Hace pocos días, la Organización Mundial de la Salud (OMS) encendió las alarmas tras anunciar que los endulzantes no son efectivos para controlar el peso a largo plazo y pueden tener efectos indeseados si se usan por mucho tiempo.
Usados por gran parte de la sociedad, el organismo señaló que la estevia, sacarina y eritritol, pueden provocar diversas enfermedades cardiovasculares o diabetes de tipo 2.
A esto preocupante noticia, se suma un reciente estudio de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, publicado en la Revista de Toxicología y Salud Ambiental, Parte B, el que analiza los riesgos asociados a un edulcorante artificial, la sucralosa.
La sucrosala es 600 veces más dulce que el azúcar
La sucralosa es 600 veces más dulce que el azúcar y se puede encontrar en muchos productos horneados, refrescos, chicles, gelatinas y postres lácteos congelados, indica el análisis. Previamente, un estudio publicado en 2020 mostró que una de las marcas más populares -Splenda- era fácilmente el sustituto del azúcar preferido por los estadounidenses, con un 51,4 % de la población usándolo. El siguiente popular fue Sweet’N Low, que contiene sacarina, al 25%.
Los investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte observaron particularmente la sucralosa-6-acetato, uno de los compuestos solubles en grasa que se produce cuando la sucralosa se descompone (metaboliza) en el cuerpo, para determinar cómo afecta al cuerpo, particularmente al ADN. Ya habían estudiado el metabolismo de la sucralosa en 2018 , por lo que supieron de la existencia de la sucralosa-6-acetato.
En su estudio actual, los investigadores realizaron una serie de experimentos de laboratorio con células sanguíneas humanas exponiéndolas a sucralosa-6-acetato y analizándolas en busca de marcadores de genotoxicidad o daño al ADN.
“En resumen, descubrimos que la sucralosa-6-acetato es genotóxica y que efectivamente rompió el ADN en las células que estuvieron expuestas a la sustancia química”, señaló en un comunicado Susan Schiffman, autora del estudio.
Descubrieron que el químico era clastogénico; es decir, provocó directamente la rotura de las cadenas de ADN. Si el cuerpo no las repara o las repara incorrectamente, las hebras de ADN dañadas pueden provocar cáncer. Y sus pruebas mostraron que la sucralosa-6-acetato afectó negativamente los tejidos intestinales humanos.
“Otros estudios han encontrado que la sucralosa puede afectar negativamente la salud intestinal, por lo que queríamos ver qué podría estar sucediendo allí”, dijo Schiffman. “Cuando expusimos la sucralosa y la sucralosa-6-acetato a las células epiteliales intestinales, el tejido que recubre la pared intestinal, descubrimos que ambos químicos causan ‘intestino permeable’. Un intestino permeable es problemático porque significa que las cosas que normalmente se eliminan del cuerpo en las heces, en cambio, se filtran fuera del intestino y se absorben en el torrente sanguíneo”, añadió.
Los investigadores examinaron la actividad genética de las células intestinales para ver cómo se veían afectadas por la presencia de sucralosa-6-acetato. “Descubrimos que las células intestinales expuestas a sucralosa-6-acetato tenían una mayor actividad en genes relacionados con el estrés oxidativo, la inflamación y la carcinogenicidad”, estableció Schiffman.
¿Qué es realmente la sucralosa?
Considerando este complejo escenario, es necesario describir que es realmente la sucralosa. Se trata de un organoclorado utilizado como edulcorante artificial y sustituto del azúcar, que actúa en los receptores del tracto gastrointestinal, generando un sabor dulce que estimula la secreción hormonal.
La mayor parte de la sucralosa ingerida por el ser humano, no se asimila en el organismo, por lo que es acalórica. Químicamente hablando, su síntesis se consigue por la halogenación de sacarosa (azúcar común), reemplazando selectivamente tres de los grupos hidroxilo en las posiciones C1, C4 y C6 para dar el disacárido 1,6-dicloro-1,6-dideoxifructosa–4-cloro-4-deoxigalactosa.
Su poder edulcorante es de 320 a 1.000 veces mayor que la sacarosa, tres veces mayor que el del aspartamo y el acesulfamo K, y dos veces el de la sacarina. La ingesta diaria recomendada (IDR) de sucralosa es de 0-15 mg/kg/día.
Fue descubierta en 1976 de forma accidental por Shashikant Phadnis, alumno del King’s College de Londres en Reino Unido, quien mientras realizaba un trabajo junto con investigadores del Queen Elizabeth College intentando sintetizar azúcares halogenados en la Universidad de Londres comprendió mal una instrucción y agregó cloro al azúcar. Fue aprobado mundialmente en los años 90.
Descubren químico en un edulcorante artificial que daña el ADN
El estrés oxidativo ocurre cuando hay demasiadas moléculas inestables llamadas radicales libres en el cuerpo y antioxidantes insuficientes para deshacerse de ellas. Puede dañar los tejidos grasos, el ADN y las proteínas, lo que, a su vez, puede provocar enfermedades como diabetes, endurecimiento de los vasos sanguíneos (aterosclerosis), presión arterial alta y enfermedades cardíacas y cáncer.
La inflamación se asocia con enfermedades cardiovasculares, enfermedad inflamatoria intestinal, asma, depresión y enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide. La carcinogenicidad se refiere a la capacidad de una sustancia química o mezcla de sustancias para causar cáncer o aumentar su incidencia.
Lo que preocupaba a los investigadores era que la sucralosa lista para usar contenía pequeñas cantidades de sucralosa-6-acetato. “Para poner esto en contexto, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria tiene un umbral de preocupación toxicológica para todas las sustancias genotóxicas de 0,15 microgramos por persona por día”, explicó la investigadora.
“Nuestro trabajo sugiere que las cantidades mínimas de sucralosa-6-acetato en una sola bebida diaria endulzada con sucralosa superan ese umbral. Y eso ni siquiera tiene en cuenta la cantidad de sucralosa-6-acetato que se produce como metabolitos después de que las personas consumen sucralosa”, agregó.
En EE.UU., la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) regula el uso de edulcorantes, incluida la sucralosa. Por ley, como todos los demás aditivos alimentarios, los edulcorantes deben considerarse seguros para el consumo antes de agregarlos a los alimentos o bebidas. La ingesta diaria aceptable de sucralosa recomendada por la FDA es de 5 mg por kilogramo (2,2 lb) de peso corporal. Por lo tanto, para una persona de 68 kg (150 lb), 340 mg al día se consideran seguros. Un paquete de Splenda contiene 12 mg de sucralosa. Según el sitio web de la FDA , monitorean “la última ciencia disponible sobre los edulcorantes” para determinar su uso seguro.
La sucralosa también ha sido considerada segura por otros organismos reguladores de seguridad alimentaria, incluido el Informe del Comité Conjunto de Expertos FAO/OMS sobre Aditivos Alimentarios, la Rama de Protección de la Salud de Salud y Bienestar de Canadá y Normas Alimentarias de Australia y Nueva Zelanda.
Sin embargo, los investigadores dicen que los hallazgos de su estudio son una advertencia general para los reguladores y el público.
“Este trabajo plantea una serie de preocupaciones sobre los posibles efectos en la salud asociados con la sucralosa y sus metabolitos”, dijo Schiffman. “Es hora de revisar el estado regulatorio y de seguridad de la sucralosa, porque cada vez hay más pruebas de que conlleva riesgos significativos. Por lo menos, animo a las personas a evitar los productos que contienen sucralosa. Es algo que no deberías estar comiendo”, finalizó.