¿Qué influencia podría ejercer el océano Pacífico en la propagación del coronavirus en Chile?

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Determinadas características en ciudades costeras, como una mejor ventilación y menor frecuencias de bajas temperaturas, podrían influir favorablemente en el desarrollo del virus en el país.


Bajas temperaturas, humedad relativa y baja radiación solar han sido señalados como factores que favorecerían la propagación del virus. En Chile estos factores se ven acrecentados en invierno.

Pero, ¿qué influencia podría ejercer el océano Pacífico en nuestro país en relación al coronavirus? Esto teniendo en cuenta las diferencias climáticas que existen con ciudades ubicadas en la misma latitud pero con otros océanos en sus costas, y considerando su calidad de regulador térmico.

Raúl Cordero, académico del Departamento de Física de la Usach y experto en cambio climático, argumenta que las ciudades costeras en general son más ventiladas y por lo tanto, tienen menos índices de contaminación atmosférica que ciudades lejos de la costa.

Chile es un país marítimo, de norte a sur existe la presencia del océano Pacífico. Este baña sus costas en una extensión de más de 8.000 Km.

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Los océanos son los grandes determinantes del clima de las ciudades costeras, señala Cordero.

“En general las ciudades en la costa presentan diferencias entre la temperatura máxima diaria y la temperatura mínima diaria, menores a las observadas en localidades del interior. La influencia del mar hace que las ciudades costeras de latitudes medias no presenten temperaturas bajo cero con igual frecuencia que las localidades del interior”, añade Cordero.

Los océanos son los grandes determinantes del clima de las ciudades costeras. “En particular, la temperatura superficial del mar puede determinar el clima de localidades costeras. Diferencias en la temperatura superficial del mar explican algunas diferencias en el clima de ciudades costeras que se encuentran en la misma latitud”, señala el académico.

Por ejemplo, “en Buenos Aires los veranos son cálidos, húmedo y lluviosos, mientras que en Valparaíso los veranos son agradables pero secos. Las bajas temperaturas y la contaminación parecieran favorecer la propagación y las tasas de letalidad del virus, respectivamente. Por lo tanto, la mejor ventilación, la mayor humedad y la menor frecuencia de temperaturas mínimas extremas podrían favorecer la situación de ciudades costeras”, añade Cordero.

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Bajas temperaturas, humedad relativa y baja radiación solar han sido señalados como factores que favorecerían la propagación del virus.

Sin embargo, el académico de la Usach destaca que “es importante subrayar que el clima y la contaminación son solo unos de los factores para ayudar a entender algunas diferencias regionales en las tasas de incidencia de la enfermedad. Ciertas condiciones climáticas o ambientales puede ayudar o perjudicar la propagación e impactos de la enfermedad, pero su efecto no se compara con el de factores claves como el distanciamiento social”.

“Sin distanciamiento social no hay manera de contener el virus. Prueba de esto es el dramático caso de Guayaquil en Ecuador, que es una ciudad costera”, finaliza Cordero.

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