El crecimiento de las ciudades sin una adecuada planificación es uno de los principales desafíos que debe abordar el país para proteger a la población ante terremotos y tsunamis como el registrado hace una década en la zona centro-sur de nuestro país y que dejó más de 520 víctimas fatales.
Algunas de las lecciones clave que dejó el 27 F, pero también plantea lo que está pendiente para enfrentar este tipo de catástrofes, son:
- Una planificación urbana y una adecuada gestión de las zonas de riesgo en borde costero. Se trata de evitar la densificación en la costa, especialmente cuando se trata de familias vulnerables.
- Impulsar la evacuación vertical como medida de mitigación de riesgo de tsunamis en Chile. En países como Japón se construyeron cerros con los escombros que dejó el terremoto de 2011, para generar zonas de evacuación en altura conocidos como TEB (Tsunami Evacuation Building).
- Lo mismo que en el caso de Indonesia donde existen edificios con plataformas y azoteas para que la población pueda refugiarse ante un maremoto, especialmente los adultos mayores y las personas con movilidad reducida.
- Que el Congreso despache la ley que establece el Sistema Nacional de Emergencia y crea la Agencia Nacional de Protección Civil, organismo que reemplazará a la Onemi.
- Capacitar e informar a la población migrante para que esté preparada para enfrentar un terremoto y tsunami, considerando la gran cantidad de personas que han llegado desde Haití, Venezuela y de otros países en la última década.
- Fortalecer el rol de los municipios en la primera respuesta ante este tipo de emergencias para que no se queden esperando la reacción de distintos ministerios o de la Onemi.
- Recuperar y reforzar la señalética sobre las zonas de evacuación ya que muchas de ellas han sido abandonadas, son poco visibles o han sido dañadas, especialmente en ciudades dónde se espera la ocurrencia de un mega evento sísmico.
- Preparar a quienes promueven la actividad turística para proteger no sólo al turista local sino también a los visitantes extranjeros, considerando que, en localidades como Pelluhue, la mayoría de las víctimas fueron turistas que no pudieron escapar del tsunami.
Pablo Salucci, geógrafo UC y académico de la carrera de Ingeniería en Gestión de Expediciones y Ecoturismo de la Universidad San Sebastián *