esto, ya que los cambios estacionales conllevan períodos de transición y ajuste que no solo debemos internalizar en nuestras rutinas laborales o sociales, sino también, en nuestros hábitos.

La naturaleza aislante de la pandemia, sumado a las dificultades por meses de realizar actividades sociales, más la incertidumbre de la crisis sanitaria, no han resultado buenas aliadas para la sintomatología en salud mental.

En este sentido, la variación de luz solar, así como también los cambios de hora, podrían generar fluctuaciones a nivel neuroquímico. “Alteraciones en los niveles de serotonina (sustancia química cerebral que afecta nuestro estado de ánimo) y melatonina (sustancia química cerebral que interviene en patrones de sueño y regulación del estado de ánimo) podrían facilitar la aparición de los síntomas del Trastorno Afectivo Estacional”, dice Amaya. Los síntomas se expresan a fines de la primavera y principios del verano, cediendo con la llegada del otoño.

La diferencia entre trastorno depresivo tradicional y la depresión estacional, explica Bernardita Heim, Psicóloga Clínica de Psyalive.com, es principalmente que el primero consta de síntomas psicológicos o psiquiátricos, mientras que en el segundo se trata netamente de factores biológicos que no tienen necesariamente directa relación con los anteriores.

El por qué ocurre en la primavera, Palma dice que es un tema en el cual se ha teorizado e investigado mucho. Una de las hipótesis es el contraste del clima con el estado de ánimo. Un estado de ánimo bajo en invierno se nota menos, pues la gente baja su actividad y se está más encerrado. Con la primavera eso ya no es tan fácil.

“El contraste del renacer primaveral puede activar en personas con trastornos del estado de ánimo o depresión una posible intensificación de los síntomas por el shock que produce la mayor actividad general en épocas primaverales”, señala el especialista de la U. Autónoma.

Otra hipótesis, es, indica Heim, que, al tratarse de fechas cercanas a celebraciones, como Fiestas Patrias, Navidad o Fin de año significa un mayor estrés para las personas más propensas, donde, además, al no poder involucrarse en estas actividades debido a su sintomatología depresiva, “existe un aumento de sentimientos de desesperanza, melancolía o soledad”.

Primavera 2021

¿Podría esta temporada ser más complejo el escenario? La especialista de la Escuela de Psicología U. Mayor, Carolina Benavides destaca que en esta temporada hay más elementos releventes si de salud mental se trata. Entre ellos, las experiencias individuales que les ha tocado vivir a distintas personas, “algunos han vivido la enfermedad, la muerte de seres queridos, problemas económicos, pérdida de empleo, entre otros”.

“Efectivamente los efectos en la salud mental de la pandemia son y serán inmensos”, reconoce Palma. Efectos que ahora principalmente se dan, como ansiedad, estrés y depresión, “pero luego terminada la misma podrían presentarse incluso cuadros de trastorno de estrés post traumático”, advierte.

Una de las hipótesis es el contraste del clima con el estado de ánimo, un estado de ánimo bajo en invierno se nota menos pues la gente baja su actividad y se está más encerrado. Lo que no ocurre en primavera. Foto: Reuters.

Uno de los temas complejos de la pandemia y los confinamientos ha sido la disminución de las redes sociales, de los espacios de apoyo social, un factor protector en salud mental. Por otro lado, dice Benavides, la vuelta progresiva a los espacios de sociabilización, aunque es un elemento ´positivo´, también implica un cambio en la organización “por esta razón es muy importante activar elementos preventivos que aporten a una mejor calidad vida”, aclara.

La apertura, como la actual, no siempre será sinónimo de liberación para todas las personas. Para algunas, por ejemplo, destaca Amaya, el confinamiento también fue una oportunidad para pasar más tiempo en casa y transformarla en un lugar seguro y conocido, “pudiendo experimentar ansiedad y angustia ante la reactivación y exposición al contacto social”.

Para alguien con trastorno afectivo estacional, la naturaleza de la pandemia puede hacer que los síntomas sean mucho más difíciles.

Tal como Heim resalta, efectivamente es un escenario más complejo: “Con la sensación de incertidumbre al no poder tener una visión futura de qué pasará, cómo terminará la situación económica y laboral de cada uno, miedo al contagio o la perdida de algún ser querido, todos factores sumamente estresantes que repercuten directamente en la salud mental, y es por esto, que el contexto aporta y da origen a una mayor probabilidad de que la depresión estacional aparezca”.

Las personas ya están sometidas a un estrés importante por la pandemia y muchas tienen síntomas de la esfera psiquiátrica, dice Prieto ya sea subclínicos o clínicos (una enfermedad psiquiátrica producto de la pandemia), “entonces deja a las personas en una situación de más vulnerabilidad a tener síntomas en esta época”.

