Qué es la oxigenoterapia de alto flujo, el salvavidas para los pacientes de coronavirus en Chile
Ante la falta de ventiladores mecánicos, especialistas decidieron utilizar esta técnica que permite mejorar la capacidad respiratoria y disminuir la posibilidad que una persona sea intubada, aunque expertos aclaran que no se trata de un reemplazo. El Ministerio de Salud anunció la compra de 400 máquinas, que se suman a las 240 ya disponibles.
Este martes, el Ministerio de Salud anunció la compra de 400 equipos de oxigenoterapia de alto flujo, equipos que se sumarán a los 240 ya existentes en la red pública, ayudando a aliviar la gran demanda por ventiladores mecánicos en pacientes contagiados con coronavirus, además de reducir en un 40% la posibilidad que una persona sea conectada a una de estas máquinas, según el ministro Jaime Mañalich.
La terapia, que ya ha sido utilizada en otros países en relación a la pandemia, fue recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) a mediados de marzo, en un documento donde se señala que “aunque la mayoría de las personas con COVID-19 sólo presentan un cuadro leve o sin complicaciones, aproximadamente el 14% acaba presentando un cuadro grave que requiere hospitalización y oxigenoterapia". Además, el organismo recalca que "se debe reconocer la insuficiencia respiratoria hipoxémica grave cuando los pacientes con disnea no responden a la oxigenoterapia convencional y estar preparados para proporcionar soporte vital avanzado con oxigenoterapia y ventilación mecánica”.
“Los sistemas de oxigenoterapia de alto flujo por vía nasal reducen la necesidad de intubación respecto a la oxigenoterapia convencional (...), aunque no existen directrices basadas en la evidencia sobre la oxigenoterapia de alto flujo por vía nasal, y la información sobre su uso en pacientes infectados por otros coronavirus es limitada”, sostiene la OMS.
En qué consiste
El Dr. Alejandro Guerra, médico coordinador de la Unidad de Paciente Crítico Adulto en la Clínica Ciudad del Mar, explica que esta técnica “consiste en un sistema que provee un alto flujo de oxígeno, que entra a las cavidades respiratorias a una velocidad mayor a la normal, como si fuese aire inyectado a presión. Este aire genera un mayor recambio y se refresca de forma más rápida, mejorando la cantidad de oxigeno”.
“Si bien no es un respirador mecánico -en el que entra aire a presión directamente a los pulmones-, en cierto modo con esta terapia presurizamos un poco más el aire que entra a las vías respiratorias, pero a la fuerza. Hay mayor presión dentro de la boca, nariz y garganta, así que cuando el paciente respira, se encuentra en su garganta con un aire enriquecido de oxigeno, a un mayor nivel de presión y con menos esfuerzo de su parte”.
“No es un reemplazo del ventilador mecánico, porque no tiene la misma potencia y energía. La cánula necesita que el paciente este despierto y respire por su cuenta, usando sus propios músculos”, cuenta.
Según el especialista, en promedio estas máquinas se emplean con unos 40 litros de aire por minuto, aunque depende del caso: “el oxígeno tradicional que se pone por una naricera o mascarilla se ocupa con flujos de oxigeno de medio litro y 15 litros por minuto, que son los flujos normales, la velocidad a la que se mueve el aire. Pero las cánulas de alto flujo permiten que el aire se mueva a mayor velocidad, aportando flujos de 30 a 60 litros por minuto, cuatro veces más que el flujo tradicional”.
“Ademas se puede personalizar la concentración de oxigeno enriquecido para el aire, que puede ser natural al 21% -que casi nunca se ocupa-, de 35-50%, aunque las maquinas están diseñadas hasta un 100%. A eso se le añade un sistema humidificador, con lo que el aire no hace daño al irritar las vías respiratorias”.
Versátil
De acuerdo a Guerra, esta cánula -un pequeño accesorio nasal- se viene conociendo hace un tiempo. “La experiencia que se tiene ha sido mas fuerte en la pediatría, pero los últimos tres a cinco años su uso se ha ampliado a adultos. Es un mecanismo que no se emplea de forma masiva, pero la pandemia nos obligó a abrirnos a su uso. En el mundo de los adultos la experiencia es precoz pero suficiente como para conocer los objetivos y resultados que se buscan”.
“La cánula tiene un nicho limitado de uso. Es un excelente apoyo en unidades de emergencia, cuando hay pacientes que entran en una condición no tan crítica y no requieren un ventilador mecánico, ayudando a que el paciente haga buen uso de la energía que le queda y no se fatigue. Muchas veces rescatamos al paciente de una falla gracias a esta máquina”.
“Las usamos hace tiempo en urgencias y unidades intermedias, pero ampliaremos su uso en lugares más complejos para no negarle la atención a nadie”, añade Guerra.
El especialista señala que entre sus ventajas, permite un muy buen enfrentamiento de estas situaciones en unidades de emergencia, su uso y tecnología es muy simple, cuenta con un fácil entrenamiento para el personal de urgencia y se puede ganar experiencia. “Es un aparato muy versátil y nos ayuda a liberar camas de UCI”, asegura.
“Asimismo, habitualmente al poner una cánula también añadimos una mascarilla en la boca y nariz, con lo que disminuyo la posibilidad de generar aerosoles o esparcir el aire y así evitar un riesgo de contagio para el personal”.
Son maquinas que requieren que el paciente mantenga vigilia y controle su respiración. A aquella persona que no tiene fuerza para respirar, esta técnica no le va a servir. No es capaz de sustituir a alguien que no puede respirar por su cuenta", dice.
Filtro
El Dr. Guerra admite que la poca disponibilidad de ventiladores los empujó a hacer uso de esta terapia: “En pandemia se ha tomado esta técnica debido al uso y poca disponibilidad de los ventiladores invasivos. Hemos tenido que echar mano a lo que hay, y a la fuerza nos hemos ido creando una experiencia con el uso de estas cánulas”.
“Hemos visto que sirve como primer abordaje de pacientes que no llegan inmediatamente a un ventilador mecánico, por lo que nos sirve como un filtro: pacientes que podrían llegar a requerir un ventilador, con esta técnica podrían no llegar a requerirlo”, afirma.
“Lo que estamos haciendo es sacarle el mayor provecho posible a la capacidad de los pacientes que pueden salir adelante por sus propios medios”, agrega. “También permite discriminar mejor a los pacientes que realmente requieren ventilador mecánico, porque esta cánula tiene un porcentaje de fracaso: no sólo conectamos al paciente y lo dejamos solo; esta terapia tiene que ser supervisada y un alto número de pacientes tienen una buena tasa de éxito, por lo que evitan el ventilador y su recuperación es más rápida”.
“Otros que fracasan con esta técnica, pueden ser detectados oportunamente y así discriminar mejor en quienes usar el ventilador mecánico. Además, nos sirve como puente de espera hasta encontrar una cama o ventilador disponible”, sostiene Guerra.
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