¿Qué es la yuxtaposición antártica?
Hasta ahora han durado los días de vino y rosas, y mecidos por los suaves vientos que recorrían la bahía pudimos salir a muestrear casi a placer, pero como nunca me cansaré de repetir aquí uno nunca puede confiarse.
Al menos Eolo y Poseidón nos respetaron hasta el ecuador de nuestra estadía es más de lo que podemos decir de expediciones anteriores. Es parte del baile Antártico, saber buscar y organizar el trabajo aprovechando las ventanas de mejor meteorología. Supongo que parte del encanto antártico es darse cuenta de nuestra insignificancia frente a los elementos.
Estos últimos días han sido así, Eolo ha comenzado a desperezarse y nos ha lanzado vientos sostenidos y moderadamente fuertes desde el norte. Con ellos ha aumentado sensiblemente la temperatura de la atmósfera y ha llegado la lluvia.
Sí, leen correctamente, lluvia. Hace unos años hubiese sido algo casi impensable o digno de reportar, pero por desgracia últimamente se ha convertido en un suceso común en la zona. Estos vientos que vienen del norte traen masas de aire más cálidas y húmedas que al llegar a estas latitudes se enfrían, calentando la atmósfera local, mientras el agua que transportan se condensa y da lugar a las precipitaciones que pueden ser en forma de nieve o de lluvia en función de la temperatura de la zona.
Como se imaginarán, les dije que había comenzado a llover, la temperatura atmosférica está en valores positivos (sobre cero) y eso hace que la nieve alrededor de la base comience a derretirse aceleradamente.
Esta sucesión estacional, desde la primavera hacia el verano, está ocurriendo desde que llegamos a la Antártica hace ya casi un mes; pero estos últimos días da la sensación de que el proceso se ha acelerado abruptamente. Esto hace que arranque la temporada del derretimiento y por eso detectamos la presencia de aguas menos saladas en la superficie de nuestra bahía y sobre todo cerca del glaciar.
A consecuencia del calentamiento atmosférico la nieve comienza a derretirse, y los glaciares sudan y desprenden más témpanos aportando agua dulce a nuestra bahía que hasta hace poco permanecía somnolienta aún con su pijama invernal de aguas heladas y saladas.
Si bien la atmósfera es caprichosa y reacciona rápidamente a los cambios, la bahía es perezosa y le cuesta más tiempo y energía cambiar su status. Por eso, aunque las aguas superficiales se han calentado algo estos días sobrepasando por fin el cero, unos metros por debajo el resto de las aguas permanecen aún cómodamente con el pijama invernal puesto. Continuaremos monitoreando cómo cambia la situación los próximos días.
Por el momento nosotros seguimos aprovechando para recolectar datos y muestras a cada ocasión que se nos presenta, aunque a veces sea en condiciones subóptimas. Aquí nunca se desaprovecha una ocasión así que este sábado pasado tras unos días encerrados en la base decidimos salir a muestrear, aunque no fuese desde nuestra plataforma habitual.
Armados de energía, o inconsciencia, nos hicimos a la mar a lanzar todos nuestros equipos a mano. Ya saben la vieja y confiable tracción animal de dos patas. Bajar equipos pesados a cien metros de profundidad es casi tan sencillo como costoso es izarlos. Nada que no se pase con un buen exabrupto. ¡Maldita gravedad! El bote es chico para tanto equipo, cabo, botellas, y bidones, muchos bidones, pero como me enseñaron mis mentores, cada dato es oro. Así que con un poco de sudor y un extra de mojadura salada regresamos al laboratorio con nuevos datos y muestras que nos ayuden a completar este puzle Antártico.
Y efectivamente, ahora mismo existe una clara disociación entre la dinámica atmosférica local (calentándose aceleradamente) y unas aguas de nuestra bahía que a fecha de hoy aún casi ni reaccionan a toda esa energía que les llega desde arriba después de viajar por el vacío cósmico. Es curioso como dos mundos en continuo contacto pueden tener tan poco que ver a veces, pero como ya les dije los tiempos de reacción y dinámicas de uno y otro se miden en la misma magnitud, el tiempo, pero en escalas muy diferentes
* El Dr. Juan Höfer, es oceanógrafo del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile (UACh) y académico de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV).
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