“Hay que tener cuidado con un estado de ánimo de letargo por pandemia”, sostiene Palma. El llamado “letargo pandémico”, dice es un fenómeno de reciente estudio, aún no se sabe mucho cuánto durara o su impacto a largo plazo en otros aspectos de la salud mental.

A su vez, la depresión estacional en pandemia también será objeto de estudio para determinar el impacto. “Se sospecha que aumente la sintomatología, pero hay que demostrarlo, lo que sí sabemos es que la salud mental está siendo fuertemente impactada y que la sintomatología, depresiva, ansiosa y estrés esta en niveles más altos durante más tiempo dado la pandemia”.

Maldita primavera

La aparición del Trastorno Afectivo Estacional de Verano se presenta con menor frecuencia. Sin embargo, advierten las y los especialistas, sus síntomas no deben ser ignorados o minimizados.

¿Cómo reconocerlo? Dentro de los principales síntomas se encuentran, indica Amaya, alteraciones en los ritmos biológicos, como, por ejemplo, inapetencia, híper alerta, insomnio, ansiedad. También se puede presentar agitación motora, adelgazamiento, pérdida de la capacidad de disfrute, cambios significativos en el peso, sentimientos de desánimo, melancolía, retraimiento social, abuso de sustancias, nerviosismo, desregulación del estado de ánimo o incluso pensamientos o conductas suicidas.

Para alguien con trastorno afectivo estacional, la naturaleza de la pandemia puede hacer que los síntomas sean mucho más difíciles.

Estudios indican que este trastorno estacional ocurre cuatro veces más a menudo en mujeres que en hombres y se estima que la edad de inicio es entre los 18 y los 30 años. “Si bien se diagnostica mayoritariamente en mujeres y en adultos jóvenes, podría presentarse en otros segmentos, por lo cual, se debe estar atentos para saber cuándo solicitar ayuda profesional”, señala Amaya.

Otras investigaciones indican que quienes que viven más lejos del ecuador en las latitudes septentrionales son más susceptibles. La especialista de la Escuela de Psicología U. Mayor, explica que, por ejemplo, en Países Bajos, o localmente en zonas geográficas extremas como Punta Arenas, donde los cambios de luz son importantes, impacta en términos psicológicos y fisiológicos.

“Es importante distinguir este tipo de episodios puramente depresivos de algunos trastornos del ánimo bipolar, en el cual además se pueden distinguir periodos donde existe una exaltación del estado del ánimo”, indica Benavides.

Ayuda profesional

Un elemento positivo en pandemia ha sido la visibilización de la salud mental. Hoy se habla de estos temas. Y tal como Benavides plantea, se está valorando positivamente: “Las personas están más dispuestas a pedir ayuda frente a situaciones dolorosas, presencia de síntomas o la necesidad de resolver problemas psicológicos y de salud mental”.

“Si los síntomas repercuten en tu día a día, afectan la realización de actividades rutinarias o tienen una duración extensa en el tiempo, se necesita ayuda de un profesional”, subraya Heim.

Palma resalta que un espacio de terapia siempre es bueno, “no es necesario tener una patología o sentirse muy mal, puede ser una oportunidad de crecimiento”.

En quienes tienen estas depresiones recurrentes, Prieto aconseja tratarlas con antidepresivos indicados por un especialista y/o psicoterapia, “o usar lámparas de luminoterapia que sirven para aliviar los síntomas de la depresión”.

Si los síntomas repercuten en tu día a día, afectan la realización de actividades rutinarias o tienen una duración extensa en el tiempo, se necesita ayuda de un profesional, dicen los especialistas. Foto: AP.

Es súper importante, detalla Benavides, levantar todos los factores protectores. Activación de redes, espacios de apoyo social, permitirse conversar con otras personas y establecer rutinas no estáticas. “Realizar actividades que generen algún tipo de placer, que permitan distracción, lo que es un elemento individual; alguna actividad en espacios abiertos, caminar, tener una alimentación saludable, evitar el uso de sustancias, permitirse emociones y sentimientos de acuerdo a los distintos estímulos y situaciones vitales”.

El sueño es esencial para el estado de ánimo, la concentración y la capacidad de afrontarlo. Se recomienda reducir la exposición a los dispositivos electrónicos una hora antes de acostarse y reducir la cafeína.

“Es importante cuidar de uno mismo dedicar tiempo a uno, a veces cuidamos más un auto que uno y la terapia psicológica no es necesariamente para tratar patologías, hay mucho que se puede hacer para mejorar aspectos de la vida diaria, la invitación es a atreverse”, concluye Palma.

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